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lunes, 30 de mayo de 2011

5.- ANGEL Y ASUN

- ¡Angel! tengo que decirte una cosa. -dijo Asun-.
-Tu dirás, si es que se nos acabó el dinero de este mes… ya lo sé, ya se me ocurrirá algo.
-Eso también, pero no es eso, Mª Luisa, que está embarazada.
-¿Maria Luisa? ¿qué Maria Luisa?
-La sobrina de Vicente, ¡qué Maria Luisa va ser, si no hay más!
-Perooo, peroooo… si tiene, ¿cuántos? ¿17?…
-Va a cumplir 18 años, pero para el caso, nos dá lo mismo, no lo sabe nadie, por no saberlo no lo sabe ni ella. Como no tiene padres, desde que era pequeña, cuando vino para casa de su tio Vicente, me ha tenido como vecina y sabe que soy como si fuera la madre que no tiene, porque su tía, si se entera de esto la mata.
El caso, es que ha venido a preguntarme si iba con ella al médico, porque llevaba más de dos meses sin tener el periodo, y la muy pánfila, no sabe ni lo que significa eso, y por mi, de momento que no lo sepa. A duras penas, he conseguido que guarde el secreto y que no se lo diga a nadie.
-¿Quién será el padre de la criatura?, bueno, da igual, si solucionamos esta, es que ya solo nos queda que hacer milagros.
-Pues como no he dicho nada de que va a tener un bebé, pues no voy a preguntar nada. Pero nos lo va a tener que decir. Por de pronto, a ver que hacemos con ella, porque no pienso dejar que se encargue nadie de esto, para que luego la lleven a una institución de esas, que se queda sin el niño, o que a alguien se le ocurra otro remedio peor. No se qué hacer,Angel…
-Algo se me ocurrirá…
Estaba claro, que ni pensar en dejar a una criatura de 18 años, que ni sabía que estaba esperando un hijo a merced de su tío ni de nadie. Sabía de rumores, de adolescentes engañadas, que se intentan quitar el problema con abortos caseros y que terminan perdiendo la vida. Sabía por confesiones, que le habían quitado el sueño, como otras chicas, habían disimulado el embarazo, y el hijo, figuraba como hijo de su abuela y no de su madre… De otras que habían sido convencidas para ingresar en un sitio especial donde las cuidarían, pero en el que salieron sin hijo, pensando que había muerto. Había confesiones espeluznantes en las que le habían relatado, como algunos bebés, se habían vendido o incluso regalado. Familias pudientes, comprando niños, mientras las madres biológicas vivían un tormento pensando que éste había muerto.
Monjas y médicos involucrados en tráfico de hijos inocentes.
Todo un despliegue desvergonzado para contentar a ricos y solucionar el problema a pobres, y sin embargo, ni un solo segundo para explicar a esos adolescentes el riesgo, el significado o la consecuencia del sexo. Algo tan innato, que era inevitable, y Angel lo sabía de sobra.
Y nadie para informar a los chicos.
Maria Luisa ya había tenido la desgracia de perder a sus padres en la guerra, un bombardeo les acertó de pleno, y ella se salvó de milagro. Era una injusticia que además tuviera que pagar un tributo más a la vida, y todo porque la había tocado vivir en una sociedad condicionada por la dictadura, por el “qué dirán” y por la ignorancia general. ¡Ojalá que las generaciones posteriores estuvieran mejor informadas!, pero tal y como estaba el panorama político-religioso en el pais, lo veía muy difícil.
Angel ignoraba muchas cosas, pero el confesionario, le había puesto al día, tenía que escuchar hasta el más mínimo detalle de cosas que ni se había imaginado nunca, de atrocidades que el creía inconfesables. Hasta su relación amorosa con Asun parecía un juego de niños al lado de semejantes barbaridades.
Asun se llevó a Maria Luisa a casa de Angel, y allí, entre los dos explicaron a la pobre chica lo que sucedía. Lloraba sin consuelo, no cabía en su cabeza que lo que había hecho con aquel chico, fuese lo que daba lugar a un embarazo. Sus tíos, tan beatos ellos, le habían dicho, que las personas no se reproducían como los animales, por eso ella accedió sin miedo ante aquel chico, que encima, iba camino de embarcar para América, porque su padre había ido para allí, y ahora que tenía medios para subsistir, se llevaba a su familia, y ni idea de quién era el chico, ni su padre, ni si la historia era verdad…
No encontraban solución, como se enterasen en el pueblo, se iba a armar la de San Quintín, no eran tiempos para escándalos.
Antes que nada, Asun convenció a los tíos de Maria Luisa, de que un familiar de Don Angel, necesitaba una empleada del hogar en la capital. Los tíos, no lo pensaron, vieron la oportunidad de librarse de la responsabilidad de su sobrina, y encima vislumbraban un posible negocio, si ella cobraba, algo les mandaría. Accedieron enseguida.
Pero la niña, de momento, se encerró en casa de Don Angel sin que nadie se enterase, no podía salir, pero estaba advertida de todo lo que podía pasar, y nadie se dio cuenta de que estaba allí. Lo que no podían hacer era mandar dinero a los tíos, porque no tenían nada, y encima una boca más que alimentar.
Las colectas, perdieron un alto porcentaje, Angel decía al obispo que la cosecha se había arruinado y no había ni una perra, pero la parte del dinero que faltaba iba en realidad para los necesitados… los necesitados que vivían en la casa parroquial.
Maria Luisa no engordaba mucho, pero la verdad que comía por dos…
Asun hacía milagros para llegar a fin de mes. El teniente perdía la partida muchos días. La sotana de Angel, la única que le quedaba, parecía un retal, tenía los codos mil veces reparados.
Vendió la bicicleta, y ahora tenía que moverse en la burra de un vecino, y buen amigo. Muchos días, era el teniente quien le ayudaba.
A medida que se acercaba el momento idefectible e ineludible del parto, la cosa se complicaba, porque los niños, una vez salen al mundo, hacen bastante ruido.
-Angel -dijo el teniente-, nunca te he dado las gracias por guardarme el secreto de lo mio con la Encarna, no se cómo pagártelo…
-Pues mira, te voy a decir cómo…
Angel le contó un poco por encima el problema al teniente, que se escandalizaba por momentos, en los cuales, Angel le recordaba que otro escándalo parecido era lo suyo con Encarna. Al final, el teniente, resulta que tenía los padres viviendo en una provincia que distaba unos trescientos kilómetros, y que estaban solos, que tenían tierras y varios empleados, que les podía enviar a Maria Luisa, y decirles cualquier mentira, como que era viuda prematura o lo que fuese, que a sus padres, no les suponía ningún problema tener más o menos trabajadores.
El teniente, le dio la dirección de sus padres. Ahora solo quedaba sacar a Maria Luisa de su casa, conseguir dinero para tres billetes de tren, uno de ida para Maria Luisa, y otro de ida y vuelta para Asun, porque a la chica no se la podía dejar sola.
Necesitaba el dinero. Sabía desde hacía mucho tiempo dónde estaba el dinero que le habían robado a aquel ricachón que se pasaba por marqués. Lo sabía desde hacía tres años, desde el mismo día que se lo robaron, ya que al ladrón, le cogieron en la iglesia mientras se confesaba, fue a la cárcel, pero no confesó, allí iba a estar mucho tiempo, pero la cantidad de dinero era importante. Y Angel, sabía dónde estaba el dinero… “El que roba a un ladrón, cien años de perdón”. Pero que poder tan grande tenía con esto de las confesiones, tenía que soportar pesadillas provocadas por algunas confesiones, pero veces como esta, le venía bien… No cogió todo el dinero, solo lo necesario, pero vio que era muchísimo, por eso el ladrón, no confesó, con la esperanza de salir algún día y recuperar el botín
Y así se hizo el viaje, efectivamente, los padres del teniente, no hicieron preguntas, es más, encantados de tener a la chica allí, porque era encantadora, además, supusieron que en realidad, era un desliz de alguna persona importante, y que su hijo, quería hacer el favor a un pez gordo, así que fueron muy discretos.
Asun faltó varios días, porque el parto se presentó casi a su llegada a aquel lugar. Cuando se fué dejó en aquella a un niño saludable, a los padres del teniente, como si hubiesen tenido un nieto, y a la chica convaleciente.
Pero a Asun, la esperaba una sorpresa desagradable a su regreso… Todo su mundo se iba a desmoronar.

