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lunes, 30 de mayo de 2011

5.- ANGEL Y ASUN

- ¡Angel! tengo que decirte una cosa. -dijo Asun-.
-Tu dirás, si es que se nos acabó el dinero de este mes… ya lo sé, ya se me ocurrirá algo.
-Eso también, pero no es eso, Mª Luisa, que está embarazada.
-¿Maria Luisa? ¿qué Maria Luisa?
-La sobrina de Vicente, ¡qué Maria Luisa va ser, si no hay más!
-Perooo, peroooo… si tiene, ¿cuántos? ¿17?…
-Va a cumplir 18 años, pero para el caso, nos dá lo mismo, no lo sabe nadie, por no saberlo no lo sabe ni ella. Como no tiene padres, desde que era pequeña, cuando vino para casa de su tio Vicente, me ha tenido como vecina y sabe que soy como si fuera la madre que no tiene, porque su tía, si se entera de esto la mata.
El caso, es que ha venido a preguntarme si iba con ella al médico, porque llevaba más de dos meses sin tener el periodo, y la muy pánfila, no sabe ni lo que significa eso, y por mi, de momento que no lo sepa. A duras penas, he conseguido que guarde el secreto y que no se lo diga a nadie.
-¿Quién será el padre de la criatura?, bueno, da igual, si solucionamos esta, es que ya solo nos queda que hacer milagros.
-Pues como no he dicho nada de que va a tener un bebé, pues no voy a preguntar nada. Pero nos lo va a tener que decir. Por de pronto, a ver que hacemos con ella, porque no pienso dejar que se encargue nadie de esto, para que luego la lleven a una institución de esas, que se queda sin el niño, o que a alguien se le ocurra otro remedio peor. No se qué hacer,Angel…
-Algo se me ocurrirá…
Estaba claro, que ni pensar en dejar a una criatura de 18 años, que ni sabía que estaba esperando un hijo a merced de su tío ni de nadie. Sabía de rumores, de adolescentes engañadas, que se intentan quitar el problema con abortos caseros y que terminan perdiendo la vida. Sabía por confesiones, que le habían quitado el sueño, como otras chicas, habían disimulado el embarazo, y el hijo, figuraba como hijo de su abuela y no de su madre… De otras que habían sido convencidas para ingresar en un sitio especial donde las cuidarían, pero en el que salieron sin hijo, pensando que había muerto. Había confesiones espeluznantes en las que le habían relatado, como algunos bebés, se habían vendido o incluso regalado. Familias pudientes, comprando niños, mientras las madres biológicas vivían un tormento pensando que éste había muerto.
Monjas y médicos involucrados en tráfico de hijos inocentes.
Todo un despliegue desvergonzado para contentar a ricos y solucionar el problema a pobres, y sin embargo, ni un solo segundo para explicar a esos adolescentes el riesgo, el significado o la consecuencia del sexo. Algo tan innato, que era inevitable, y Angel lo sabía de sobra.
Y nadie para informar a los chicos.
Maria Luisa ya había tenido la desgracia de perder a sus padres en la guerra, un bombardeo les acertó de pleno, y ella se salvó de milagro. Era una injusticia que además tuviera que pagar un tributo más a la vida, y todo porque la había tocado vivir en una sociedad condicionada por la dictadura, por el “qué dirán” y por la ignorancia general. ¡Ojalá que las generaciones posteriores estuvieran mejor informadas!, pero tal y como estaba el panorama político-religioso en el pais, lo veía muy difícil.
Angel ignoraba muchas cosas, pero el confesionario, le había puesto al día, tenía que escuchar hasta el más mínimo detalle de cosas que ni se había imaginado nunca, de atrocidades que el creía inconfesables. Hasta su relación amorosa con Asun parecía un juego de niños al lado de semejantes barbaridades.
Asun se llevó a Maria Luisa a casa de Angel, y allí, entre los dos explicaron a la pobre chica lo que sucedía. Lloraba sin consuelo, no cabía en su cabeza que lo que había hecho con aquel chico, fuese lo que daba lugar a un embarazo. Sus tíos, tan beatos ellos, le habían dicho, que las personas no se reproducían como los animales, por eso ella accedió sin miedo ante aquel chico, que encima, iba camino de embarcar para América, porque su padre había ido para allí, y ahora que tenía medios para subsistir, se llevaba a su familia, y ni idea de quién era el chico, ni su padre, ni si la historia era verdad…
