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miércoles, 16 de marzo de 2016

LA GUITARRA

El primer día en destino, estoy literalmente acojonado, nunca antes había estado en zona de guerra, y ese primer momento me impresiona.
Al día siguiente comienza la misión, que es avanzar por la zona intentando desalojar los edificios antes de los bombardeos.
Ya el primer día, una bomba me sorprende, nadie la ha lanzado, la han dejado esperándonos. Un edificio se derrumba delante de la multitud que hemos reunido, la pared cae hacia la calle, el suelo del primer piso bascula todos los enseres hacia la calle, y sobre todos ellos, sale dando tumbos una guitarra española que estaba encima de una armario.
Dos adolescentes se pelean por ella, y parece que la guitarra terminará rota.
Intervengo, y les convenzo para que dejen la discusión y compartan la guitarra hasta estar a salvo. Obedecen y continúan camino.
Los días siguientes, seguimos con la misión, A veces, conseguimos el objetivo, otras, los bombardeos llegan antes, y lo que encontramos es desolador, pues todo está destruido.
Cada día cambia el heterogéneo grupo de gente que acompañamos fuera de la zona, y cada día, la pareja de adolescentes, es mi único referente, si les pierdo de vista me pongo nervioso.
Estoy siempre pendiente de ellos. En las noches se oye la música meláncolica de la guitarra y la bonita voz de ella, supongo que el toca. Ni me había fijado en que uno de ellos era una chica.
Se mantienen unidos por la guitarra, y el día que no se escucha su sonido, no puedo dormir pensando si les habrá pasado algo. Curiosamente, el resto de la gente me pasa desapercibida, no me fijo en ellos, solo veo gente.
Día tras día, es igual, algunas veces nos esperan francotiradores, y las bajas son difíciles de llevar.
A las dos semanas, la funda de la guitarra está deshilachada, y tiene una agujero de bala, que unido al hueco que dejó el derrumbe cuando la encontraron, hace que su sonido sea de poca calidad, aunque se ve que son buenos músicos, no osbtante, estaban al lado del conservatorio, seguro que eran alumnos.
Observo su relación de cerca, no sienten ninguna atracción física, sin embargo aman la música y la guitarra es su piedra de toque. Se han hecho amigos inseparables, y empiezan a chapurrear mi idioma, ya que a mí el suyo se me hace muy díficil de aprender.
A medida que pasan los meses, ellos, indefectiblemente, optan  por seguir la ruta que yo siga. Mis compañeros ya les consideran como de la familia, y parece que somos sus padrinos, o que les hemos adoptado.
Cuando llega el día de mi vuelta a casa, no puedo soportar separarme de ellos. No puedo apartar la mirada de la guitarra, ya no hay rastro de la funda roja a cuadros inicial, tiene varios golpes, le faltan dos cuerdas, y tiene parches por todos lados, un agujero demasiado grande hace que lo que suena, no sea ni remotamente aceptable... tiene la guitarra, medallas de guerra, balazos, parte de unas gafas se usan para sujetar una cuerda, y un casquillo sujeta uno de los lados de la correa. No parece una guitarra.
Los chicos también han sufrido, y su aspecto es lamentable. Es imposible llevármelos, y la pena que siento al dejarles atrás, es enorme, y no digamos ya, la pena de dejar a los que han muerto allí.
Les dejo mi dirección y mi correo electrónico por si, remotamente consiguen conexión a internet.
Ya en casa, recibo al mes una carta, parece que están bien, pero han quedado a la deriva, y se que vagan por la zona, expuestos a ser asesinados y cosas peores.
No aguanto, y pido volver al año. Me cuesta convencer a mis superiores, pero lo consigo.
Una vez que estoy de vuelta, no dejo de buscarlos.
Pasan las semanas, y apenas tengo pistas de ellos. Los campos de refugiados, están abarrotados, y pudiera ser que pase a su lado sin verlos.
Una noche, estando de guardia, escucho un cling monótono y una voz inconfundible.
Y por fin les encuentro, allí, mirándose uno a otro, la guitarra solo tiene una cuerda, y de vez en cuando palmean una lata para acompañar el sonido lastimero que sale de ella.
Cuando me ven me abrazan de tal manera que casi me aplastan.
Les recojo bajo mi portección. A esas alturas, todos mis superiosres conocen la historia. Me dejan retroceder con los chicos hasta una zona segura, hasta llegar al campamento base. No puedo llevármelos, así que no me voy, me quedo en la zona, incluso cuando las tropas regresan a mi país y la lucha ha terminado.
Vivo con ellos en una pequeña población en el norte de África, vivimos de lo que trabajamos, pero no falta nada.
Antes de que se fuesen, pedí algo a mis compañeros, y dos meses después, llega mi paquete.
Lo pongo en el suelo de nuestra modesta vivienda, y cuando se disponen a salir para actuar en un pequeño local de la población, se topan con los bultos... Son dos guitarras, no son las más caras, ni las mejores, pero son nuevas... Miro sus caras, y se que las lágrimas que caen no son solo por el regalo, saben que ha llegado la hora de irme, pues mi misión ha terminado, poco sospechaba yo aquel primer día, que mi misión era musical...