jueves, 26 de mayo de 2011

CON LOS CINCO SENTIDOS

Me metieron a la fuerza en un calabozo, en un pozo oscuro y aislado, allí, amputaron todos mis sentidos. Mal alimentado, y entre una humedad pegajosa, se apoderó de mi una gripe cada vez más fuerte, que me hundió en un abotargamiento que me tenía obturados nariz y oidos, y estaba ciertamente sintiendo la sensación de estar en una nube, de no estar realmente allí, ni en ningún otro lugar, la sensación de no existir.
* No veía nada en aquella oscuridad ignorante de la luz.
*No oía nada en un lugar tan alejado y olvidado por los sonidos, que, sumados a la gripe, ni siquiera oía mis propios ruidos.
*No olía nada, porque hasta la humedad y el moho, y la propia suciedad, habían dejado de percibirse por mi nariz atascada.
*No degustaba nada, porque solo me alimentaban con agua sucia y pan duro.
*No percibía ninguna sensación en mi cuerpo entumecido, como un tetrapléjico.
*No era capaz de imaginar. Era un vegetal sumergido en el punto más profundo del océano.
Era imposible estar más muerto.
Y entonces... apareciste tu.
* Y pude ver; y en cuanto mis ojos se adaptaron a la luz y vieron los tuyos. Vi. Y vi los colores llamativos de las flores, las luces de neón, y vi el verde intenso de la hierba y de los árboles, el plumaje de las aves, el color del cielo y del bosque. Vi un estallido de color, las estrellas, peces de colores, cuadros, paisajes… Vi tu rostro, y me enamoré de ti, de tus ojos, de tus labios, de tu pelo y de tu sonrisa.
*Y pude oir; oí el canto de los pájaros, las voces de los hombres, oí llover, oí la corriente de los ríos, oí el viento entre los árboles, oí los pasos de la gente, oí lo que me decían, oí la música, oí cantar. Te oí llegar y me enamoré de tu voz, de tu risa… de tus suspiros.
*Y pude oler; olí el aire fresco, olí el suelo mojado, olí la escarcha de la mañana, olí las flores, olí perfumes olí a nuevo y a viejo, olí a pino y a limón, a menta y a melocotón, olí la fragancia de tu cuerpo, pura esencia de ti.
*Y pude comer, degustar comidas exquisitas, bebidas refrescantes, probé dulces y sabrosas frutas, bebí limonadas recién hechas, probé extraordinarios vinos, probé deliciosos sabores. Y por fin, comí de tus labios y sacié mi sed en tu cuello, comí de tí y pensé que no me cansaría nunca, tanto, que temí terminarte y quedarme sin nada.
*Y recuperé el tacto en todo mi cuerpo, sentí frío y calor, sentí vitalidad y fuerza, sentí el viento, sentí el agua recorrerme de pies a cabeza, me sentí limpio, sentí hormigueos y escalofríos. Toqué tu cara y acaricié tu pelo, sentí tus besos y tus caricias, sentí tu aliento y tu calidez, sentí todo tu cuerpo, sentí hasta tu mirada y toqué la felicidad. Tantas y tantas sensaciones, que todo mi cuerpo era una neurona con sobredosis de adrenalina despidiendo tanta electricidad como un relámpago.
*Y se activó mi imaginación, imaginé el mar, imaginé una bonita playa, imaginé poesía, imaginé una canción, imaginé hacer cosas, imaginé un futuro, imaginé una situación, imaginé una amistad. Y acordándome de ti, me imaginé el cielo.
Vi con claridad cosas borrosas. Oí susurros a voces. Olí nítidamente fragancias imperceptibles. Noté el sabor más insulso y sentí algo inédito. Reviví. Gracias. Contigo. Te quiero.

lunes, 23 de mayo de 2011

4.- ANGEL Y ASUN: A LA ASUN... ¡NI TOCARLA!

* Esta es la cuarta entrada, donde la cosa se va poniendo un poquito seria.

