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miércoles, 29 de junio de 2011

LA NOCHE DE UN ANIMAL

La lluvia comienza a cesar. Ahora, ya solo se oye el goteo de las hojas. Está oscureciendo, todo a mi alrededor es de un verde intenso, los pájaros cantan y revolotean aprovechando los últimos minutos de luz. Yo sigo sentado aquí mojado, tranquilo. Dejo pasar el tiempo embobado, mirando como las gotas de lluvia resbalan hacia el suelo acariciando las hojas. La soledad me relaja, no pienso en nada, no siento felicidad ni tristeza, solo tranquilidad. Es tan fácil respirar que siento como si la Naturaleza me estuviera regalando este momento.
Ya ha oscurecido por completo. Por un instante todo está en silencio, es el instante en que unos ya duermen y otros aun no han despertado. Luego comienza la vida, la vida de la noche. La oscuridad es total, pasa a tu lado, te envuelve, se puede tocar , es tan espesa que te impide moverte. Oigo todo tipo de ruídos, es la noche.
Hoy morirán algunos seres para que otros sigan viviendo, otros saltarán y correrán felices entre la hierba húmeda seguros en la discreta oscuridad, lejos de esas miradas peligrosas. Yo les oigo, saben que estoy aquí, pero hace tiempo que se han acostumbrado a mi presencia.
Las ranas cazan insectos, las aves nocturnas cogen roedores e insectos de gran tamaño, los gatos y los zorros capturan pajarillos mientras éstos duermen. En los campos, los jabalíes retozan y gruñen en los maizales, a lo lejos se oye el impotente aullido de un lobo que, una noche más, no ha podido con la ferocidad del jabalí, y los perros han perseguido a una de sus crias hasta matarla.
Muchos mueren en la noche, en una sola noche suceden tantas cosas en las cortas vidas de los animales, que se me antojan monótonas y aburridas las vidas de las personas. Los animales sienten la vida y ven, tocan la proximidad de la muerte, el pasado se olvida, el futuro no está garantizado, cada noche con vida es un triunfo. El presente es vivir, comer, beber, correr, procrear, criar, cantar, ladrar, mujir, saltar, volar, aullar, reptar, nadar… morir. Es su vida.
No recuerdo el pasado, no se hasta donde alcanza mi futuro ni el tuyo, el presente, eres tu. Es mi vida.
Amanece, ruidos, voces, carreras… disparos. No veo a los animales, solo huelo su miedo.
RUBÉN FERNÁNDEZ TOMÉ

viernes, 24 de junio de 2011

POESÍA- ¿POESÍA TU? -SI, POESÍA- ¡ATREVIDO!

Yo intentaba algunos versos,
Con toda la mala intención,
Y así, mendigaba unos besos,
Que negabas con determinación.

Yo insistía con ardor,
Ya iba captando tu atención,
Yo, cada vez rimaba peor,
Pero lo sentía de corazón.

Cediste, y concediste una sonrisa,
Y dijiste: "No sabes nada tú, ¡cabrón!"
Y me lancé a toda prisa,
Tus labios sabían a ajo,
Y ya, ni te quité la camisa,
ni me acordé del refajo.

Rubén, déjate de poesías,
Dedícate a los relatos.
Que hacen mejores melodías,
Cuando maullan los gatos.

Se lo dedico a todos los demandantes de entradas cortas.
No os molestéis, ya me he informado, no hay libro de reclamaciones.

lunes, 20 de junio de 2011

¡NO CONTESTES!

            Angel se había levantado con mal pie. Estaba de mal humor porque el día le iba poniendo una zancadilla tras otra. El coche no arrancaba por la mañana, por eso, llegó tarde al trabajo. Luego el ordenador no se conectaba a internet, y cuando por fin lo consiguió, la impresora se quedó sin tinta, al poner el nuevo cartucho, se atascó el papel… En esas le llama María. Como tiene mal día, discute con su amiga que le reprocha una acción que Angel no ha hecho, que no tiene nada que ver con él. La discusión continúa, y él no va a pedir perdón por algo que no ha hecho.

            María es cabezona, no se corta y coge un buen enfado, pero Angel, se arrepiente durante la tarde e intenta arreglar las cosas, porque no concibe su vida sin su amiga.

