Amanece el día 18 de diciembre de 2012.
Llevo toda la noche trabajando normal, pero cuando acudo a
las nueve menos cuarto a recoger al primero de los niños con síndrome de Down,
que llevo en el taxi cada día al colegio, este manifiesta miedo injustificado.
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¡Qué
“mieo”!- repite todo el camino. Llora, y hasta la lluvia le asusta.
No doy importancia a esto, a pesar de que todo el viaje es
atípico, y sin darme cuenta, me voy decidiendo por rutas diferentes a la de
todos los días.
A los pocos minutos de dejar a los niños en el centro, y de
despedirme de la acompañante que va con ellos, recibo la llamada de Mónica.
Mónica y yo éramos inseparables durante los 16 y 17 años,
íbamos al mismo instituto, estábamos juntos casi todo el día. Comenzamos a
salir juntos a los 17, y mantuvimos una relación agradable y divertida.
Descubrimos juntos muchos de esos juegos con los que solo habíamos fantaseado.
Todo terminó con un accidente de coche, ella estaba en su
pueblo por el verano, y de regreso de una fiesta, un grave accidente hizo que
perdiera la vista, pues los cristales destrozaron sus ojos. Yo, por mi parte no
la abandoné ni un minuto, pero ella no me quería a su lado, no quería salir más
conmigo, porque no quería que yo condicionara mi vida a su ceguera, y por más
que repetí que me daba lo mismo y que la quería tanto o más que siempre, ella
me dejó.
Que sí, que podría dejar de salir conmigo, pero nunca sería
capaz de dejar de ser mi amiga. Esto pasó hace 23 años, ahora tenemos 40, y
seguimos viéndonos de vez en cuando, aunque ella viaja mucho y no siempre está
aquí.
Hoy, me ha sorprendido, pues nada más sentarme en la
cafetería frente a ella, sin decir hola ni nada, como siempre que me huele al
llegar.
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Mira
Rubén. Lo que está pasando.
-
¿qué
está pasando?
-
¿no
lo ves?
-
No
veo nada, Mónica.
-
Escucha
bien, el viento lo dice, los pájaros también, hasta la nieve que cae lo dice y
lo escribe en mi piel al tiempo que se derrite. Las hojas al ser movidas por el
viento… cada perro que me cruzo, cada paso que doy… me lo dice… va suceder algo
terrible.
-
¡Venga
Mónica!, no me puedo creer que te creas eso de que el viernes es el fin del
mundo, o el fin de los tiempos como dicen los ingleses y los franceses. Es todo
una leyenda más. Se parece más a la mitología griega que a otra cosa, y nunca
creerías que existe un minotauro.
-
Pues
yo lo siento, acuérdate que sentí lo mismo días antes del tsunami, y también
días antes de algunos terremotos.
-
Pero
no puede ser…
-
Pues
yo siento un nudo dentro de mí, e incluso, el aire que respiro se nota
diferente…
-
¿Y
qué puede pasar?, un meteorito no, puesto que lo habrían visto venir hace años.
Un terremoto, afectaría a una parte del
mundo, pero no creo que supusiese el final. Puede que una gran erupción
volcánica provocase una extinción más, la quinta o la sexta, no sé cuántas van,
pero no de un día para otro. Un maremoto afectaría a zonas costeras. Una serie
de huracanes y tornados… Casi lo único que podría acabar con la humanidad en un
día, serían una serie de ataques y contraataques con armas nucleares.
-
Siento
algo raro, pero no sé explicarte.
-
Con
la cantidad de información que hay, no puedo entender que haya gente creyendo
eso del fin del mundo y construyendo bunkers por todo el planeta.
-
Entonces
no me crees…
-
Creo
que sientes algo, y que sucederá algo, pero no lo que temes. El final de la
vida como la conocemos llegará porque las erupciones solares son preocupantes y
los astrónomos son los que más bunkers están construyendo, porque los polos que
refrigeran la Tierra desaparecen a pasos agigantados, porque se está
desertizando y erosionando el terreno demasiado rápido, y si no que se lo
pregunten a la gente de las montañas de Etiopía o Venezuela. Porque se acumula
basura en todas partes, porque llegará un momento en que el sistema político
esté tan corrupto que se olvidará de la economía mundial y de la pobreza surgirá
una epidemia que asole continentes enteros.
-
¡TE
DIGO QUE VA A PASAR ALGO! –gritó Mónica.
-
Pues
claro que va a pasar algo… -digo- el día 21 será el fin del mundo, eso lo tengo
tan claro como que el día 22 me va a tocar el gordo de la lotería de navidad…
Fantastica la entrada Ruben.
ResponderEliminarSete echaba ya de menos, pero merece la pena esperar, que gran relato, de principio a fin... suerte con la loteria :)
Rafa, es que ya les vale a los mayas, mira que predecir el fin del mundo en viernes, que lo pasen para el lunes...
ResponderEliminarQue alegría de poder leerte de nuevo.
ResponderEliminarNo hay que tomarse estas premoniciones a la ligera... Nunca se sabe...
Te lo dice alguien que te escribe desde una fortaleza preparada para el fin del mundo. que! que no?
Sea donde sea donde me encuentre... Yo, ahí lo dejo dicho.jejeje
Un beso grande Rubén!!
FELIZ NAVIDAD!!!!