Llevaba un buen rato mirando por una rendija de la ventana, para ver si veía venir a la Asun. De pronto, al final de la calle, apareció. El pelo recogido, dejando ese cuello blanco y suave a la vista. (¡Quién fuera un vampiro para pararse ahí un buen rato!). Caminaba deprisa, con gracia, alegre, jovial, resplandeciente, con una sonrisa deslumbrante… ¿tendría algo que ver el beso de anoche?, pensaba don Angel (vamos a quitarle el don). Porque él, se había levantado contentísimo, estaba más nervioso… le temblaban las manos, se le salía el corazón, los latidos retumbaban como las campanas en día de fiesta, no acertaba a ponerse los botones de la manga, y el alzacuellos… ni sabía dónde estaba.
Venía la Asun, guapa, guapa, guapa… parecía de película, con esa sonrisa boba, que hasta el maestro, se quedó mirando desde el aula… ejemplo que siguieron todos los chicos…
-¡Qué guapa va hoy la Asun! -dijo María inocentemente-. ¡Va como nunca…!
Eso despertó al maestro que siguió con la clase de… se le había olvidado.
A punto de entrar, Asun se estiró el vestido se retocó el pelo, aunque no se percató de un mechón que se escapaba hacia su rostro, dando todavía más encanto. Entró, cerró la puerta, y allí, al fondo del pasillo, como si fuese una aparición, sin el alzacuellos, que no parecía un cura… Angel.
-¡Ay Angel! Al final terminamos cagándola, ya lo verás. - y entró en la cocina.
-Asun… -dijo tan bajo que no le oyó-. Te quiero… -no supo si lo dijo o lo pensó-.
No veía Angel la hora de llegar a casa, no veía ni por dónde pisaba, iba ciego, desesperado por volver a verla, envalentonado, esperanzado… Al final… la iban a liar…
Ahora era Asun la que miraba por la ventana. Allí venía él… ¡Tan guapo!, decidido… se tropezó, como siempre, pero es que esas cosas eran las que la hacían quererle más y más…
Cuando estaba llegando, Asun bajó al sótano…
-¡Asun! ¿dónde estás?
-¡Aquí! ¡En el sótano! ¿puede usted bajar a ayudarme?
Estaba todo pensado, ella estaba intentando coger una caja grande de una estantería alta, y hacía como que no podía con ella. Cuando el llegó, se puso detrás y cogió la caja, que estaba vacía y no pesaba nada, fue cuando Asun se dio la vuelta… echó los brazos al cuello de aquel hombre, le quitó el alzacuellos… que así no parecía un cura, y le besó con pasión, la caja se cayó, se dio la vuelta, y sus cabezas quedaron dentro de la caja, “la caja mágica del amor”.
Luego, todo quedó en suspenso… él, anhelado el beso en el cuello… no pudo evitarlo, la fue besando, besín por aquí, besito por allá… Era mediodía, y no podía ser… Ella se separó, y subió corriendo.
Estaba en una nube.
¿Quién?
Los dos, los dos…
Al día siguiente, Asun no apareció en toda la mañana, no vino ni para preparar la comida. Angel estaba preocupado, así que se fue hasta la casa de la Asun. Salió una de sus primas envuelta en un mar de lágrimas.
-¿Qué es lo que pasa? -preguntó preocupado-.
-La guardia civil se ha llevado a Asun al cuartel…
-Pero ¿Por qué?
-Alguien denunció que pasaba información a los maquis del monte, y de que les llevaba comida.
-Asun hace tiempo que no sabe nada de ellos. ¿Quién denunció?
-No nos lo han dicho, pero seguro que fue el Maximiliano, que está que arde porque la Asun no quiere venderle las tierras de su padre, y encima le llamó paleto, engreído de mierda y chivato y…
Y Angel ya no escuchaba, salió disparado hacia el cuartel. El teniente era su amigo, pero… cuando le hablaban de rojos se ponía como un toro bravo.
El teniente salió a recibirle. Estaba muy serio, sabía que Angel le tenía mucho aprecio a Asun. La profunda amistad del teniente con Angel, le incomodaba a la hora de afrontar un cara a cara con el cura.
-No puedo hacer nada, Angel, han denunciado que la vieron ayer subir comida al monte, y reunirse con los maquis. Si no quitan la denuncia…
-Ayer no pudo hacer tal cosa, tuvo mucho trabajo, porque su tío está en cama muy enfermo, y no dejó de ir a mi casa, no tuvo ni tiempo de subir al monte, es una mentira como una casa, y tu sabes mejor que nadie que es una excusa para quitársela de en medio. ¿Quién la ha denunciado?
-Mira Angel, no es la primera vez que Asun está involucrada con esa gente, y además no puedo decirte quién la ha denunciado, eso es confidencial.
-Teniente, lo que es confidencial, son las confesiones, ¿sabes la cantidad de cosas que me cuentan en las confesiones?, ¿y el poder que eso me dá?. Me lo cuentan todo, sobre todo la Encarna, la mujer del farmaceútico, ese que es hermano del coronel Aguado, ¿Te suena la Encarna? -dijo Angel-.
El adulterio del teninete, quedó patente, eso ya era grave, pero además, la Encarna estaba casada con el hermano del coronel Aguado, y eso ya no solo era grave, era peligroso.
-¡Angel!, no serías capaz de romper el secreto de confesión.
-¡Ah! ¿y no es de eso de lo que te has aprovechado siempre con el cura anterior, que hasta le costó la vida?. Tu secreto está a salvo, pero dime quien es el denunciante… y me consta que ya es tarde, pero no pegues más a la Asun… y ni se te ocurra cortar ese pelo…
-Tu mandas, denunció el Maximiliano. Te prometo que no la pegamos más, y no cortaremos el pelo, pero… para lo del aceite de ricino… me temo que ya se ha tragado un litro…
-Teniente, dame unas horas, se quitará la denuncia. Tu secreto está a salvo, pero esta me la debes.
Angel fue derecho a la cuadra de Maximiliano, le encontró limpiando los pesebres, allí le arrinconó, le dió dos buenos rodillazos y le dijo.
-Quiero verte correr a quitar la denuncia, dices que hoy has vuelto a ver a una mujer llevando comida, y que te debiste confundir, porque la Asun lleva todo el día detenida y de ninguna manera ha podido ser ella.
-Eso no va poder ser, padre.
-Eso si va a poder ser, porque igual que tu te has inventado lo de Asun, yo me puedo inventar una confesión que te involucre a ti en un romance con una mujer casada, o con los mismos rojos… y digo que has denunciado para desviar la atención.
-¡Eso es mentira!
-¡Y lo tuyo también!, y ya sabes lo amigos que somos el teniente y yo. Me va a creer fijo.
Maximiliano, corría como un loco hacia el cuartel, no pensó que este cura, con la fama de no haber denunciado jamás nada, pudiese ser tan hábil.
Angel llegó al cuartel, y sin decir nada, se hizo cargo de la Asun. El aceite de ricino ya había hecho efecto, la Asun estaba humillada, empapada de la diarrea producida por el ricino, que no le habían permitido ir fuera, manchada su ropa con su propia mierda. La ceja partida, varios cardenales, casi no se tenía en pie… Al menos no habían cortado su pelo.
Angel se quitó la Sotana, se quedó en pantalones y camisa, envolvió con ella a la Asun para que nadie viese como se lo había hecho encima, incapaz de contener el efecto del aceite de ricino. La llevó en brazos hasta la casa parroquial. Por el camino, le encargó a uno de los chicos que fuese a pedir ropa limpia para la Asun a sus primas. Casi llegó el chico con la ropa limpia a la vez que Angel, que ya casi no podía dar un paso cuando llegó a su casa.
Anochecía cuando llegaron, preparó un baño, favor que debía a la Asun desde hacía dos días, la desnudó con cuidado, el llanto de la Asun hacía resbalar las lágrimas de Angel por primera vez desde niño. Tiró la ropa sucia para el corral, y lavó cuidadosamente todo el cuerpo de Asun, que no dejaba de abrazarle en ningún momento, ya no lloraba… Con cuidado fue curando y limpiando la ceja partida. La besaba una y otra vez.
Vistió a la Asun con cuidado, la llevó en brazos a la cama. Bajó de nuevo, cambió el agua y se preparó un baño, luego subió y se metió en la cama con Asun. El abrazo inicial continuó con todo un ritual de amor. Era la primera vez que consumían un poco de aquel amor, tenían intacta toda la pasión que se despertaban uno en otro, ya todo daba igual, pecado o no, no podían detener su acelerado corazón de ninguna manera, era inevitable. Era la primera vez, y no se habían dicho ni una palabra.
Asun, estaba a puntito de pensar que había merecido la pena pasar por el cuartel… ¡que leches! había valido la pena, y volvería a repetir mañana mismo si el resultado era el mismo, ni remordimientos ni leches, si era atea hasta la médula.
Angel, tampoco tenía remordimientos, la gente le decepcionaba día a día en el confesonario. Pero el, tenía otra cosa en mente.
Cogió el telescopio, y estuvo dos días para confirmar que en el campamento de los del monte, todos los días comía un perro, y el sabía que era el perro del Maximiliano, que aprovechando que éste subía al monte todos los días, se escapaba a comer las sobras del campamento. Disimuladamente, ató una nota al collar del perro, Maximiliano no sabía latín, pero en el monte estaba aquel maestro… ojalá estuviese todavía, anotó en latín el chivatazo del Maximiliano, ya los del monte sabrían qué hacer…
-Te vas a enterar ¡A LA ASUN, NI TOCARLA!

Este dibujo lo ha hecho Mito, de http://mitodos.soy.es para este capítulo, no he podido contactar con él, si lo ve y decide que lo quite, lo quitaré.

sábado, 21 de mayo de 2011

TENGO UNA PREGUNTA PARA USTED

Hoy he llevado a las niñas de infantil y cadete de baloncesto de Mansilla de las Mulas a una convivencia de baloncesto a Toreno, un pueblo precioso situado entre Ponferrada y Villablino.
El viaje eran unos 130 Km. llegamos tarde porque antes tenían un partido en Mansilla, y nos esperaron amablemente, porque la gente de Toreno es encantadora de verdad, es una gente extraordinaria (hoy va de gente extraordinaria).
Me fui desde el pabellón deportivo a buscar una cafetería, y paseando, salí a la plaza del ayuntamiento, allí, me tomé mi café con leche, y... ME HAN COBRADO... ¡90 CÉNTIMOS! hacía tiempo que no me cobraban menos de un euro.
Cuando todo el mundo está cobrando 1.10, y de ahí en adelante, hoy me ponen un café estupendo, acompañado de su bolsita de azúcar blanco y también de su bolsita de azúcar moreno, amén de su pastita, y además de una sonrisa (ya he dicho que hoy solo me he encontrado gente maravillosas) y todo por 90 céntimos, y encima que muchas veces no te sonrie nadie, que a veces te preguntas si el café con leche es con buena o con mala leche.
TENGO UNA PREGUNTA PARA USTED
Cuando hace unos años en ese programa le preguntaron a ZP, ¿a cómo estaba el café en Toreno? ¿Se daría un garbeo recientemente por allí? ¿Que pensaría la encantadora camarera al ver que se montaba tal revuelo por el precio del café que ella tenía en su cafetería? ¿Por qué estoy poniendo cuatro preguntas si solo tenía una PREGUNTA PARA USTED? 

jueves, 19 de mayo de 2011

MIROS

MIROS

Al final, he tenido que abrir otro blog a petición de Mito, kanelita, Pili, Raquel, y otras tantas personas, que no pudieron leer "Miros", empiezo por el capítulo 1, seguiré publicandolo periódicamente, como la otra vez.
Siento que lo debo. Este libro, no se editará, porque al final, me he dado cuenta de que no conseguiría gran cosa, probablemente gastos por mi parte, y dolores de cabeza.
Además, que me encanta poner un libro, ya me hubiese gustado tener a mi disposición libros cuando no tenía un duro para adquirirles. Por eso, porque en un principio, lo escribí para adolescentes, por eso lo puse la otra vez, porque ellos (que viajaban conmigo en el bus al instituto, no tenían dinero, ni biblioteca en su pueblo) lo volverán a leer.

