jueves, 8 de diciembre de 2011

EN 3D (PARECE REAL)



EN 3D (PARECE REAL)



            El abuelo estaba sentado en la cocina, ya eran muchos años los que tenía, llegaba casi a los 100, y aunque estaba muy lúcido, y tenía muy buen oído, estaba cansado.

            En el salón, sus nietos que ya pasaban la veintena, jugaban con la consola. En una gran pantalla de esas caras, se veían soldados y escenarios de guerra.

            -Mira –decía uno a otro- como se ve de bien, parece que estás ahí, mira como salta la sangre, parece real, parece que estás allí, parece real.

            En ese momento, el abuelo abrió los ojos, caminó como pudo, se puso a su lado y se fijó en la pantalla.

            “¿qué parece real, dices?

            No tenéis ni idea.”

            Recordó como, cuando apenas tenía 18 años, varios menos que los nietos que tenía delante, la guerra le sorprendió siendo poco más que un niño, como tuvo que madurar y afrontar las vicisitudes diarias de la guerra, sin tiempo para sobreponerse a las calamidades.

            Sin dormir, entre piojos y pulgas, entre lo duro del suelo, los disparos esporádicos y el miedo.

            Comiendo apenas lo necesario para seguir adelante, bebiendo lo que se podía, y siempre cansado y temeroso.

            Recordaba un episodio de la guerra que nunca olvidaría, aunque se le borrase de la memoria hasta su nombre. Llevaba en la contienda ya unos meses, le quedaba medio año para cumplir 19, se habían topado con el enemigo en un valle, situados cada uno en una ladera, comenzaron la refriega, bien parapetados, y disparando a discreción, no paraban, apenas había bajas, pues los dos estaban bien protegidos, con lo cual, malgastaban munición, y se pasaron los días disparando a las rocas. No se dieron cuenta de que ambos grupos estaban en una trampa, no se podían mover sin quedar al descubierto, y las provisiones se terminaban, y agua tenían de sobra, pero no les quedaba apenas comida.

Cuando quisieron darse cuenta, algunos se arriesgaron a salir por retaguardia, siendo alcanzados por las últimas balas que quedaban. Con esto, nadie se atrevía a salir en busca de ayuda, a pesar de que casi no había balas. No llegaban refuerzos por ningún bando y tampoco provisiones.

            Los días empezaron a ser eternos, y la debilidad les hacía vulnerables al frío, a la enfermedad y a todo.

            Un día apareció a lo lejos un convoy de alimentos, sin duda destinados a otros que no eran ellos, al acercarse, la desesperación se apoderó de todos, amigos y enemigos. No podían más, salieron en tropel, las pocas balas que quedaban alcanzaron a unos pocos, pero pronto, se encontraron al pie del convoy y lucharon cuerpo a cuerpo, con cuchillos navajas y puñales improvisados con cualquier cosa.

            Había llovido, pero en ese momento, hacía un calor tremendo, el sudor y la humedad, les hacían perder hidratación con la lucha,  y la contienda se ralentizaba poco a poco.

            Con los primeros navajazos llegó la sangre, todo empezó a llenarse de sangre, algunos quedaron destripados, y ese olor entre la sangre, el barro y el calor, hacía vomitar a muchos, lo cual hacía vomitar al resto, el pastizal en el que estaban luchando era peor que un estercolero, olía a tripas, a sudor, a sangre, se enturbiaban los ojos con el sudor y el esfuerzo, casi no se tenían en pie, se estaban aniquilando unos a otros, luchando sin compasión. Solo se tenían en pie a base de adrenalina y hambre.

            La sangre le caía por la pierna, y no sabía de dónde le salía, se volvió más agresivo, desesperado, veía caer a otros a su paso, el olor era nauseabundo, las entrañas se enredaban en sus pies, y los quejidos y alaridos de dolor atormentaban sus oídos, cada vez que se producía un corte o un pinchazo, las sangre salía a borbotones, no como un aspersor como se veía en el videojuego de la pantalla, sino que brotaba intensamente resbalando por el cuerpo o empapando la ropa. El uso de armas improvisadas, hacía que se produjesen feas heridas, así, un golpe en la mandíbula con la raíz de un árbol, produjo un descarnamiento en la cara, que dejaba la mejilla colgando hecha jirones y los dientes y el hueso de dicha mandíbula a la vista, visión que le atormentaría de por vida.

            El calor y los vómitos, la humedad y el agotamiento, unidos a los olores nauseabundos y a las terribles heridas del cuerpo a cuerpo, terminaron con su conciencia, y lo último que recordaba era como a su alrededor quedaban muy pocos hombres en pie, y al caer al suelo desvanecido, veía alejarse al convoy de alimentos.

            Sobrevivió porque corrió la noticia de los acontecimientos y cada bando acudió a recoger a sus muertos y heridos, pero el olor de las tripas y la sangre, se había quedado incrustado en su nariz y en sus recuerdos.

            Estaba recordando en voz alta, y sus dos nietos le miraban absortos, olvidados de su juego y de poner la pausa.

            -… No, no es ni remotamente real, si fuese real, no querrías jugar a esto, aquí no huele a nada, ni a miedo, ni a sangre, ni a vómitos, ni a la orina que muchos nos hicimos encima cuando vimos las primeras heridas profundas, no sentís el barro pegado a todas vuestras ropas, no sentís el sabor de la sangre que resbala de vuestra frente y se cuela en vuestra boca mezclada de barro para juntarse con la bilis de vuestros vómitos.