:D
La verdad es que no hay ninguna predicción maya sobre el fin del mundo y lo que si es cierto es el enriquecimiento de mucho "vivo" a cuenta de este tema, aunque yo ni quito ni pongo rey.
ResponderEliminarFenomenal tu relato Ruben.
Un abrazo,
Hombre, Rubén, a ti también te va atocar la lotería? Pues ya somos unos cuántos... y mira que yo este año estoy más que convencida!
ResponderEliminarHa estado bien este guiño a la pesadez del fin del mundo!
Abrazote!
;)
Nieves, no me fastidies que estás en una fortaleza? Yo tengo más miedo a la vida que a la muerte, así de claro.
ResponderEliminarSaudades, está claro que las inscripciones de los mayas se han usado más para enriquecimiento de algún listillo que para otra cosa. Pero tienes razón, no hay ninguna predicción sobre el fin del mundo.
ResponderEliminarEdurne, las probabilidades de la lotería son cada año más complicadas. ¿cuántos números más entran en el bombo? antes eran unos 60.000 ahora deben ir por los 100.000, cada vez es más improbable... pero de ilusiones vive el tonto de los c....
ResponderEliminarBuen regreso, Ruben, a mi también me coge mal el día escogido por los Mayas para el fin del mundo, me quedan muchas cosas por hacer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tejón, aquí en España no nos iba a gustar nada desperdiciar la noche más larga del año, que da mucho de sí.
ResponderEliminarSerá que no juegas, por eso estás tan seguro.
ResponderEliminarEl mundo se acabará cuando... toque. Mientras tanto, encantado de que vuelvas a escribir, y a esa amiga tuya que parece tener sensaciones extrasensoriales cuéntale como tú sabes, que la vida es bella.
Salu2.
Magnífico Rubén! cada día me asombras más!
ResponderEliminarVa el cariño! Y mis mejores deseos para la Navidad y el Nuevo año! (porque llegará el 2013 ... puntual!)
Pues yo lo del fin del mundo no me lo creo, pero que me vaya a tocar el gordo, ¡eso seguro! :) Muy chula la entrada, me alegra leerte de nuevo.
ResponderEliminarMe encanta leer tus historias. A ver si te pones ya y vemos algo publicado que tú lo vales. Y sería un puntazo que se acabara el mundo jajajaja
ResponderEliminar!!Hola,ruben!!
ResponderEliminarQ bueno q volviste,me alegro mucho.
Yo no tengo muy claro si algunas cosas son premoniciones,señales o solo se quedan en curiosas coincidencias.Lo de la lotería me apunto jajajaja.
Muchísimos besitos,Rubén,un placer volver a leer tus textos.
!1Por cierto,soy lady_celeste,vestida de google :)!!
ResponderEliminarAlfredo, si que juego, poco pero juego. Esa amiga se ha ido demasiado lejos, es un homenaje, murió en ese accidente, era el año 1989...
ResponderEliminarMercedes, el que yo te asombre a ti, es como si me presentasen a Gabriel García Márquez, no me lo puedo creer.
ResponderEliminarVir, no me hubiese esperado nunca que tu te creyeses eso del fin del mundo, es la mayor cantidad de maneras de malinterpretar una inscripción que no dice nada del fin del mundo.
ResponderEliminarEduardo, pues si quiero publicar, necesitaré tu opinión, y seguramente muchos consejos.
ResponderEliminarEsmeralda, ya te había reconocido en la foto de google, creo que la pusiste una vez en el blog.
ResponderEliminarLo siento Rubén.
ResponderEliminarSalu2.
Estimado Rubén:
ResponderEliminarSi pasado mañana sale para Marte, posiblemente nos veremos allí. Un abrazo navideño ;)
Muy bien escrito, Rubén, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarRealmente hay muchísima gente que piensa que pasará algo, en mi blog explico el caso real de un compañero de trabajo, totalmente convencido de ello. ¿Será verdad? Lo bueno es que más pronto que tarde saldremos de dudas...
Chuan-che ya estoy por aquí, levanta la mano que te pueda ver...
ResponderEliminarJuan Antonio, puedes decirle a tu compañero de trabajo que sucederán muchas cosas, pero que el fin del mundo será para otro día...
ResponderEliminarPues vaya mierda que se vaya a acabar el mundo, y encima que se acabe mal, porque lo cosa está mu mal!!!
ResponderEliminarY yo con estos pelos!!!
Saludos
Tu historia me ha conmovido, es super enternecedora, me puso los pelos de punta.
ResponderEliminarSabes?No creo que vaya a pasar nada el 21, no acabará el mundo, pero por desgracia seguro que tampoco me toca la lotería, así que tendré que sobrevivir a esta vida, y no porque pase una hecatombe, la hecatombe ya esta sucediendo y sobrevivimos cada dia, sin necesidad de que los mayas nos digan nada.
Besitos mediterráneos y felices fiestas.
Sese, la cosa está... jodida, jodida.
ResponderEliminarYo también ando con los pelos "alborotaos"
Gala, tienes razón, estamos sufriendo un hecatombe social y económica, solo nos queda saber cuánto más vamos a soportar.
ResponderEliminarPues claro Rubén, mi mayor fortaleza es mi casita, aquí estoy leyéndote después de haber pasado un rato en la pelu, que el mudo se acabará pero mañana tengo el cumple de mi hermano, el domingo otro almuerzo y el lunes la super cena, así que hay que estar bien preparada.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Pues Nieves, pon una foto a ver qué guapa quedaste...
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