MIROS para mis chicos, que se que esperarán a terminar los exámenes, pinchar en MIROS.

Para entrar, ir a mi perfil y en mis blog pinchar en MIROS, o más fácil, pinchar en esta entrada donde pone MIROS  en color gris, que os llevará directamente.

miércoles, 18 de mayo de 2011

IDIOSINCRASIA

- ¡Papá! ¿tú crees que la idiosincrasia del pueblo español...
- ¡Niño! ¡no digas palabrotas!
- ¡Papaaaaá! ¡pero si lo dice Cervantes!
- ¡Pues no quiero que vuelvas a andar más con ese chico!

*Eso... la idiosincrasia del pueblo español... hay de todo... ¿quién la define?

*IDIOSINCRASIA: Del griego "idio" propio, "synkrasia" temperamento. Conjunto de características propias de un individuo o de una colectividad.

Que la situación actual acrecentará el número de "Rinconetes" y "Cortadillos", y volverá locos, (y no la culta locura de Don Quijote), a todos l@s economistas caseros (de su casa).

lunes, 16 de mayo de 2011

3.- ANGEL Y ASUN: LA ODISEA

* Esta es la tercera parte de seis, es la más divertida.

-¡Don Angel! ¡Don Angel!
-Dime hijo...
-Que ha dicho el cura de ahí arriba que si puede usted subir a decir esta tarde el entierro con él, que no puede hablar, que está afónico...
-Vaaale, le dices que allí estaré.
-Ya -dijo Asun-. No pensará usted en subir con esa bicicleta, que tiene los frenos todos gastados, que como va usted siempre como un loco, están ya para pocos trotes...
-Todavía aguantan, Asun.
-Y lleve usted un paraguas, que va a llover...

Salió para el pueblo de arriba nada más comer. No comió apenas, porque como tenía que subir en bici, no quería estar muy pesado.
Dijo el funeral, y se lió a hablar con el cura del pueblo, que cada vez estaba peor de la afonía, pero que no se callaba ni debajo del agua. Como se le hizo un poco tarde, bajaba con la bici, que ni los chavales de 15 años, ¡como un loco! Cuando ya terminaba la pendiente más pronunciada, cuando más deprisa iba, la curva de la Sierra que se le viene encima... los frenos que dijeron basta, hierro con hierro, la bici cada vez más rápido, la curva cada vez más cerca... imposible frenar.
De frente el carro de Ramiro cargado de hierba... menos mal que no lo vio nadie, del golpe que se dio contra el carro, salió despedido por encima del carro. Cuando creía que iba a tener la suerte de quedarse encima de la hierba del carro y salir ileso, la inercia le mandó para el otro lado. Intentó agarrarse de algo, pero la hierba pisada en el carro, no le sujetó, y encima le hizo cortes en las manos...
Cayó como un saco, el ojo morado, el labio partido y la sotana rasgada... y la bici... ¡ooh!, la bici... estaba doblada, incrustada en la rueda del carro, que para sacarla, las pasó canutas. Dejó la bici escondida dentro del corral de Ramiro, el buen hombre, era muy discreto, pero aún así, a ver cómo le explicaba el percance.
Siguió andando, la carretera daba una curva muy pronunciada, y con las magulladuras que tenía y ese aspecto, ni quería tardar en llegar a casa, ni quería que nadie le viese. Por eso, decidió atajar por los prados. Entró por la portillera, y cuando ya estaba a medio prado, comenzó a llover... como había dicho Asun... y... ¿Donde estaba el paraguas?- En casa.
Se estaba empapando, todo magullado, con la sotana llena de barro... y no encontraba un sitio decente para salir del prado, las sebes eran nuevas, y estaban bien cerradas, porque como Ramiro lo mismo metía vacas que ovejas... pues para que no se escapasen. Ya estaba desesperado cuando vio un pequeño gatero. Se puso a gatas, para terminar de embarrar la sotana, y cruzó al siguiente prado. Éste en vez de sebes, tenía alambre de espino, y cuando fue a salir hacia el camino, como la sotana estaba llena de barro, y pesaba lo suyo, se enganchó con las púas del alambre, y la sotana se rasgó más todavía, el forro ya iba a rastras, que parecía que llevaba un vestido de cola.
Cuando llegaba ya cerca del pueblo, era ya noche cerrada, no paraba de llover, y encima allí estaba el dichoso perro de Arsenio, que tenía la fea costumbre de morderle la sotana. Y claro, esta vez lo tuvo bien fácil, mordió el forro que iba arrastrado y se quedó con el...
Estaba empapado, y cada vez llovía más, la lluvia le resbalaba por la cara, y no veía nada, así que cogió un tablón y se lo sujetó por encima de la cabeza con las manos... que fue cuando se resbaló, y se dió con el tablón en las narices, que no paraban de sangrar, con lo que la sotana, ya tenía barro, agua y sangre.
Con el pañuelo todo mojado iba sujetándose la nariz. Dio un rodeo por detrás del bar, porque ya solo le faltaba que le viesen pasar por delante del bar ¡menudo pitorreo! si le llegaba a ver alguien... vamos, no quería ni pensarlo...
Por detrás del bar había una puerta de madera, con uno de esos huecos para que entrase y saliese el gato, pero lo suficentemente pequeño para que no se escapase el perro...
El perro "encabronao" con el gato... el gato bufando... sube aquí... sal por allí... de repente el hueco de la puerta a su alcance, ¡su salvación! se tira a el como un relámpago... Don angel con la cabeza hacia arriba para que se pare la hemorragia... el gato que sale "diaparao"... Don Angel que pasa a tal tiempo...
Cura por el suelo. Gato enredado entre los pies y la sotana embarrada. Golpes por aquí, arañazos por allá...
Por fin se deshizo del gato... Cabizbajo entró en casa. No se atrevía a dar un paso en la casa relimpia. Oía a Asun en la cocina preparando la cena.
-¡Asun! -dijo bajito-. Por favor puedes venir un momento.
-¡AAAH! ¡Pero cómo viene usted así! Ya me parecía a mi que tardaba. ¡No me lo diga! ¡No me lo diga!... Los frenos... y sin paraguas... -
Y la Asun empezó a sonreir, y la risa, pugnaba por salir, ¡No! pugnaba por explotar. Don Angel avergonzado, comienza a relatar su odisea.
Asun comienza a reirse mientras hace un ovillo con la sotana, que no parece tener arreglo.
Mientras Asun prepara un baño, Angel va contando... Asun ya no puede más, comienza con una risa suave, pero pronto las carcajadas son inevitables.
La cuesta....jajaja....los frenos no van...jajajaja...el carro...juajuajuuuua...bufff... la biciiii... juuuuuajaja... atajo...jajajaja... el alambre... juajuajijijijiji... el perro el Arsenio... jijijijijuajuuuuaaa... (la Asun se doblaba sobre si misma, ya le dolía de tanto reirse).
Pero es que... luego ¿sabes el gatero ese de la puerta del bar?... juuua juuua y encima entre que me quitaba el gato de encima y no, me arañó los tobillos pero bien... juuua jajajajaja.
Ya estaba el pobre cura metido en la bañera, tapando lo más que podía su desnudez y sus heridas y cardenales. La Asun llevando agua caliente, a punto de caer de la risa.
-¡Cállese por favor Asun! que bastante humillado vengo ya, ya se que me lo advirtió...
Pero la Asun era víctima de un ataque de risa, no había manera de parar.
-Le pido por favor que pare, me estoy enfadando de verdad.
Que nada, que no podía parar.
Así que don Angel, ya no aguantó más, cogió a la Asun con las manos por el cuello... y la besó en todos los morros... un buen rato... bastante rato... mucho rato.
Las risas cesaron... al menos en lo que duró el beso... luego silencio, luego otro beso, luego miedo... Asun salió de allí por miedo a perderse. Cerró la puerta tras de sí, apoyó la espalda en la puerta cerrada, la mano derecha sobre sus labios, la mano izquierda sobre su corazón desbocado. El momento pasó, una sonrisa en su rostro, estaba contenta... se dirigió hacia la cocina... no pudo evitar otra vez las risas.
Don Angel en el agua metido, asustado, el ojo morado, el labio partido, lleno de magulladuras, las piernas llenas de arañazos... y sin embargo no le dolía nada.