miércoles, 9 de marzo de 2016

COCHES DE ALTA GAMA Vs LA LECHE


Hoy es el sector lácteo. Ante las protestas de los ganaderos, surgen los comentarios de quien no sabe lo que dice.

Menospreciando a todo un sector. Es vergonzoso, dice un sabihondo que los ganaderos se han gastado el dinero de las subvenciones en coches de alta gama.

Las subvenciones, vienen a enmascarar los precios ridículos que tienen la leche y el cereal, lo que ha costado el precio del combustible de los últimos años. No ven, que estos precios son los mismos que hace treinta años, que si el precio hubiese crecido conforme al ipc, puede que no fuese necesaria ayuda alguna.

Se ha tenido que modernizar el mundo rural entero para poder soportar esta situación. Donde antaño se vivía con cuatro tierras y veinte vacas, ahora necesitas 25 Has. Y 100 vacas, y eso invirtiendo en maquinaria cara.

El campo siempre ha sido duro, lo sabemos bien. A quien lo critica, no se le puede perdonar.

Si te pagan la mitad por un litro de leche, que lo que cuesta en la tienda o supermercado, ya tienes mucha suerte, y eso si no tienes la desgracia de que te la dejen de recoger de un día para otro.

A quien lo critica, que diga a qué se dedica, que le pongo un ejemplo para que se identifique.

Yo me identifico con el campo, lo viví toda la vida.

Me identifico con quien se va a la ruina injustamente, pues ya tuve que vender los autobuses en diciembre de 2012, porque llevaban dos años quitándome rutas escolares ganadas en concurso público, y me las quitaron con un derecho de preferencia, a favor de ALSA. Que es ilegal, y que lo era entonces, que Bruselas ahora nos da la razón, pero que ya es tarde. Las empresas grandes, osease, los grandes empresarios del país, manejan el gobierno, tienen el poder.

También me identifico con quien se indigna con los comentarios en contra, pues tuve que escuchar de alguna persona, que se alegraba de lo que me había pasado.

En fin, lo que me pasó, no se lo deseo a nadie. Tener que deshacerte de lo que tus padres llevan manteniendo durante toda la vida. Que ya lo he dicho más veces, vale más el disgusto de nuestros padres por vernos así, que todo.

Y al que ha opinado sobre los coches de alta gama, varias cosas:

1.- Si es así, que venga al pueblo  y pruebe. A ver con qué coche termina.

2.- No se puede hablar sin saber de lo que se habla, y que nos diga a qué se dedica.

3.- Cuando traigan la leche de fuera, se va a enterar, que mire por su puesto de trabajo, que como los del campo compitan por puestos de trabajo en que ubicarse, van a saber lo que es capaz de trabajar y competir la gente de pueblo. Lo mismo te quitan tu puesto.