            María no contesta a sus llamadas, y a sus mensajes apaciguadores, contesta mordaz, tergiversando sus buenas intenciones. Le insulta y le acusa más todavía. Angel sigue intentándolo durante toda la tarde, pero María sigue sin contestar a sus llamadas y ahora, tampoco contesta sus mensajes. Desesperado, pone el enésimo mensaje “tendré que ir a verte al trabajo, porque tengo que hablar contigo cara a cara y arreglar esto como sea”. Esta vez, María si contesta “Ni se te ocurra aparecer por mi trabajo a dar la nota, porque sería lo último que hicieras”.

            Pasa la tarde angustiado, preguntándose quién y qué le han contado a María sobre él para que se enfade así.

            Al anochecer ya no puede más, no puede comer, ni dormir, ni estarse quieto. Coge el coche y se dirige a casa de María. Hay unos 20 Km. pero apenas a cinco minutos de conducción, un jabalí enorme hace su aparición en la carretera… El impacto es inevitable, su pequeño coche es incontrolable, no ve nada porque el air-bag ha saltado y no le deja ver. El coche cae por la derecha, tropieza con la valla del canal nuevo y se precipita dando vueltas por el lateral hasta llegar, destrozado, al fondo del canal, que no lleva agua porque no está concluido.

            Todo pasa muy deprisa, por un momento, pierde la consciencia, no sabe durante cuánto tiempo. El coche está destrozado, ha quedado al revés, el techo se ha hundido y Angel está atrapado, siente mucho dolor en su pierna derecha y en todo el pecho. La pierna debe de estar rota, el pecho le duele por la presión ejercida por el cinturón de seguridad. Le escuece la cara, intenta tocársela, pero tiene las manos atrapadas, la derecha no sabe con qué y la izquierda está estirada delante su cara, casi toca un hierro retorcido, que parece el pedal del embrague.

            Le escuece la cara, que se habrá quemado con el roce del air-bag. El coche está parado, las luces se han apagado, probablemente, se habrán roto los faros, pero el contacto sigue dado, porque se oye la radio. Intenta moverse, y un dolor agudo le sube desde la pierna. Una sustancia viscosa empieza a empapar su cuello, cuando esa sustancia resbala por su frente y llega a su ojo derecho, ve que es sangre, tiene que cerrar el ojo, y luego soplar y girar un poco la cabeza cuando la sangre llega a su boca.

            Angel empieza a estar mareado. Tiene miedo de que nadie le encuentre en esa carretera poco transitada. No puede quitar el contacto del coche, menos mal que no es de gasolina, y no hay tanto riesgo de incendio.

            Pasa un rato interminable, y de pronto oye el pitido de un móvil, un mensaje. Localiza el teléfono aprisionado debajo del pedal del freno, intenta cogerlo con la mano izquierda, pero no sale, solo se ve la parte inferior izquierda. Por fin llega con su dedo, toca la pantalla y toca el símbolo verde que sirve para contestar y rellamar, es al único que tiene acceso en la pantalla táctil. Como no puede marcar, su única esperanza es hacer la última llamada realizada. Lo consigue. Lo sabe porque tiene conectado el móvil vía bluetooth a la radio del coche, que, como sigue funcionando, de pronto se detiene la música y se oye la señal de llamada. Angel se incorpora con mucho dolor y consigue ver en la pantallita de la radio a quién está llamando. ¡Oh, no! ¡ A María!

            María está harta, hace tiempo que se siente incómoda con Angel, hoy ha sido la gota que colmó el vaso. “No pienso contestar”. No contesta.

            Van diez llamadas seguidas, apagaría el móvil, pero está esperando la llamada de su madre que ha salido de viaje. El teléfono suena una y otra vez. Cansada, le envía un mensaje “Déjame en paz, no quiero hablar contigo, olvídame”.

            Angel se ve perdido, el miedo se convierte en pánico su dedo corazón no hace otra cosa que pulsar el botón verde. Sabe que María está enfadada. ¡Qué mala suerte! Si su última llamada hubiese sido a otra persona… La batería se debe de estar agotando. Hace casi una hora que está allí y la sangre sigue extendiéndose, se está mareando.

            María está nerviosa, van muchas llamadas, “¡No contestes!” se dice.

            Al final no puede más, va a contestar, porque este Angel es capaz de pasarse la noche así.

-         ¿Qué es lo que quieres? ¡pesado!

-         ¡María! ¡María! ¡no cuelgues! He tenido un accidente –se le va la cabeza- caí en el canal nuevo, no puedo salir del coche, llama a alguien…- su voz se acaba de pronto.