CONTINUARÁ......LO PROMETO


Este relato, inspiró este dibujo que ha realizado Mito de http://mitodos.soy.es 

sábado, 14 de mayo de 2011

ANDORRA

Nos informa Marta ("una soñadora más"), en su blog "cartas que nunca leerás", de que EEUU ha enviado 3000 millones de dólares a Andorra pensando que era un pais africano, y que cuando intentaron recuperarlo, los andorranos ya lo habían gastado. (mejor que visitéis el blog de Marta)*

Y va el responsable y dice que es difícil estar al día porque hay cientos de paises en el mundo. Pero... digo yo que antes de enviar ¡3000 millones de dólares...! habrá que informarse.

Total, que como se independice el Bierzo, me mudo para Ponferrada, les llamo, les expongo que estamos en Babia por el norte, que tenemos La Cabrera por el sur... que se lían un poco, se piensan que hemos sufrido los efectos de un Tsunami, y a ver lo que nos cae...

No os lo perdáis, porque luego dice el tío, que en Andorra se lo han gastado en arreglar los chalets de esquí, y las saunas...

Si yo fuera Ceuta y Melilla... intentaba pasar por pais como fuese, hay que aprovechar que el iluminado este anda un poco despistado geográficamente...

Claro, así anda de BELLA  Andorra, ¡así cualquiera, con ese dineral!

*Pinchar en mi perfil, buscar en los blog que sigo, "Cartas que nunca leerás", y la entrada del día 13 de mayo.

viernes, 13 de mayo de 2011

SILICONA

Acabo de ver en el blog “mis cosas mis días” de tapatihappy, que hay champús con silicona. Ya las mujeres, ponéis silicona en todo. ¿dará volumen al pelo la silicona igual que a los pechos?

Pero yo, voy a terminar para siempre con los pechos de silicona, voy a patentar un sistema, por el cual en vez de implantes de silicona, voy a implantar, unas válvulas como las de las ruedas de los coches, en los pezones. Que la mujer en cuestión quiere ir en plan de guerra y buscando novio, pues se va a la gasolinera, y se hincha… que va a hacer deporte, pues se deshincha, que se presenta a un casting para presentadora de cierta cadena, pues se hincha a tope.

Se ofrece el producto en pack de dos válvulas, gratis la típica “pera “  para hinchar sin necesidad de ir a la gasolinera, ni tener que llevar la bomba de la bici en el bolso.

También disponemos versión económica, en vez de válvulas, ponemos el botoncito ese de los balones de playa de nívea (solo para uso en cortos periodos de tiempo porque pierde aire)

Servicio de atención al cliente en caso de pinchazo: www.arreglaescote.com

martes, 10 de mayo de 2011

2.- ANGEL Y ASUN: ¡QUÉ CURA ESTE!

*Esta es la segunda entrada de esta historia, quedarán otras cuatro, que espero no os resulten muy largas y pesadas.

Estaba Don Angel mirando desde la ventana, por un huequito, con un telescopio prestado, cuando entró Asun.
-Pero ¿qué hace padre?. ¿Espiando con ese trasto?
-Pues verás, te lo voy a contar, para que informes a los amigos esos de tu hermano.
-Los amigos de mi hermano están todos en el monte, huídos…
-Pues a ésos. Les dices que esta guerra no va conmigo.
-¿Pero qué mosca le ha picado?
-Cuando vine aquí, vine para sustituir al cura anterior que lo habían asesinado los del monte. Porque él ocasionó a su vez el asesinato de uno de ellos, vulnerando el secreto de confesión. Ambas actitudes me repugnan, porque en ningún caso puedo justificar una muerte, y menos tan a la ligera.
Lo malo, es que a pesar de que yo nunca he denunciado a nadie, ni me he decantado a favor de nadie, porque los dos bandos están haciendo barbaridades que no concibo. Ahora se les ha ocurrido ponerme una trampa a mí…
Han mandado a una pobre anciana al confesionario, a contarme que se escondían en la majada de La Raya, y solo para ver si yo iba con el cuento al teniente, claro, como ven que me llevo bien con el.
- Si es que no se por qué se lleva usted con el teniente, -dijo Asun- si es un ca…
-No sigas, ya lo se, pero así es más fácil ayudar a todos y punto, lo demás me da igual.El caso es que yo nunca quebrantaría el secreto de confesión, pero como me he olido que era una trampa, me he pedido prestado el telescopio, y no he dejado de vigilar la majada, y allí no hay nadie, así que ahora estaba vigilando en los altos, para ver si ellos también vigilaban… ¡y allí están! ¿quieres ver dónde?, así vas y les dices que he podido descubrirles sin romper el secreto de confesión, que no he picado, y que tiene narices que me pongan trampas a mí, que solo he hecho que ayudar.No voy a decir nada, anda Asun sube y diles que les estoy viendo, y que se escondan otra vez, que yo paso de todas estas represalias de unos y otros, que solo han conseguido que dejarme amigos muertos… y que por favor dejen ya el pueblo en paz. A cambio, yo voy a entretener al teniente…
- Se van a enterar éstos… -dijo Asun-. Con lo que yo me he arriesgado por ellos…
Se había librado por los pelos, si alguien hubiese ido a la majada, aunque solo hubiese sido por casualidad, Don Angel sería el siguiente cura muerto.
Cuando Asun les encontró, les echó la bronca más grande que se haya echado nunca sin levantar la voz, por si acaso les oían.
Un poco avergonzados, no se querían amedrentar fácilmente.
-No me digas que te has enamorado de ese cura, Asun… - dijo uno-. Tú, que no crees en los curas.
-¡Precisamente! porque no creo en los curas, veo un hombre y no un cura, y la culpa la tenéis vosotros, que si aquella vez que os oculté, no me pillan, no me hubiera mandado el teniente de criada del cura, ¿qué culpa tengo yo de quererle?, si solo hace que cosas buenas, ayudando a todo el mundo, mira vosotros, ni podéis ayudar en casa, ni os vais de una vez lejos de vuestras familias, que las estamos pasando putas, por protegeros.
Y ahí se acabó la discusión.
Iba Don Angel pensando en todo esto, ensimismado, por la calle embarrada, levantando la sotana para que no se embarrase, que se la terminaba de planchar Asun no hacía ni media hora, cuando… Aquella masa amorfa venía directa hacia el, no era redonda ni cuadrada, despedía barro como si fuera un aspersor, barro por todos lados… golpeó directamente en todo el pecho, la sotana… ¡buah! la sotana, mejor no mirar. Los chicos allí delante, callados, mirando al suelo, acojo… acongojados.
Don Angel mirando, los chicos callados.
Don Angel echando humo, los chicos colorados, a punto de mearse encima.
-¿Qué es esto? - gritó más enfadado que nunca en su vida-.
-Es… es…e…eeees, pueeees… ¡el balón!, -dijo el más pequeñín.
Sin palabras se quedó. ¡Qué balón ni qué balón!, eran unos trapos enrrollados y luego atados con cuerdas y cinta aislante, que claro, al primer patadón, se empezó a romper, saliéndose trozos de trapo que hacían del pseudobalón un esparcidor de barro. Les devolvió el “balón”, y regresó a casa.
Para que no lo viese la Asun, se puso a lavar la sotana, pero, como siempre, le pilló in fraganti. Se lo explicó con más miedo que los niños a él.
¡Pobres chicos! ni para balón tienen…
A los pocos días, le dijo Asun.
-Siempre usa usted el traje verde para la misa, por qué no se pone los otros.
-Asun, porque cada uno es para una ocasión. El verde es el de ordinario, el blanco en las fiestas de Nuestro Señor Jesucristo, el rojo Pentecostés, Espíritu Santo etc. el morado adviento y cuaresma, y el rosado tercer domingo de adviento.
-¿Y este azul? -dijo Asun-.
-¿Azul? ¿tenemos uno azul?
-Si, yo nunca se lo vi al otro cura, pero lo encontré hace poco en un baúl, que el otro cura igual ni sabía que estaba.
-Y la fiesta del pueblo es la Inmaculada… ¡Asun! de la azul ni una palabra a nadie.
La azul es la ropa litúrgica de la Inmaculada Concepción, no todo el mundo la tenía.
¡Ya tenía una idea!
Se fue a llorar al obispo que no tenía la azul, y que claro, siendo la fiesta del pueblo la Inmaculada Concepción… que el sabía de un sitio que la vendían muy barata…
Trabajo le costó, pero le dieron algo de dinero, que no hubiese bastado para comprar una azul, y también se llevó la bronca por no tener ni un céntimo de su sueldo, si supieran lo que había hecho con el…
En fin, con el dinero que le dieron compró un balón como Dios manda, y a través de Asun, que alucinaba con la jugada, y no la de fútbol precisamente, les hizo llegar el balón a los chicos. Luego cogió la vestimenta azul y se la enseñó al obispo.
-¿Y te compraste esto con el poco dinero que te dí? ´¿tenían más en ese sitio?
-No señor obispo, solo esta.
-Seguro que me engañas y todavía tenías algo de tu sueldo.
Algo de su sueldo… algo de su sueldo… Su sueldo voló como siempre, regalado.
Bajaba un día del campanario, cuando allí le esperaba el criado del tio Segis, que ese sí que no tenía ni un céntimo. De sobra lo sabía Don Angel, porque se lo había contado Asun, que el pobre criado, no tenía para mantener a sus hijos, porque en las últimas lluvias se le había venido parte del tejado abajo, y se lo había gastado en tejas.
-Hola Don Angel -dijo el criado-.
-Buenas, Antonio ¿que te trae por aquí?
-Pues que necesito dinero, y quería saber si usted me compraría este medallón de oro, no debería desprenderme de el, porque era de mi difunta madre, pero es que lo necesito.