4.- Ya hice referencia la semana pasada al “tonto ibérico”, he aquí un claro ejemplo…

Ánimo, que es un sector más que se mete de lleno en el pozo, pero, cuidado, no es un sector cualquiera…

viernes, 4 de marzo de 2016

EL ABUELO

SANTIAGO
Mi casa está en lo alto del pueblo, es la más alejada, pero desde su posición se ve toda la carretera que da acceso a este único pueblo. También se ve perfectamente la parada del autobús, en el cruce, a un kilómetro y medio. Así que, cuando pasa el autobús, me suele pillar oteando el monte y las montañas con unos prismáticos. Es una costumbre que tengo desde la viudedad que me ha dejado este silencio alrededor, que, en algunos momentos me atiza sin miramientos.
Hoy se ha bajado una joven en la parada, lleva una mochila y una gran maleta de ruedas. Sigo su itinerario intentando descifrar quien es. Es joven, tiene el pelo castaño, recogido en una trenza un poco desastrada, quizá por el viaje... El caso, es que me resulta conocida, seguro que es descendiente de alguien del pueblo, pero no atino a dar con su parentesco.
Por un momento, pierdo de vista mi "presa visual", como suelo llamar a los animales que visualizo con los prismáticos "carísimos" que me he comprado hace un mes... La muchacha se ha adentrado entre las casas y no la veo, los prismáticos ya no sirven e intento localizarla a simple vista. Finalmente, sorprendido, veo que afronta decididamente, la subida hacia mi solitaria casa, la pendiente hace que la maleta se convierta en un ancla de tierra firme, así que, abandono la comodidad de mi otero, y bajo en su ayuda. Cuando llego a su altura, sigo sin reconocer a la chica, pero a esa distancia, ya puedo asegurar que tendrá unos 19  ó 20 años... Al acercarme, me mira sin decir nada, pero yo en sus ojos, y ella en los mios, reconocemos el parentesco.
-¿Abuelo? -pregunta.
- Pues si te llamas Sandra, seguramente sí, no podría asegurarlo, porque hace 15 años que no veo a tus padres.
- Sí. Pues eres mi abuelo Santiago.
A mis sesenta años, mantengo una buena forma física, cultivada en esa montaña que tengo a la puerta de mi jardín, pero la pesada maleta, me pone a prueba.
Ni recordaba a mis nietos ni a mis hijos, hijo e hija, que se fueron a vivir a 800 kilómetros, y que no volvieron ni al entierro de su madre, dolidos porque no quise avalar con mi casa sus locos proyectos de entonces. Por suerte, encontraron trabajo y no han pasado carencias. Se, aunque no me lo han contado ellos, que mi hijo me ha dado tres nietos, a dos de ellos no les he conocido, aunque tienen ahora 13 y 16 años, dos niños, hermanos de la venteañera que tengo delante. Mi hija me ha dado una nieta, que tendrá 14 años.
A Sandrá la ví hace quince años, cuando surgió la citada discusión.
Se lo que hacen mis nietos, porque un día, un chico que vino al pueblo, me registró en el facebook, con el nombre que le dio la gana, y busqué el apellido de mis nietos y de sus padres. Afortunadamente encontré a mis cuatro nietos, y sigo sus vivencias...
Por eso me extraña que la mayor se haya presentado a verme, ni siquiera debía de saber que tenía un abuelo.
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SANDRA:
Mientras me sube la maleta, mi abuelo va muy pensativo, no me hace preguntas, llegamos a la casa, y recoge unos prismáticos de una silla que hay en su puerta, introduce la maleta y prepara la mesa para dos. Me mira con esos ojos tan iguales a los míos, y no soy capaz de recordar una mirada tan llena de júbilo en la mirada de mi padre o de mi tía. Está a punto de llorar, porque en un momento, desaparece por las escaleras arriba y regresa  con la cara lavada.