María sabe dónde está el lugar, mientras baja corriendo hacia su coche llama al 112 y a la Guardia Civil.

La Guardia Civil llega enseguida, ella después, la ambulancia se pierde, pero llega rapidísimo. Cuando se juntan allí, ven el jabalí de unos 100 Kgr. Muerto en la cuneta, bajan como pueden por la inclinada pared del canal. Angel ha perdido el conocimiento, está atrapado, el coche está irreconocible. Mientras llama a los bomberos, el médico le toma el pulso, pero está muy débil. El tiempo apremia, después de dos horas, rescatan a Angel, apenas respira, la sangre está por todas partes, la ambulancia no llega a poner las sirenas, Angel muere después de los infructuosos esfuerzos del médico. Había perdido mucha sangre.

María está desesperada. La Guardia Civil entrega a María el móvil de Angel, ya casi no tiene batería. Se da cuenta de dónde estaba atrapado el aparato, y por qué solo podía llamarla a ella. Comprueba su último mensaje enviado hace unas horas, minutos antes de coger el coche. “María, aunque no me vuelvas a hablar nunca más, te voy a querer siempre” –escribió- Pero no, durante las horas siguientes, dejó de quererla.

María se marea por momentos, todo es una pesadilla. La Guardia Civil la pide el teléfono de Angel para marcar el Aa (Avisar a… que espero todos tengáis preparado por si acaso) delante del nombre de la persona a quien avisar en caso de emergencia. De nuevo suena el móvil de María –ANGEL-  sale en su pantalla. Nunca pensó que fuese tan importante para él… Tan importante que pudo salvar su vida.



*¡Venga! Seguro que no pasa nada por contestar.