¡Ni en broma, era de oro el medallón! Al primer vistazo, ya vio Don Angel que no era ni chapado en oro, era bronce como mucho, aunque ni eso. Consciente de que Antonio quería engañarle, no quiso enfadarse, no podía dejar a esa familia en la calle, pero no podía permitir que le tomasen por el pito el sereno.
Finalmente, se quedó el medallón, por la quinta parte de lo que pedía el Antonio, pero por cuatro veces su valor real. Y así, fue como se quedó sin dinero ese mes, sin dinero y sin medallón…
Iba Antonio tan contento, con remordimientos por el engaño, era buena persona, no podía dejar a sus hijos sin comer, pero tan bueno era, que esa noche no pudo pegar ojo pensando en el grave pecado cometido, y encima con el cura, con lo bueno que era.
Sin haber pegado ojo, al día siguiente fue a confesarse.
-Padre, me acuso de que he engañado a un hombre, y le he robado.
-Pero ¿qué me cuentas, hijo?
-Eso padre, que he engañado a un buen hombre y le he robado, le vendí un medallón de oro, y no era de oro, y encima era de mi madre.
-Bueno, Antonio, por lo menos lo de tu madre era verdad.
-Pero padre, esta tarde le devuelvo el dinero… y nada más… esos son mis pecados.
-Vamos a ver Antonio, no te voy a poner penitencia, porque no engañaste al hombre, que en todo momento, sabía del engaño, y como te compró igualmente el medallón, tampoco le robaste, y no le vayas a devolver el dinero porque ya no tiene el medallón, ¡hala! vete en paz.
Cabizbajo y avergonzado entraba Antonio en casa, cuando un alboroto en la cocina llamó su atención. Se dirigió hacia allí.
-¿Qué es lo que pasa aquí? -le dijo a su mujer-.
-Mira lo que ha hecho tu hija. Anda por ahí con el medallón de tu madre.
-¿Qué dices?, no puede ser. ¿Quién te ha dado eso?
-¡Don Angel! me lo ha dado el cura, y me dijo que era mío, y que lo cuidase mucho, y que nunca lo vendiese aunque necesitase el dinero... Déjemelo padre ¡por favor!
-Es tuyo, hija... de verdad... que es tuyo.
-Pero… - comenzó la madre-.
-Pero nada, ahora te lo explico.
¡AH! ¡QUÉ CURA ÉSTE!…

viernes, 6 de mayo de 2011

1.- ANGEL Y ASUN: ...ESE CURA NUEVOOO...