No me atrevo a decir nada, es muy difícil, no puedo decirle por qué no hemos venido nunca a visitarle.
Huele muy bien, y tengo hambre, me indica el baño, me aseo y me siento a la mesa. Me trae agua y un pan que huele a pan de verdad.
La comida distiende el ambiente, y la conversación retorna.
- Me alegro mucho de verte, Sandra, sea cual sea la catastrofe, que te ha empujado a venir.
Y ahí, ya no puedo más, y le cuento mi vida, no estoy embarazada le contesto a su pregunta, no me he peleado con mi novio, le vuelvo a contestar, no he liado ninguna faena...
- ¿Entonces?
- Abuelo, descubrí en facebbok un "amigo" que no conocía, siempre conectado, "amigos en común": mis hermanos, mi prima y yo, le gustan todas nuestras cosas... tengo un amigo informático, y al final, salió esta ubicación... Intenté hablar con mis padres, pero la cosa terminó en una fuerte discusión...
- Tu padre y tu tía, están dolidos conmigo, porque no quise arriesgar la única cosa propia que tu abuela y yo teníamos, y que era el único legado que podríamos dejarles, ni siquiera vinieron al funeral de tu abuela...
- Lo se. Por mi parte, a mi me pareció injusto, y por otra parte, me pareció entrañable que estuvieras siguiéndonos por internet, sin atreverte a revelar que eras nuestro abuelo. No puedo pedir a mis hermanos y a mi prima que  me acompañasen. Pero yo soy mayor de edad, y desafiando a mis padres, he venido, les he dicho que me pasaba el otoño fuera en un master, hace tiempo que no les pido dinero.
- Se que te va bien, que tienes un estudio de fotografía a medias con una amiga, y que ya no vives con ellos.
- No tengo novio ni nada serio, así que no tengo nada que me impida venir, ya ha pasado la temporada de los reportajes de boda, y aquí estoy.
- ¿Has traído alguna cámara?
- ¿Alguna? - rió-- Unas cuantas.
- Pues ven.
Durante todo el otoño, mi abuelo me guió por el monte, las montañas y me llevó a todos los rincones que se le ocurrían, subíamos laderas, visitábamos cuevas, bosques, desfiladeros... las fotos que atesoré durante el otoño serían extraordinarias, pero los recuerdos vividos con el abuelo Santiago, cambiaron mi perspectiva de la vida para siempre.
Me obligó, literalmente a regresar con las primeras nevadas. Cuando regresé, fui la envidia de mi compañera de negocio por las fotos, y de mis hermanos y prima por todo lo que les desvelé.
Ese día de mi regreso, colgué una foto de mi abuelo y mía en la ruta de los calderones, en el desfiladero.
Mis hermanos se la enseñaron a mi padre, y hubo otra discusión, porque ellos y mi prima, estaban dispuestos a conocer a su abuelo a toda costa.
Puesto que ni mi padre ni mi tía, estaban dispuestos a una reconciliación, esas navidades, en secreto, invité a mi abuelo a mi casa, un pequeño apartamento. Hizo los 800 kilómetros que nos separaban, y allí conoció a sus otros nietos, y nunca vi a un hombre llorar tanto, ni a mis hermanos llorar delante de mí ni cuando eran críos. En cuanto a mi prima, se quedó encandilada con su abuelo...
Refugiados del control parental, visualizaron cada foto que el abuelo traía consigo de la abuela, y les habló de ella. Trabajo me costó que se fueran a sus casas.
Pasé la Navidad con él, mis hermanos y prima se presentaban en mi casa a todas horas. Y cuando llegó la hora de la despedida, los chicos estaban abatidos. Santiago, sin embargo irradiaba felicidad, llevaba el corazón lleno, y mira que le había tenido vacío...
 