jueves, 16 de junio de 2011

DESDE EL PUENTE

Se despertó acurrucado en el pesebre del establo, el único sitio en que no le encontrarían. Recordó punto por punto toda su huida hasta caer destrozado en ese pesebre maloliente, que después de años de abandono, ya no conservaba el olor del heno y de la hierba, pero no había perdido el olor del estiércol, que, blando por la humedad, se hacía aún más insoportable.
El miedo le impedía salir. ¿Por qué todo el mundo le había señalado? ¿ Por qué nadie confiaba en él?. Todos sabían que él había estado toda su vida enamorado de Mª Luisa, pero eso no les daba derecho, para él era todavía más incomprensible, precisamente porque la quería era incapaz de hacerle daño, y, la verdad, aunque parecía que la habían violado, nadie lo diría con certeza, y ella no había recuperado el conocimiento. Estaba llena de magulladuras, cardenales que se iban amoratando por momentos, pequeñas heridas y arañazos. ¿Quién demonios pudo pegar a una chica tan bonita, tan callada y tan inofensiva? no tenía enemigos conocidos, ¡si todo el mundo la quería!
Y sin embargo, todos se empeñaban en culparle a él, a la persona que más la quería. Y podía dar gracias de que no le hubiesen cogido.
La rabia que le invadía por todas esas injusticias y que apenas podía contener, no le quitaba el miedo, pero salió del establo y se fué. Llegó hasta el río. Hacía demasiado frío para cruzar y se acercaba la noche, y lo más probable es que el puente estuviese vigilado. Lo mejor sería pasar la noche en la caseta del pozo, aunque no dormiría, de eso estaba seguro.
Maria Luisa seguía sin conocimiento, todos esperaban que ella aclarase sus dudas. No había forma de encontrar a Fernando, y mientras todos le buscaban con los ánimos encrespados, su hermano, su única familia, le buscaba para estar a su lado si alguien intentaba hacerle daño, y no solo lo hacía por amor fraternal, también lo hacía porque sabía que Fernando era inocente.
Casi todos habían vuelto a sus casas en la noche, aunque la mayoría permanecían reunidos en el bar, y otros no pensaban regresar hasta encontrar a Fernando.
Tras la llegada del médico, Maria Luisa no tardó en recuperarse para perder el conocimiento de nuevo. Según el médico, nadie había violado a la chica, y las heridas no parecían de arma blanca, y los terribles arañazos eran más propios de una mujer.
Cuando despertó definitivamente, eran las seis de la mañana y lo primero que dijo fue que había sido la Charo quien le había hecho eso. Y no era de extrañar, porque la Charo le doblaba en peso y medía veinte centímetros más que Maria Luisa. La causa, sin duda alguna, los celos, porque la Charo quería pescar a Fernando, y mientras existiese Maria Luisa, Fernando no veía nada más.
Incluso para los hombres más fuertes del pueblo fue difícil reducir a la Charo.
Desde su cama, Maria Luisa, no dejaba de decir que se olvidasen de su agresora, que la perdonaba y que no iba a denunciar, pero que tenían que encontrar a Fernando.
Ya eran las ocho de la mañana cuando se pusieron a buscarle, y justo cuando el comenzaba a cruzar el puente alguien le llamó. No dejaría que le cogiesen, además, el no era culpable de nada, si lo fuese, se habría entregado.
Esta vez no se oían insultos ni zarandeaban palos y puños. De todas formas, le cogerían, no tenía otra opción que tirarse al rio, cubría muy poco y estaba muy alto. En ese momento no era capaz de distinguir a qué tenía más miedo. Finalmente se tiró al rio, perdió todo equilibrio durante la caida y al contactar con el agua no tenía una postura estable. Chocó contra el fondo del rio con toda la fuerza de su peso apoyada sobre su pierna derecha que se fracturó por varios sitios. El dolor fue tan intenso que su grito quitó de dormir a los hombres que lo escucharon durante años. Y por primera vez en su vida, Fernando tuvo un sitio en su corazón para el odio, odió a quien le perseguía, odió a quien le acusaba y odió a quien hubiese hecho daño a Maria Luisa.
Habían pasado cuatro meses cuando Fernando volvió del hospital, aunque tardaría seis meses más en andar correctamente. Todo el mundo era responsable y todos se avergonzaban de su error. Solo Maria Luisa pudo mirar a los ojos de Fernando, que a pesar de todo no habían cambiado, seguía teniendo esa mirada dulce y profunda, tan verdes como siempre, y como siempre, seguían brillando cada vez que veía a Maria Luisa.
La desgracia les unió definitivamente, y ninguno de los dos se quiso quedar en aquel lugar. Se fueron, y se fueron juntos, y nadie supo más de ellos. La locura de la Charo terminó por unirles para siempre.
20 años más tarde, la Charo seguía por allí tan tarada como siempre, no le hablaba nadie. Un día, un joven desconocido que había llegado en un coche rojo, se acercó y le dijo: “Gracias a tí, he nacido, pero ni mi padre ni mi madre han superado el mal que tu hiciste, mi padre ha sufrido mucho con su pierna, y mi madre nunca se ha podido librar de las pesadillas que la impiden dormir una noche seguida, pero se quieren y se aman y son felices, yo debería matarte, pero no puedo, me falta valor y tu destino no es el de víctima”. Y se fué.
La Charo no había escuchado lo que el joven había dicho, pero… ¡Era igual que Fernando!, más guapo y más fuerte aún, esta vez no se la escaparía.
Pero se escapó, el hermano de Fernando se fué con su sobrino y a la Charo no la quedaba nada en su vida. Se subió al puente, y desde el mismo sitio que Fernando, se tiró al rio. Su cabeza se destrozó contra las piedras y no se oyó ni un solo grito. Su cadáver apareció tres días después…
Esa noche Maria Luisa pudo dormir sin pesadillas.

miércoles, 15 de junio de 2011

Si no brillan las entradas que brille el nombre por lo menos.

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PREMIO



No tengo ni idea de qué es este premio ni por qué lo dan pero bueno, también por lo visto hay que dárselo a otros 12 blog.
Me lo ha pasado Su desde su blog,Mirando atrás , no sabría cómo ni a quién pasarlo. Todos los blog que sigo es porque me gustan.
En vez de pasar el premio a alguien, que sería injusto para los demás que no se lo pase, voy a especificar en qué blog no puedo comentar. Y no puedo comentar, porque en la ventanita de seleccionar perfil, no me deja usar mi cuenta google, y si no me da la opción de Nombre/URL, no puedo. Esto se arregla en configuración de comentarios, seleccionando "comentarios en ventana emergente" que, no se por qué, pero ahí si me deja usar mi cuenta google. O bien, dejando comentar a todo el mundo. Hay alguien que ya lo ha cambiado y se lo agradezco.
Los blog en los que no puedo comentar y me jod... y me fastidia no poder, son los siguientes:

*Eduardo Fanegas de la Fuente Blog. Aunque con este tengo varias opciones para comunicarme. (Mañana ya recogeré, por fin, "Pedacitos de Muerte", estoy deseando tenerlo en mis manos)

*Cosas sencillas el blog de Eddie, que hace tiempo que no comento, pero es que no puedo.