No encontraban solución, como se enterasen en el pueblo, se iba a armar la de San Quintín, no eran tiempos para escándalos.
Antes que nada, Asun convenció a los tíos de Maria Luisa, de que un familiar de Don Angel, necesitaba una empleada del hogar en la capital. Los tíos, no lo pensaron, vieron la oportunidad de librarse de la responsabilidad de su sobrina, y encima vislumbraban un posible negocio, si ella cobraba, algo les mandaría. Accedieron enseguida.
Pero la niña, de momento, se encerró en casa de Don Angel sin que nadie se enterase, no podía salir, pero estaba advertida de todo lo que podía pasar, y nadie se dio cuenta de que estaba allí. Lo que no podían hacer era mandar dinero a los tíos, porque no tenían nada, y encima una boca más que alimentar.
Las colectas, perdieron un alto porcentaje, Angel decía al obispo que la cosecha se había arruinado y no había ni una perra, pero la parte del dinero que faltaba iba en realidad para los necesitados… los necesitados que vivían en la casa parroquial.
Maria Luisa no engordaba mucho, pero la verdad que comía por dos…
Asun hacía milagros para llegar a fin de mes. El teniente perdía la partida muchos días. La sotana de Angel, la única que le quedaba, parecía un retal, tenía los codos mil veces reparados.
Vendió la bicicleta, y ahora tenía que moverse en la burra de un vecino, y buen amigo. Muchos días, era el teniente quien le ayudaba.
A medida que se acercaba el momento idefectible e ineludible del parto, la cosa se complicaba, porque los niños, una vez salen al mundo, hacen bastante ruido.
-Angel -dijo el teniente-, nunca te he dado las gracias por guardarme el secreto de lo mio con la Encarna, no se cómo pagártelo…
-Pues mira, te voy a decir cómo…
Angel le contó un poco por encima el problema al teniente, que se escandalizaba por momentos, en los cuales, Angel le recordaba que otro escándalo parecido era lo suyo con Encarna. Al final, el teniente, resulta que tenía los padres viviendo en una provincia que distaba unos trescientos kilómetros, y que estaban solos, que tenían tierras y varios empleados, que les podía enviar a Maria Luisa, y decirles cualquier mentira, como que era viuda prematura o lo que fuese, que a sus padres, no les suponía ningún problema tener más o menos trabajadores.
El teniente, le dio la dirección de sus padres. Ahora solo quedaba sacar a Maria Luisa de su casa, conseguir dinero para tres billetes de tren, uno de ida para Maria Luisa, y otro de ida y vuelta para Asun, porque a la chica no se la podía dejar sola.
Necesitaba el dinero. Sabía desde hacía mucho tiempo dónde estaba el dinero que le habían robado a aquel ricachón que se pasaba por marqués. Lo sabía desde hacía tres años, desde el mismo día que se lo robaron, ya que al ladrón, le cogieron en la iglesia mientras se confesaba, fue a la cárcel, pero no confesó, allí iba a estar mucho tiempo, pero la cantidad de dinero era importante. Y Angel, sabía dónde estaba el dinero… “El que roba a un ladrón, cien años de perdón”. Pero que poder tan grande tenía con esto de las confesiones, tenía que soportar pesadillas provocadas por algunas confesiones, pero veces como esta, le venía bien… No cogió todo el dinero, solo lo necesario, pero vio que era muchísimo, por eso el ladrón, no confesó, con la esperanza de salir algún día y recuperar el botín
Y así se hizo el viaje, efectivamente, los padres del teniente, no hicieron preguntas, es más, encantados de tener a la chica allí, porque era encantadora, además, supusieron que en realidad, era un desliz de alguna persona importante, y que su hijo, quería hacer el favor a un pez gordo, así que fueron muy discretos.
Asun faltó varios días, porque el parto se presentó casi a su llegada a aquel lugar. Cuando se fué dejó en aquella a un niño saludable, a los padres del teniente, como si hubiesen tenido un nieto, y a la chica convaleciente.
Pero a Asun, la esperaba una sorpresa desagradable a su regreso… Todo su mundo se iba a desmoronar.