*Una vez superado cierto momento de transición en el que me ha costado empezar de cero, dejo a un lado las preocupaciones y los malos momentos, y voy a poner el relato que más ha gustado hasta ahora en mi anterior blog. Consta de 6 entradas, que iré poniendo poco a poco, y que espero que os gusten.
XXXXXXX
Allí estaba la Asun, retenida en el cuartel.
-O sea, -decía el teniente- que tu padre era rojo, tu madre también es roja, y tu hermano, si se ha tirado al monte como los lobos, también es rojo… Y sin embargo, tu dices que eres cristiana hasta la médula.
-Ellos son ellos, y yo soy yo…
-Y estarás bautizada, entonces…
-Si, estoy bautizada, y he hecho la primera comunión.-Mintió intentando ganar tiempo-.
-¡Qué pena!, que pena... que al cura le han matado esos que están con tu hermano, y no nos lo pueda confirmar… Pero en cuanto venga el cura nuevo, ya veremos como te libras.
-Mi teniente, -dijo uno- la podemos mandar de sirvienta para el cura nuevo. ¿no dice que es cristiana?
-Buena idea, Jacinto, que sea la criada del cura nuevo, y lo va hacer gratis, como es tan católica… Y como me entere yo, que el cura nuevo se queja, no te libra del rape de pelo y del aceite de ricino ni Dios.
Ahí llegaba el cura nuevo. Angel de Jesús, bueno, que le llamasen don Angel, porque vaya nombre. Ya desde niño, predestinado a ser cura, el pobre.
Siempre fue un niño muy bueno, y en el seminario, más querido no podía ser, porque bueno, no podía ser más bueno. Así que lo de cura le iba como anillo al dedo si no fuera, porque como hombre, le hubiera gustado poder tener algo con las mujeres de quien se había enamorado a lo largo de su vida. Esto de ser cura, tenía estos inconvenientes, y para colmo, el nunca eligió ser cura. Pero ya que lo era, nada se podía hacer. Y si acaso se enamoraba, pasarlo mal y a joderse tocan.
Cuando llegó, ya le habían destinado una sirvienta, y encima gratis, no se lo podía creer. Todo el mundo pasando miseria, y aun había gente con ganas de trabajar por altruísmo.
Luego se enteró de la verdad, y para colmo, la Asun, era buena chica, buena cocinera, y no le culpaba de su situación.
Ya los primeros días, se vió que se entendían a la perfección, ella le aclaró que no se pensase con derechos, por ser guapo y ella soltera… el aclaró, que no se pensase ella, que por haber falsificado el acta del bautismo y la comunión le debía un favor, que más favor debía el por cada día que comía tan bien.
Era un cacho pan, y entendía hacer el bien al prójimo a su manera, saltándose todos los tópicos sacerdotales, menos el de la castidad, que prefería no liarla…
33 años tenía cuando llegó, y al año de estar allí, ya era el pañuelo de lágrimas de todo el mundo, a pesar de que el cura viejo, había sido asesinado por denunciar a un chico, y encima habiéndose aprovechado del secreto de confesión, don Angel, era la antítesis de su antecesor.
Después de un año allí, era un vecino que provocaba una sonrisa en cada uno de los demás.
Y así le iba… siempre sin un céntimo.
Como aquella primera vez que se dedicó a falsificar bautizos a discreción, para que no la tomasen con las pobres mujeres, encima de haberse quedado solas con los críos.
O aquella vez, que le tuvo que comprar la cabra al vecino de enfrente para que pudiese pagar un dentista, y luego ni siquiera se quedó la cabra, que siguió donde siempre… dinero tirado. Si no fuese porque la Asun se las arreglaba para sacar de donde no había… cuantos días se habría quedado sin comer.
Ya llevaba un año allí, y como siempre, llegaba a final de mes con lo justito, de nada servían las advertencias de la Asun.
-Don Angel, acuérdese usted de lo de los zapatos por favor…
Es verdad -pensó- lo de los zapatos… En estos días la Asun le había pedido si podía conseguir unos zapatos con algo de suela para su hermano que estaba en la cárcel, y en mitad del invierno, se le habían gastado las suelas de los zapatos, y claro… en la cárcel sin dinero, malamente podía conseguir unos zapatos nuevos. Ni nuevos, ni viejos. Y Don Angel allí fuera, nuevos ni loco, y menos a final de mes.
Había dejado un billete, y venía con el a la tienda para ver si conseguía unos de segunda mano, bueno, de segundo pie…
Nada más entrar, se encontró a la Isabelita llorando a moco tendido.
-¿Que pasa hija? -preguntó-.
-Nada, que este mes… tenía que… haber parido una vaca… y con el dinero del ternero... -no paraba de hipar la Isabelita- íbamos… a poder tirar este mes… y la muy pu…ñetera… no ha parido…y… y… este… no me quiere fiar si no le pago.
-Bueno, mira, yo pago, y ya me lo devolverás.
Y claro que pagó, y le devolvieron como para tomar un par de cafés, ¡cuando se enterase la Asun…!
Ahora, ni zapatos viejos. Bueno, con dos cafés, pues al bar, a jugar la partida, a ver si se le ocurría algo.
Nada más entrar ya le dijo al tasquero con un gesto que estaba a dos velas. Este gesto, no lo hacía muchas veces, cada dos o tres meses, pero cuando lo hacía, el tasquero ya sabía: a dar las señas al cura para que ganase la partida.
Frente a don Angel en la mesa: el teniente. A don Angel no le importaba mucho si ganaba o perdía, pero cuando estaba pelado, había que ganar aunque fuese con trampas. Como normalmente, tantas veces ganaba uno como otro, el teniente no sospechaba nada.
-¡Ese cura nuevo! -decía- hay días que tiene inspiración divina.
¡Iluso!
Y ¿cómo hacía lo de los zapatos?, si el día de visita era pasado mañana, y no tenía un céntimo…
Al día siguiente, no paraba de pensar en los zapatos, que si no fuese porque el cura usaba un 40 y el hermano de Asun un 44, le habría dado los suyos, y el ya se arreglaría…
Veía zapatos hasta en sueños, solo de pensar en el barrizal del patio de la cárcel se le caía el alma a los pies.
Mientras decía la misa, estaba despistado. No podía dejar de pensar en los pu…ñeteros zapatos. Hasta se iba fijando en los zapatos de los feligreses.
Mira que zapatos tienen los ricos, y los pobres metiendo cartones en las suelas…
¡ENTONCES SE LE OCURRIÓ!
Esperó con impaciencia a que se hiciera de noche, menos mal que en invierno, a las seis de la tarde ya oscurecía.
No pasaban los minutos…
Cuando llegó la hora, se quitó la sotana, se puso una ropa vieja, y unos pantalones raídos. Se fue al cementerio, que estaba detrás de la casa parroquial, y solo se veía desde ésta. Y buscó el panteón del tio Severino. Se acordaba perfectamente, unos zapatos grandes y relucientes, hacía unos diez días… pero con este frío, seguro que no olía muy mal… y total, ¿para qué quería el tio Severino unos zapatos nuevos?… si iba al cielo, seguro que le daban los mejores, y si iba al infierno, se iban a quemar lo primero…
Descubrió la losa, se metió y se puso a cavar. Cuando le vió Asun que era la única que podía verle, se santiguó siete veces con todo lo atea que era. Y menos mal que nadie oyó el grito que dio…
Salió corriendo, rodeó la iglesia y entró en el cementerio.
-Pero padre ¿qué hace usted? ¿está loco?
-Vamos a ver tu quieres unos zapatos ¿si o no?. Venga vete para casa, y ya que me has visto, vigila que no venga nadie, que como me pillen en esta, me excomulgan fijo…
Y encima se puso a llover.
Era media noche cuando regresó a la casa, sin cenar, con la Asun allí todavía, (que allí se iba a quedar, porque vamos… si la veían salir a esas horas de la casa… lo que iban a pensar). Sucio, mojado, reventado, con las manos en carne viva, por la falta de costumbre. Y a ver si nadie se daba cuenta de nada…
Tan cansado estaba que se quedó dormido en la bañera de hojalata, el agua ya fría… Medio dormido le vistió la Asun, que en ese momento le quería más que a su padre. Le acostó en la cama… tenía algo de fiebre… A su lado se acostó Asun abrazándole.
El sintió su abrazo, no dijo nada, ni se movió, se quedó dormido…
Despertó muy tarde ya. Lo soñé -pensó al despertar-.
No le dejaban meter nada en la cárcel, pero bueno, algo se le ocurriría… eso… si era capaz de dejar de pensar en la Asun, porque por lo visto, los curas no se pueden enamorar.
A doscientos metros de la cárcel, guardó sus zapatos y se puso los del tio Severino, Dios le perdonase, y siguió andando, andando dando traspiés, con sus pies pequeños dentro de aquellos zapatones, con sus manos llenas de llagas, que había tenido que decir que se había quemado preparando el agua para el baño.
Entró en la sala de visitas, disimulando intercambiaron los zapatos, en doscientos metros ya le estaban haciendo rozaduras, de tanto que le bailaban los pies allí dentro. Se quitó los nuevos, se puso los viejos sin suela, y se dispuso a marcharse.
-Hoy se ha ganado el cielo, don Angel -dijo el hermano de la Asun-.
- Pero si tu eres ateo…
-Hoy no padre, desde hoy no… si estoy viendo a mi ángel de la guarda, como no voy a creer…
Salió el cura dando traspiés, entre el cansancio, lo que le sobraban los zapatones, y la imagen de la Asun metida en su cabeza, iba dando tumbos.
-Mira el cura, -dijo un carcelero- vaya eses que va haciendo, ¡qué borrachera lleva! ¡madre mía! ¡qué borrachera!… ¡ESE CURA NUEVOOOO….!
FIN… SE ACABÓ… NO HAY MÁS….¿alguien quiere más?

martes, 3 de mayo de 2011

EL DOCTOR JEKYLL Y Mr. HYDE

Cuando a Robert Louis Stevenson, se le ocurríó la idea de crear la novela "El extraño caso del Doctor Jekyl y Mr. Hyde" seguramente se había encontrado en esos días con mi alma gemela.

La dualidad sufrida por Harry Jekyll, al convertirse en Edward Hyde, es la que yo sufro muy a menudo.
TODO ES MENTIRA

Todo comenzó hace unos meses. Las cosas se habían torcido un poco, estaba cabizbajo, y había perdido el buen humor. Estaba en plan negativo, y cuando se está así, todo sale mal. Por lo menos te queda la buena salud.

Pero, la salud, también se resiente. Un día de septiembre, el dolor es tan insoportable, que no te queda más remedio esta vez que contárselo a tu mujer y que te acompañe a urgencias, allí no saben lo que es, y las pruebas que te llevan haciendo todo el verano, te las callas.