*Esta es mi historia... que se preguntará por qué dejé de comentar

*cuentamedulcesmentirijillass que todavía no he dejado ni un solo comentario.

*LA PECERA y ahí si que me duele, porque Blanchedubois es quien me trajo a blogspot.

*Relatos de la Zona Oscura no quisiera  quedarme fuera.

Lo peor de todo es que no puedo comentar tampoco en Mirando atrás, lo cual ya es el colmo.

Sobre lo de mencionar 12 blog, no lo voy a hacer, cualquiera de los que están en la columna de la derecha me gustan, lo cual no quiere decir que gusten a los demás.

jueves, 9 de junio de 2011

EL FUEGO

El fuego, ¡Qué peligroso es el fuego!. Durante años, solo hubo ceniza como único despojo de pequeñas llamas que no llegaron a iluminar mi cara, pero luego, hasta las cenizas desaparecieron borradas por el tiempo y erosionadas por las lágrimas de muchos desengaños. Pero aún así, el lugar de esas pequeñas llamas, seguía ahí, solo el lugar, solo eso. Solo mi corazón abandonado y deprimido, un lugar olvidado. Sin embargo, ¡qué peligroso es el fuego! porque ya no había llama, ya no había ceniza, solo quedaba un rincón oscuro y sin luz, sin embargo, es el fuego tan peligroso que cuando nadie recordaba como llegar a mi corazón, cuando todo había desaparecido, cuando todo estaba olvidado, cuando el frío reinaba y todo estaba cubierto de hielo… Nació una llama poderosa que lo iluminó todo sin quemar nada, que todos ven y que todos recordarán, y nadie olvidará ese lugar.
Mi corazón ya no es un lugar cerrado y sin oxígeno, porque tu eres el oxígeno que mantiene esa llama encendida, y tengo miedo de hacer un fuego más intenso por temor a que consuma todo el oxígeno que estás dispuesta a ofrecerme.
Mientras estás cerca, mantengo en mi corazón una bola de fuego que calienta todo mi cuerpo, incluso tengo miedo de que lo llegue a quemar, pero sin tí, es un trozo de algodón ahogado en alcohol, esperando que una llama se acerque, convencido de que solo existe una llama en el mundo capaz de encenderlo… tu sonrisa.
Y cada minuto que no te veo, puedo imaginar tu pelo, tu sonrisa y sobre todo, trato de imaginar cuando te ries, y te echo de menos, y entonces miro al cielo para ver si veo reflejados tus ojos en él, y cuando recuerdo tus ojos, también recuerdo la manía que tengo de no mirar a nadie directamente a los ojos, pero mirar directamente a tus ojos me apasiona, y no se si es por su color, por lo que me dicen, o por ese brillo que ilumina hasta el rincón más oscuro que hay en mí.
Y extrañamente, ese paisaje negro, quemado
y abrasado, es ahora un bosque de árboles
y flores bajo un cielo nublado y lluvioso que
espera impaciente su sol de verano.
RUBÉN FERNÁNDEZ TOMÉ
Sea cual sea el desengaño, el dolor que me produzca. Siempre aparece algo o alguien para que me reponga de nuevo, siempre hay un nuevo amor, un amigo, un familiar que te devuelve el buen humor, cuando estés triste, paciencia. Paciencia sí, pero hay que poner un poco de tu parte para que la tristeza dure lo menos posible, y buscar a las personas que te alegran en el mismo instante que las ves, incluso antes de que digan nada, ya te alegras, búscalas.

