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viernes, 22 de junio de 2018

UN "DOWN" QUE BRILLA (RUBÉN)

Hoy es mi cumpleaños (46), y hoy, mi hija Silvia, termina la primaria y afronta un cambio importante de cara al curso que viene.
Pero si hoy es un día emotivo, es porque es mi último día con Rubén.
Después de seis cursos juntos, toca valorarlos.
Me tocó la lotería en forma de persona, empecé con él, hace seis años, cuando tenía 14 camino de 15, y le dejo camino de los 21.
Todo lo que me ha aportado en estos años, es difícil de valorar, y me llevaría mucho tiempo. Desde el principio, cambió todas las ideas preconcebidas que yo podía tener respecto al Síndrome de Down, toda perspectiva se fue al traste, y mi idea se ha ido renovando y actualizando día tras día.
Rubén no es un niño cualquiera, en el colegio lo saben bien, es muy especial.
Ha sido la persona que me ha alegrado el día durante estos años, recibiéndome con un "te quiero" cargado de sinceridad, con una alegría desbordante que te hace olvidar los sinsabores de la vida, de los desprecios y menosprecios, de los desengaños, de la gente que te falla. Te hace olvidarte de todo, te pone una sonrisa en la cara y ya no se te quita hasta media mañana. Porque es simpático, alegre, cariñoso, juguetón, es de esas personas que iluminan a las demás, que llegan y dan luz. Hace que todo alrededor sea alegre y brille.
He aprendido mucho, sobre todo a cambiar la frase de "con que poco se le hace feliz", por otra, "qué fácil es ser feliz". Eso, sobre todo, es lo que he aprendido.
Te cuenta sus pasiones, adora la comida, la música, "la que se avecina", "la patrulla canina", "Bob esponja" y los animales. Odia que le riñan, las tormentas y al monstruo de la "nibla" (niebla) y dormir la siesta.
Hemos adquirido la suficiente empatía como para cantar juntos, reír juntos y quejarnos juntos, imitar a los animales, y cuando alguna vez ha llorado, es para olvidar, tal es la tristeza que desprende que se te cae el alma a los pies de la pena que da, aunque apenas ha sucedido dos veces.
Cuando voy enfadado y triste, ya oigo detrás de mí, esa voz que me dice "no te enfades, Tomé" porque Rubén es él, yo, soy Tomé, por el apellido, como en la mili, ya es la única persona que me llama así.
"Tomé, tenemos que hablar" me dice, y de seguido me cuenta el desayuno, la comida y la cena, habla del tiempo, y te dice que  te quiere, a mí, y a todo el que esté en el coche. Se ha adaptado a todas las cuidadoras, desprendiendo un cariño sincero y desinteresado por las tres: Anais, Marta y Ana. Quiere sin condiciones, te quiere y punto, sin dar vueltas a las cosas.
Después de los desengaños de este último año, de un futuro incierto, y de infinidad de problemas que se suceden en el día a día, Rubén es quien me ha ofrecido la calma, la terapia y la idea de que es muy fácil ser feliz.
A sabiendas de que es muy difícil que alguien fuera de tu familia pueda quererte tanto, no puedo sentir en este momento una pena más grande que esta despedida. Todo lo que me ha enseñado, y todo lo vivido, se queda en mi memoria para siempre, porque nunca le olvidaré, ya que ha marcado un antes y un después.
Algunas personas, no entenderán cómo se le puede querer tanto, pero serán las personas que no le conozcan, el resto lo saben de sobra.
Rubén, nunca te olvidaré, te quiero.
Terminaría diciendo "pon un down en tu vida" pero no es así, lo justo, es decir "pon un Rubén en tu vida", porque no hay otro como el, y si algo he aprendido es que no todos son iguales. 
Estoy seguro de que se adaptará a lo que venga, que querrá a todo el que interactue con el, de que seguirá desprendiendo alegría esté donde esté, y que es un tesoro que hay que compartir con la mayor cantidad de personas posibles, para que aprendan a valorar la vida desde esa perspectiva suya, única y optimista.
Te deseo toda la suerte del mundo, porque solo te mereces cosas buenas a tu alrededor.
Contaría mil anécdotas, mil canciones que le gustan, todo el repertorio culinario de sus gustos, todos los peluches, todas las risas, pero llevaría mucho...
Con las lágrimas ahí, apenas contenidas, me emociono, porque va a ser muy difícil esta despedida, y cuando hoy a medio día llegue, me va a costar mucho, pero que mucho, mucho.