Todo el verano fastidiado. Un día comienzas a perder peso, y la cosa no se detiene, como en el libro "Maldición" de Stephen King, de una masa de 68.2, la báscula empieza un descenso en picado, y poco a poco, ves como a finales de octubre, andas por los 64.7 y bajando.
Cada suceso de dolor es un martirio, la tensión arterial desciende a 8 - 4, me mareo, y si me tumbo, me duele más todavía. Consigo ocultar a todo el mundo varios sucesos de dolor, y sigo con las pruebas, que no pintan nada bien.
Por tres veces, no puedes evitar ir a urgencias, que tu mujer tenga que acompañarte, que tu hermano se presente a ver que te pasa, y que tu prima esté de guardia. Pero como tienes algo de imaginación, consigues que no te hagan más pruebas, diciendo que viniste hace un mes, y ya te las hicieron, lo cual es verdad a medias.
Sigo engañando a todo el mundo, y cuando te dicen que la palmas, y que se lo tienes que decir a alguien, te niegas, no vas a regalar un día de sufrimiento gratuíto, vas a intentar aguantar lo que haga falta hasta que no quede más remedio.
La primera idea es ser genial, es ser una persona estupenda, el Doctor Jekyll, no vas mal, piensas en ser genial, en ser la mejor persona del mundo, pero la certeza de una muerte cercana, acaba por adueñarse de tu cerebro, y terminas por no aguantar a nadie.
Decides dar un giro drástico, y para que tus seres queridos no sufran, decides enfriar las cosas, con todos.
No se te da mal, provocas, haces comentarios mordaces, mientes, enredas, intrigas, molestas, acusas... y así vas consiguiendo que te vayan cogiendo un poco de manía. En algunos casos, se te va la mano, y en vez de enfriar, la cagas, pero ya no te importa, porque no va a haber mucho tiempo para sufrirlo.
Luego, te arrepientes, y tratas de suavizarlo, intentas volver a ser el Doctor Jekyll, pero no hay nada que hacer.
Sigues ocultando todo a tu familia, y se te vienen cosas estúpidas a la cabeza. Piensas en esa peli de Coixet, "Mi vida sin mi". Pero pasas... no vas a perder el tiempo dejando cosas grabadas.
El médico te manda al psicólogo. Da risa verle, es un novato que está tan nervioso, que parece que es él el que se va a morir.
Me paso varias sesiones sacándole de quicio, y cada día le cuento una cosa diferente, unos días le hago creer un síndrome, y otro día otro, le vuelvo loco durante unas semanas, hasta que se da cuenta de que memorizo síntomas psicológicos para tomarle el pelo. Está enfadado, lo cual me importa bien poco, porque a esas alturas, tengo enfadado a todo el mundo que me rodea.
El psicólogo, me envía a hablar con una mujer americana, la cual, según el, está de paso, y me puede ayudar. Como me aburro, acepto.
Nada más entablar conversación con esa mujer, ya veo que mis trucos no van a servir, se mofa de mis síntomas simulados, se rie un montón con cada cosa que digo, habla un castellano tan correcto, que daría ejemplo a muchos de nosotros. Termina por contagiarme la risa, y me paso una hora broma va y broma viene.
Después, viene algo que cambiaría todo.
Comienza a hablarme de lo importante que es que yo piense de otra forma, que lo que yo tenga en mi cerebro, afectará a mi salud. etc. Parece un libro de autoayuda parlante, pero como ya estoy desesperado, empiezo a seguir sus instrucciones, apenas la veo dos días y cambia mi manera de ver la vida totalmente.
En los días de la Semana Santa, mi peso había llegado a 59.8, el descenso se había acelerado de forma alarmante, y el médico me controla cada pocos días.
Cuando apenas llevo diez días siguiendo las instrucciones de esta mujer, mi peso sube...
El médico, me dice que no ve las manchas igual que antes.
Envío un correo al angel que ha cambiado mi vida, y me contesta, que lo voy a conseguir, que no soy la primera persona que logra cambiar el destino.
No me lo puedo creer, esta mañana peso 61.1, pero es que el médico dice que a no ser que se hayan estado equivocando con el historial, es rarísimo que me esté recuperando.
Tengo el historial en la mano, lo que ponía, que tiembla en mi mano, y lo que pone esta mañana, no puede ser...
Comprueban por tres veces, no saben qué explicarme, hasta tienen miedo de haber cometido alguna negligencia, ¿Negligencia?, estoy tan eufórico, que me da todo igual, es como haber recuperado un camión de esperanza, como volver a nacer.
El destino quiso que me convirtiese en Mr. Hyde, y que molestase a todo el mundo, inluido el psicólogo, que se desesperó conmigo y me envió a esta mujer (Que no me deja poner su nombre), es el destino, hoy estoy radiante, me miro en el espejo y me siento genial, el dolor lleva varios días sin aparecer, duermo a pierna suelta.
Perdí algunos amigos, pero no es como si hubiese perdido la vida, ya volveré a empezar, que más dá, llegarán otros.
Hice bien en no contar nada, porque nadie ha tenido que pasar por esto.
Acerté, como si lo hubiese sabido.
Qué importa lo que he hecho siendo Mr. Hyde, qué más dá quien me odie, ¡estoy vivo!
No contaré esto, porque dirán que es mentira... y tengo la prueba de que es verdad en la mano...
Me pongo pesado, y consigo que el médico no diga nada a nadie de mi familia, le recuerdo el juramento ese, no se si dice hipocrático, me da igual cómo se diga.
Tengo la idea de no contar esto a nadie, he perdido algunas amistades, pero no pienso recuperarlas a base de dar pena, se perdieron, ese tren ya pasó, no me planteo más el tema, no me veo ni tratando de recuperarlas, sigo mi camino sin detenerme. Hoy decido no molestar nunca más a esa gente.
Tan contento estoy, mi mente trabaja tan en positivo, que nada más salir de consulta, me encuentro un amigo de los de verdad, resulta que vive cerca, y llevamos toda la tarde juntos.
Ya he empezado, sigo comprobando que el simple hecho de ser positivo, me trae cosas positivas.
Y si mañana peso más de 62, es que funciona.
Me han dicho mentiroso. En otro día me hubiese defendido, pero lo pienso en positivo, y pienso que es verdad, que todos los relatos que escribo son mentiras, imaginaciones, que todos los libros que leo son fantasías, mentiras, que todo está en la imaginación del escritor, que en estos blog hay muchos mentirosos como yo que disfrutan contando las cosas que imaginan, y que me encantan, ¡Sí! soy un mentiroso.
Así, esto es todo mentira, no puedo demostrar la verdad... guardado a buen recaudo dejo el historial médico, no se lo voy a enseñar a nadie.
Mi salvadora, ni se inmuta, dice que lo ha visto más veces, ¿será verdad?
Me doy cuenta de que al encontrarme con esta persona, encontré las sales perdidas que el Doctor Jekyll no encontraba. Me han hecho abandonar mi lado malo, que Edward Hyde no está, y que la dualidad provocada por la enfermedad, ya no hará más daño.
Comienzo de nuevo.
Uno de mis cuentos ha gustado en clase de mi hija.
Mi hija me ha pedido la canción de Danza Kuduro de Don Omar, y está bailando por aquí, como una loca, su hermano pequeño corretea detrás, chocando y riendo a cada quiebro. Me repantigo en el sofá, y les miro feliz. Por supuesto se podría ser más feliz, pero esto es más que suficiente para mí.
No voy a recuperar a mis amistades, no lo voy a intentar, porque esta señora americana dice que siga mi camino sin entretenerme ni perder el tiempo, que no me martirice, que los amigos que te quieren aparecerán solos, y yo voy a hacer todo lo que me diga.

*Esto que no parece un relato, es un relato... o no, da igual, porque como dicen que soy un mentiroso, pues todo mentira.

*Al dia siguiente peso 62... 

Este relato va dirigido a un amigo de corta edad, el mensaje es "Men sana in corpore sano". Pensar en positivo es positivo para la salud, y atrae cosas positivas. Se puede hacer la prueba, si sonries, la gente te sonrie.

Con este relato y el de "carpe diem" (que no penséis, no recuerdo apenas nada de los años de latín), ya doy por concluido el cupo de relatos con este tema, que por otra parte no podía dejar de poner.