15 comentarios:

FIBO dijo...

Me tienes enganchado a las aventuras y desventuras de Don Angel, te lo repito, es muy buena historia y con mucho porvenir...un saludo y mis felicitaciones

Eduardo Fanegas de la Fuente dijo...

Madre mía este párroco, si no está liado con una cosa es con otra jeje

Ruben dijo...

Fibo, enganchado estoy yo en la búsqueda del señorito de los cerdos. Ya me gustaría a mí crear tanta intriga.

Ruben dijo...

Eduardo, ya solo voy a poner una entrada más, será una especie de entrada doble, pero no será muy pesada.

S dijo...

Es elogiable contar historias sin aburrir y con excelente calidad literaria.

En ocasiones, lo largo y bueno es dos veces bueno.

Un saludo muy cordial.

Ruben dijo...

Rafael, encantado de no haberte aburrido. Es largo seis veces, ya que son seis entradas, y no todo el mundo tiene paciencia para esto.

Midala dijo...

ruben...yo ya leiste esto verdad??o es que ya me estoy volviendo loca del todo???

Sue dijo...

Imagino que le quitarán el hijo porque es bastardo, ¿no? como si lo viera...

Bueno, intento seguirte, eh, que conste.

Saludos.

Sese dijo...

Y es que la hipocresía y la ignorancia son un cóctel explosivo que acostumbraba a ofrecer estos resultados allá por tales épocas.

Saludos

Ruben dijo...

Midala, si ya lo leiste, ya dije al principio que pensaba trasladar el blog de soy.es en parte a este, y este relato es uno de los que duplico.

Ruben dijo...

Sue, no te preocupes, si me sigues bien y si no, yo te sigo a ti, puedes estar segura.
Veremos si aciertas con lo del hijo.

Ruben dijo...

Sese, aunque me acusen de plagio, sigo de cerca los casos de ANADIR, y he puesto en el relato lo que ha sucedido durante décadas, y me ha influenciado mucho el tema.

Alfredo dijo...

En tu cuento, ambientado a mí entender en la década de los cuarenta más o menos, ha sucedido esta vez, algo que algunos dirán no ocurre en estos tiempos de mucha más información e incluso ¿preparación? Pues bien, te contaré un caso de un conocido mío.
Hombre mayor (70), no sé exactamente si casado, pero viviendo en pareja con una chica joven (30), tienen un niño. Ella, trabajadora por cuenta propia como peón de la construcción, orientada por el marido que fue maestro de obra, ingresó en el hospital al anochecer por fuertes dolores en la zona lumbar y achacable, según ella, a que estuvo toda la tarde haciendo hormigón para la construcción de un muro. A las dos horas nació el retoño, sano y con los meses cumplidos. Ninguno de los dos sabía que estaba embarazada. Ella es de naturaleza fuerte y no se le apreciaba demasiada barriga. Alegó, que entendía que la falta de la regla era una cosa normal -a su madre le había desaparecido a los 35- y que con los años del hombre, creían sería difícil, que "el caldo de cultivo" estuviera en buenas condiciones como para procrear.
Parece que la información en este caso andaba un tanto errada.
Salu2.

Ruben dijo...

Sin duda Alfredo, siempre queda gente para sorprendernos, tengo recientes los embarazos de mi mujer, pues mis hijos tienen 2 y 5 años, y todo son pruebas, controles, análisis, y demás cuidados, y ya ves, algunas, llegan a final del parto, sin problemas, y sin enterarse, y sin bajas laborales, en la construcción hasta el final.

Historias dijo...

Hace mucho q leí tu historia y ahora q la he vuelto a leer trae a mi mente muy gratos recuerdos.

Gracias por mantener mis dibujos...

Saludos mito.