 
 


martes, 1 de marzo de 2016

EL TONTO IBÉRICO

El tonto ibérico, es un espécimen abundante, cuyo caldo de cultivo es facebook, telecinco y otras redes similares.
Se le diferencia enseguida, por sus palabras o, peor aún, por sus "delicadezas" escritas en el muro...
Defiende lo indefendible, como si supiera de lo que habla.
Como no ha leído un libro en su vida, no es consciente de su ignorancia. Así que de nada sirve explicar a este individuo, que hasta Platón y Sócrates se consideraban ignorantes.(scio nihil scire).
Ni que decir tiene, que el latín no ha hecho acto de presencia en su vida, así que es mejor decir "solo se que no se nada".  Y que cuanto más aprendes y más lees, más consciente eres de lo mucho que no sabes.
El tonto ibérico, alimenta su estulticia, y se entrena cada día.
Y esto viene al caso por uno de estos especímenes, que encima siempre he tolerado porque me consta que su ignorancia, está justificada por las leyes de Mendel. Pero llega un punto en que se propone dar lecciones morales a gente que no le va a contestar, para no liarla.
Lo suyo, hubiese sido explicar la situación y el motivo de cierto artículo, pero, claro, es un tonto ibérico...
No se puede, es una persona, que cuando otro vehículo, le da un pequeño toque por la parte de atrás, en ciudad, sin consecuencias, se baja del vehículo, insultando y gritando, y ante la perplejidad del conductor, le da un puñetazo en la luna, rompiendo ésta. Ante la incredulidad del conductor, intenta golpearle, como quiera que están en el centro de la ciudad, la policia local interviene, y apenas es capaz de sujetarle. Todo esto sin mediar una sola palabra con el otro conductor. Y todo esto, delante de su hijo pequeño.
Pero es un tonto ibérico, así que, ahora, un año después de este altercado que presencio avergonzado de conocerle, viene a darme lecciones morales.
En fin, harto estoy de las "k" del facebook, de las confusiones entre "haber" y "a ver" de no distinguir entre el verbo "hacer" y el verbo "echar"... (voy enumerando los resquicios por donde van dejando su nivel cultural).
El tonto ibérico vota, a veces acertará, quien lo sabe. Hoy día en que el PSOE no es "obrero", el PP no es "popular", PODEMOS no "puede" y CIUDADANOS no sabe qué ciudadanos son...
En fin, llevo unos días aguantando el berrinche. me recrimina por poner en facebook, unas imágenes un poco dificiles de ver, por su dureza, pues se trata de un león matando a su domador. Reconozco que es un error compartir eso, y lo borro, realmente, es de mal gusto y está fuera de lugar en mi muro. Pero, claro, estamos hablando de un tonto ibérico. Comenta, muy indignado (es el primer comentario que me llega por su parte desde que está entre mis ¿amigos? /CONOCIDOS del facebook) que cómo puedo colgar eso en un lugar donde lo pueden ver los niños... Sin comentarios. Mis hijos ni se acercan al "face", queda en evidencia al dejar claro que comparte esa tarea con su hijo, que tendrá tres o cuatro años.
Pues bien, juraría que esta red social, supuestamente es para mayores de edad. Es cierto que hay miles de menores, pero también es cierto, que un niño de tres o cuatro años, solo tiene acceso a ella por medio de un adulto, Y que es responsabilidad de ese adulto lo que el niño pueda ver.
El tonto ibérico, abunda... cada vez que opina sube el pan... Y yo no debería entrar al trapo.
Por favor, yo en mi muro pongo lo que quiero.
Mi primer impulso fue eliminarme de esta red social, pero la verdad, es que tengo mucha buena gente, con la que solo tengo contacto por aquí.
Como no quiero liarla, lo escribo en el blog, al que llega gente un poco más leída, que sabe quien eran Sócrates y Platón. Y además, protegido, porque los tontos ibéricos, que pinchan en mi enlace, nunca leen el texto, si no hay fotos...
Ya eliminada toda la bilis que llevo dentro, siento lástima de mi mismo, por no tener más cultura y no haber llegado a la universidad, y no haber leído más clásicos en vez de tanto bestseller... y por eso soy un tonto ibérico más...