domingo, 5 de junio de 2011

6.- ANGEL Y ASUN. FINAL DE UN CURA: EL TENIENTE

Durante la ausencia de Asun en su viaje para acompañar a Maria Luisa, los acontecimientos en el pueblo coincidieron de forma trágica.
A la vez que Asun había estado ausente sin motivo aparente, una cuadrilla especial del ejército, había buscado a los maquis del monte, a los rojos alojados entre los riscos, en las cuevas, entre los arbustos.
Ya no había más tregua, o todo o nada, los republicanos, lo vieron a tiempo, y a pesar del importante despliegue militar adentrándose en las montañas, tuvieron tiempo de abandonar su refugio, y escapar por las altas cumbres.
Los militares, con el coronel Abella al frente, se quedaron con la ganas, llegaron tarde, y no supieron cómo se les pudieron escapar de entre las manos. Volvieron al pueblo cabizbajos, convencidos de que alguien les había avisado, de que no podrían haberse escapado de no haber recibido aviso desde el pueblo.
La realidad es que había sido Angel por mediación del perro de Maximiliano, el mismo camino, el collar, y un escrito en latín, que había sido destruido. Angel actuó por evitar una masacre, no por simpatía ni empatía.
Pero cada persona del pueblo estaba marcada, y la Asun era hija de rojo, hermana de rojo, sospechosa de numerosas intrigas con los maquis, y encima había estado ausente sin motivo, las sospechas del coronel Abella cayeron sobre ella.
Apenas llegó, quedó detenida. De nuevo el aceite de ricino, de nuevo los golpes, los tormentos con el trapo de agua sobre la cara… esta vez no se libró del rape de pelo, de torturas peores, porque esta vez no trataba con el teniente amigo de Angel.
El teniente, no sabía qué hacer, en cuanto supo de la detención de Asun, y conocedor de la verdadera razón por la que la mujer había estado ausente, intentó defenderla, lo que le costó ser echado de su propio cuartel, y amenazado de ser llevado a un tribunal militar. Se fue corriendo a avisar a Angel, que no sabía qué hacer.
Esta vez, no había amenazas que hacer, ni cartas debajo de la manga. Como sacerdote, Angel se inventó mil excusas para justificar a su criada, hasta dijo la verdad sobre Maria Luisa, hasta confesó el medio por el que había avisado, contó hasta lo del escrito en latín, pero el coronel Abella estaba enrabietado por el fracaso de su acción en el monte contra los maquis. También Angel acabó fuera del cuartel con serias amenazas sobre su propia vida.
El teniente, le había cogido cariño a Asun, y su relación con Angel, le había hecho cambiar de actitud respecto a muchas cosas en la vida, y sobre todo con respecto a Asun, que sabía su secreto, y nunca lo había utilizado, ni siquiera cuando había sido detenida. El teniente admiraba su valor, y además había compartido muchas noches de cena y tertulia en la misma mesa con Angel y Asun.
Los alaridos se oían desde la calle, la luz parpadeante evidenciaba descargas eléctricas. Angel lloraba, gritaba, la llamaba desesperado. El teniente, se llevó a Angel lejos de allí. Se pasaron la noche en el bar, el tabernero, estaba pálido, porque el final se presentaba muy oscuro. Una vez que los militares empezaban a maltratar a una persona republicana, y más aun después de un fracaso, la muerte, caminaba por la mente de todos…
Al amanecer no quedaban más palabras que decir, ni más lamentaciones, ni más reproches a sí mismos… los ojos hinchados, la moral por los suelos.
De pronto, el silencio se rompió por unas ráfagas de metralleta.
-¡ASUN! ¡ASUN! ¡NO! ¡NO! ¡NOOOOOO!
Salieron corriendo en dirección a los disparos, el teniente se detuvo a tiempo, ya estaba hecho, y no quería ser llevado a un tribunal militar. Se dió la vuelta, y detuvo a Angel para que no viera el cuerpo inerte de Asun… Las lágrimas corrían por el rostro del teniente que no podía sujetar a Angel.
-¡ASESINOS! ¡BESTIAS! -Angel se quedaba sin voz, sin resuello, se dejó caer al suelo, ya no se tenía en pie, la tensión podía con el.
El teniente lo retenía en el suelo, le abrazaba, mientras miraba con desprecio a su superior, que pasó a su lado sonriendo, y amenazándole con una inspección. El teniente se tuvo que callar, porque se enfrentaba a la misma muerte que Asun.