            No tenéis la cabeza rapada para quitaros los piojos, ni el cuerpo acribillado por las pulgas, no tenéis sabañones producidos por los cambios de temperatura, y no tenéis que ver como muere destripado el amigo con el que te has pasado día y noche, cada hora a su lado. No tenéis que ver como es pisoteado en el suelo vuestro ojo derecho… ¿o creéis que me quedé tuerto jugando con un palo?

            Para empezar a poneros en el lugar de un soldado tendríais que sentir el miedo de estar en un lugar en el que no queréis, dormir sobre unas sábanas que erosionan la piel, de temer no volver a ver a vuestra familia y a vuestra novia nunca más en la vida, de veros solos frente al terror.

            -Parece real… parece real… ¡no tenéis ni idea!. Idos a buscar una mujer y dejad de perder el tiempo.


Esta foto es real, es posterior a la batalla de Stalingrado, sacada de internet.

21 comentarios:

  1. Impresinante foto no menos que tu relato, que me ha traido a mi memoria esas viejas historias de guerra de mi propio abuelo, él como el de tu relato tuvo que sentir todas las penurias que cuenta tu protagonista.
    Es un relato llego de sabiduria e ironía porque es verdad... ahora que tanto nos quejamos por los recortes... ellos ( los mayores) pensaran... que sabremos nosotros de recortes...

    Me encantó.
    Besos :)

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  2. La guerra nunca es un juego, o no lo debería ser.
    Un saludo,Ruben.

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  3. que nunca hay que vivir una experiencia así en la vida real.

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  4. Ufff, terrible foto. Quien quisiera volver a una guerra. Muy buen relato bien redactado y ameno. Me gustó bastante. Aparte que suena muy realista.

    Saludos Rubén.

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  5. Pues a mi la foto no me impresiona, muy acostumbrados estamos a ver cosas así en la tele. Lo que me impresionan son las palabras, la forma de relatar algo tan duro como vivir una guerra. Nadie sabe lo que es hasta que no lo sufre en sus propias carnes...ni 3d ni leches...

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  6. Mi abuelo nunca me contó "su guerra", pero casi que se lo agradezco.
    Un relato que impresiona, Rubén, como la foto. Muy bueno el final.

    Un saludo.

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  7. Nieves, la foto es en blanco y negro, porque si busco cosas más recientes, podrían herir a alguien, las hay tan duras, que prefiero no ponerlas aquí.
    Mis abuelos no me contaron nada de la guerra, no querían ni oir hablar de ello.

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  8. Tejón, juegan a matar, que se puede esperar, que luego en la discoteca se peleen y se den navajazos.

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  9. Eddie, cuando fui a la mili, coincidió con la invasión de Kuwait por Irak, nos daba miedo que nos pillase el asunto.

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  10. Pluma roja, por suerte, no he vivido nada de eso, aunque algunos sueños, parecen tan reales, que te hace pensar si hubo otras vidas.

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  11. Eduardo, la foto no impresiona, pero si buscas por internet, estas dos días sin comer, yo no quiero poner nada tan fuerte. En el primer día de enfrentamientos de la Primera Guerra Mundial murieron 300.000 personas, me imagino el panorama...

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  12. Estremecedora imagen! y lamentablemente real. Tu historia es por cierto atrapante.
    Excelente trabajo Rubén!

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  13. es un relato muy duro y suena a muy real...la guerra.

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  14. Mercedes, la imagen es una de tantas, el hecho de ser en blanco y negro, quita mucho del dramatismo que conlleva.

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  15. Libelu, es un relato ficticio, pero sin duda ha habido escenas peores.

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  16. Solo puedo pasar a mandarte besitos!!!Me operé por segunda vez de los ojos y realmente veo bien poco...espero que con el tiempo mejore.Pero no quiero que pienses que desaparecí por eso te mando estas letras ok???las escribe mi hija:):)Mil besitos

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  17. El viejo tenía toda la razón. Dicen, que la ficción supera casi siempre a la realidad, pero hay realidades horrorosas, siendo lo más horroroso, que son gestadas por la mente de los hombres.
    Salu2.

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  18. Hay situaciones que sólo el que las ha vivido puede imaginarlas. Me ha recordado la serie HErmanos de Sangre donde al final de cada capítulo salían los soldados reales, ya anciuanos, explicando las vivencias. Y es entonces cuando te das cuenta lo poco que se respeta a los ancianos en esta sociedad.

    Eran/son héroes con mayúsculas, vivieron y sufrieron lo que nunca (esperemos) experimentaremos y ahora son solo ancianos aparcados en un rinconcito de nuestra sociedad.

    Un abrazo (qué mal lo he explicado, no debo estar muy inspirado hoy)

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  19. Sese, esa serie tenía muy buena pinta, yo no la ví, porque mi horario es muy malo, pero si que me llamaba la atención.

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  20. ufff, otro naguara. siempre me atrapan tus historias como si fuesen reales, pasan por mi mente como una pelicula, al igual que Miros y otras de ti que he leido, muy buena. y ciertamente, si escuchamos a los "viejos" encontraremos mucho mas que lo que se muestra en las peliculas y parece ficciòn.

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  21. Muy buena historia Rubén! y qué fotografía, impresionante. Y eso fue real. Qué no regresemos a algo así.

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