Seguidores

lunes, 22 de septiembre de 2014

EL CONCIERTO.

Ayer fui a un concierto. Hacía mil años que no estaba en un concierto. Lo menos desde que Rosendo cantaba con "Leño".

Fui para acompañar a mi sobrina. 

Cuando vi a todos sacando los móviles y sujetándolos en alto intentando grabar el espectáculo, fui al coche, cogí el retrovisor interior (uno especial que llevo desde hace años) y me puse a hacer lo mismo que ellos. Allí estaba yo, con el retrovisor mirando hacia mí, la mayor pantalla que había. Todos mirándome. 

Pero ninguno miraba al retrovisor, por eso no podían darse cuenta de que eran ellos los que estaban haciendo el ridículo. 

Al final, el retrovisor y mi cara terminaron viajando por todas partes, primero fue un "guasag" o no se qué. luego alguien los subió a "feisbuk" y otro lo "tintineó"

Al poco tiempo era "trendin topi" o algo así.

El grupo que daba el concierto se mosqueó porque la gente dejó de atender a las canciones, o a lo mejor les molestó que lo único que apuntaba hacia ellos era el retrovisor, y encima no por la parte del espejo. Como vi que me miraban los músicos, les dije ¡qué pasa, que tengo cámara frontal!. Y entonces pararon la canción. La gente estaba tan pendiente de mandar la imagen del tio del retrovisor, que no se dieron cuenta.

Yo me acerqué al escenario y les dije que no se preocupasen, que estaban compartiendo un retrovisor, por si alguien en algún sitio no había visto nunca uno, que, en cuanto lo compartiesen, lo tuiteasen y lo comentasen que se fijarían en el cocierto.

Pero como quiera que pasó un cuarto de hora y seguían sin enterarse de que había parado la música, me subí al escenario, cogí el micro y empecé la subasta del retrovisor.

Se vende retrovisor "vintage",  inicialmente perteneció a un renault 4, más tarde, y después de viajar por media provincia, se rompió y lo puse en la guantera, donde ha estado hasta que se llevaron al mencionado vehículo al desguace, que fue cuando lo recogí y lo puse en mi bici, donde pasó desapercibido hasta que me llevé la bici a la ciudad, donde ya fue trendin topis... Hoy, ya harto de su afán de protagonismo, lo vendo por el simbólico precio de... No, mejor dicho, por el simbólico gesto de apagar los móviles y saltar un poco...

Pero fueron incapaces, ni uno solo pudo pagar tanto... ¡MÍO POR SIEMPRE!

5 comentarios:

Nieves Martín dijo...

Así es... hoy lo mas absurdo se hace numero uno en la red, al parecer contra más absurdo mucho mejo.
Hoy en día me da la sensación que todo se hace para plasmarlo en la red y todos se enteren la vidorra que te metes.

Quizás como indica la moraleja de tu fantástica historia eso de pasarlo bien anónimamente es un precio demasiado alto.

Me encanta leerte Rubén!!!
;)

El tejón dijo...

Yo habría pujado por ese retrovisor..
No saben lo que se pierden.

Anónimo dijo...

Si es que la gente se olvida vivir la vida y el momento por grabarlo y subirlo a internet. Qué vida esta. Me ha encantado la entrada y el retrovisor, qué alegría volver a leerte :-)

MoniRevuelta dijo...

Ja ja ja, no lo vendas Ruben!!...lo que representa es impagable...
Muy buen relato , un fuerte abrazo!!

kelmostarin dijo...

¿Vieron el retrovisor? Ya es algo de por sí milagroso... ;)