Angel reaccionó, y se acercó a gatas hasta el cuerpo de Asun, lo cogió entre sus brazos, y se quedó allí, besándola en la frente, en los labios, abrazándola, llorando sin consuelo. Durante horas estuvo allí abrazado al cadáver, ignorando la suciedad provocada por el aceite de ricino, ignorando la cara desfigurada a golpes, ignorando el cuerpo prácticamente desarticulado, los huesos rotos. Mesaba su cabello… no podía con la pena que le embargaba.
Cuando los militares abandonaron el pueblo, la familia de Asun se hizo cargo del cuerpo.
Angel regresaba lleno de odio hacia la casa parroquial, iba arrancando los botones de la sotana, tirando de ella y finalmente lanzándola al barro, renunciando a toda su vida, renunciando a hacer el bien a aquella gente, renunciando a esa sociedad, a esa ideología, al miedo del pueblo entero…
De nuevo buscó el escondite del dinero, lo cogió todo, le dejó una parte a algunos necesitados, y emprendió camino en busca de Maria Luisa, a quien dejó la cantidad suficiente para ir tirando unos años, aunque la chica estaba en buenas manos con los padres del teniente.
La visión del hijo bastardo de Maria Luisa, le devolvió un poco de aliento, siempre le enternecían los bebés.
Se fue de allí, en busca de otra vida, daba igual el destino. Tenía dinero, iría a África, a América, daba igual, dónde le necesitasen, donde pudiese olvidarse de la raza humana.
Se hizo la promesa de ayudar a toda la gente posible antes de morir.
El teniente, fue juzgado por su oposición al coronel Abella, fue degradado a sargento, y trasladado a un lugar remoto.
*NO,NO, no comenten todavía, no me maten, ¡que Kanelita me cocotea!
xoxoxoxo
FINAL ALTERNATIVO
La Asun fue detenida nada más llegar, a duras penas, se contenía el teniente cuando la golpeaba en la cara. El coronel Abella, estaba convencido de que había sido Asun quien había avisado a los maquis.
El teniente aprovechando la fama que tenía de odiar a los rojos, se ofreció voluntario para hacer hablar a Asun. Se ponía como loco en cuanto oía hablar de republicanos, le reconcomía la sangre solo de pensar que se les habían escapado de entre las manos.
El coronel Abella, confiaba en cortar la huida por el otro lado de la montaña, y se fue rápidamente en busca de los fugitivos con todas sus tropas. Hacia media noche, y tras oir los alaridos de Asun, y de sacar como regalo su cabello recién cortado al rape, El teniente, comunicó al coronel Abella que la detenida, después de varias horas a solas con el, había declarado que había subido al monte nada más verles llegar para avisar a los rojos. Ocultando el detalle de que él sabía que esa entrometida no había tenido nada que ver, y de que estaba en casa de sus propios padres mientras se la acusaba injustamente.
-Pues ya sabe, teniente, la da usted el paseillo, un tiro y la tira por el barranco, para que aprendan los demás, que vaya a parar al barranco ese que aprovechan ustedes siempre, ese tan inaccesible. -dijo el coronel Abella-.
-Yo me encargo personalmente mi coronel -respondió el teniente mientras una sonrisa de satisfacción cruzaba su cara-.
El teniente esperó a que las tropas se fueran tras los fugitivos, y salió con la Asun, la cogía del brazo, y la llevaba casi a rastras. Angel que estaba a la espera, no podía menos que insultar a su amigo, intentando agredir a los guardias e incluso a su amigo el teniente.
El teniente llegó hasta el coche, dejó a la Asun con los guardias y se dió la vuelta viniendo hacia el cura. Venía gritándole.
-Ya no hay nada que hacer, Angel, la han pillado in fraganti esta vez. Vete de aquí.- vociferaba el teniente mientras se acercaba a Angel amenazador.
-Eres un canalla y un hipócrita, tu sabes que es inocente. Y ¡la vas a matar! ¡Y sabes que es inocente! ¡cínico!
El teniente llegó a su altura, le cogió por las solapas y le levantó en vilo, diciéndole quien sabe qué cosas, tan cerca de la cara de Angel, que casi mordía su nariz. Luego le soltó, y Angel quedó destrozado en el suelo, viendo como el teniente iba al coche, y cogía de nuevo a la Asun de forma que la llevaba a rastras hasta el muro más cercano.
-¡Dejadme solo! De esta puta me encargo yo solo, quietos ahí, y vigilad que no se acerque ese cura.
La hizo ponerse de rodillas, apuntó con su pistola a la cabeza rapada de Asun, las luces del coche de la guardia civil alumbraban la escena. El teniente disparó dos veces, y Asun cayó inerte. En ese momento, Angel, montó en cólera, el teniente ordenó a sus subordinados que se llevasen al cura al calabozo, que ya se ocuparía de él. Luego cogió el cuerpo de Asun, y se dirigió el solo con el cuerpo camino del barranco, donde el cuerpo desaparecería para siempre, como otros muchos.
Al día siguiente, Angel era liberado por el teniente, sin decir una palabra, se fue a casa, se quitó la sotana, la dobló cuidadosamente, y renunció a su sacerdocio, buscó el dinero del robo, esta vez lo cogió todo.
Llevaba varios días en la casa de los padres del teniente, no tenía otro objetivo en el mundo que visitar a Maria Luisa, ya que no había otro motivo que dar a su existencia. Se había alejado unos centenares de metros, y estaba podando las viñas de la finca…
Notó unos pasos acercándose, no podía ver nada por la altura de las viñas.
Una figura apareció por entre las hileras de las vides, tenía la boca partida, cuerpo flacucho…
-Has tardado mucho -dijo Angel-.
-En cuanto he podido… al final… ya ves, me han cortado el pelo… -dijo Asun-.
xoxoxo
En cuanto el teniente vio lo que iba a suceder, se hizo cargo. Encarceló a Asun, y se ofreció para hacerla confesar, desde el principio le dijo a Asun que salvar su vida iba a costar algunos golpes. El rape de pelo, el aceite de ricino y los golpes, tendrían que ser suficientes para convencer al coronel Abella.
Asun no tuvo que disimular mucho para gritar, el rape de pelo no la importó, el aceite de ricino, ya lo conocía, y aunque se lo volvió a hacer encima, tampoco la importó. El teniente, pedía perdón a cada golpe, haciendo cortes en los labios, sin golpear muy fuerte, también dio un pequeño golpe de experto, un poco doloroso que partió una de las cejas de Asun, no era muy grave, y la sangre siempre es muy escandalosa.
Todo esto sirvió para convencer al coronel Abella. Luego, cuando salieron del cuartel, Angel estaba allí, y podía estropearlo todo. El teniente, tuvo que volver sobre sus pasos y coger por la solapa disimuladamente a Angel mientras le decía nariz con nariz.
-¡Cállate Angel! ¡cállate! la voy a salvar, ¡disimula por Dios!
Luego volvió a por Asun, la cogió del brazo y a la tenue luz de los focos de los coches de la época, aparentó disparar a la cabeza y al cuerpo, mientras hacía mantener la distancia a sus subordinados. En realidad, disparó al suelo, justo por detrás del campo de visión de los guardias, para que no se viera el truco. Asun lo hizo muy bien, y fingió su muerte de manera convincente.
Luego el teniente ordenó encarcelar a Angel, y se llevó a Asun en dirección al barranco, aunque en realidad, se fueron en busca de la amante del teniente, la Encarna, ella se hizo cargo de la Asun, y se la llevó a un lugar seguro. Desde el que, con una peluca, iría al encuentro de Angel.
El teniente volvió al cuartel, y allí, en el calabozo, a solas, le explicó a Angel lo sucedido. Quedaron de que se encontrarían a salvo en casa de sus padres, pues nadie sospecharía de ellos.
Luego Angel, tras la renuncia, y con el dinero robado al presunto marqués, se dirigió hacia allí para esperar a Asun al lado de Maria Luisa. Con aquel dinero superarían muchas barreras en la vida.
El teniente, fue ascendido a capitán por los servicios prestados.
Con tanto dinero, Angel y Asun se compraron nuevos nombres, se asentaron al lado de la finca de los padres del teniente, que había sido destinado cerca de su casa. Y allí, siguieron sacando de apuros a todo el que se ponía en su camino.
Entre las sombras de los racimos de uvas, y las hojas de parra, Angel y Asun se besaban apasionadamente, Angel estaba feliz, Asun, dolorida, pero también feliz.
El pañuelo que cubría su cabeza desnuda, se desprendió y el viento lo elevó y se lo llevó en volandas hasta depositarlo en el tejado de una iglesia cercana de forma premonitoria.
-Incluso sin pelo no hay nadie tan guapa como tu.
-Incluso sin sotana sigues siendo una tentación.
FIN DE VERDAD.
De nuevo, dibujo creado por mitodos.soy.es. También me gustaría que LÍBELULA hiciese dibujos sobre los relatos que hago. En su momento le propuse a Mito que hiciese dibujos sobre mi entrada "Gorrión",  pero no ha tenido tiempo. Los niños de 4 años de la clase de mi hija si que los han hecho, pero todavía no he podido verlos.