FRAN Y PACO
Eran un grupo de adolescentes como cualquier otro, a veces había disputas, discusiones, y desavenencias que pronto caían en el olvido.
Excepto dos de sus integrantes, que se odiaron desde que nacieron, los dos se llamaban Francisco, por culpa de sus madres, vecinas de toda la vida, que no dieron su brazo a torcer y esa fue su manera de desafiarse.
Por tanto uno era Paco y otro Fran, la enemistad de sus madres, se fue incrustando en sus hijos que se odiaban cada día más, rivalizaban por todo, en el deporte, en los juegos, en el instituto, y al llegar a sus casi 18 años, habían llegado a un punto en el que no podían ni verse.
Pero compartían los mismos amigos. Al principio sus amigos, se veían afectados por sus peleas diarias, y el grupo se rompía en mil pedazos. Finalmente, pasaron de ellos y sus peleas no les afectaban. De ese modo, muchos días, con la nariz sangrando uno y el ojo hinchado otro, no les quedaba más remedio que estar juntos en la misma mesa tomando una cerveza, ignorados por sus propios amigos que reían a su lado.
Su rivalidad, les había hecho ser los mejores en varios deportes, sobre todo en fútbol y natación.
También se les tenía por unos “peleas”, y la gente les tenía cierto miedo y respeto, aunque a decir verdad, nunca se habían peleado con nadie, solo entre ellos, pero claro, eso sucedía todos los días. Varias veces habían terminado en urgencias.
Y eso que nunca se habían encaprichado de la misma chica, porque… capaz de matarse.
Fran tenía una novia preciosa, no era del grupo, pero ese era su mayor triunfo sobre Paco, lo que más le hacía sentirse por encima, Paco no duraba mucho con las chicas, a lo sumo tres o cuatro meses, y en ese momento, estaba sin chica.
Paco no tocaba el tema de las novias porque sabía de su inferioridad, estaba perdido, nunca había tenido nada tan serio como Fran. Por eso, cuando descubrió un día por casualidad a la novia de Fran con otro, sintió como una especie de victoria. La vio con el otro lejos de su barrio, el estaba esperando a su madre a la salida de un centro comercial cuando les vio, y se pasó toda la noche pensando en cómo espetarle a Fran la noticia.
Pero no encontraba el momento, Fran idolatraba a esa chica, ni Paco se atrevía a tocar ese tema, porque seguro que Fran se iba a poner como un loco y seguro que volvían a urgencias.
El destino obró por su cuenta. Un día en que salían de un campo de fútbol tras un partido que habían ganado, cuando jugaban se entendían a la perfección, eran una pareja formidable, lo cual no les acercaba como amigos, cosa que no entendía nadie. Fran recibió una llamada, el móvil apenas sonó y ya contestó. Paco le miraba. El semblante de Fran cambió de la ternura que le producía la voz de su novia a la palidez más absoluta, a la desesperación, a la impotencia, reprimió el llanto solo porque Paco estaba delante. Su novia, su leiv motiv, le había dejado.
Paco no sintió la victoria esperada, se puso en el lugar de Fran, pero no podía entenderlo, porque nunca había amado a ninguna chica de la manera que Fran veneraba a su novia. Le veía tan abatido, tan derrotado y tan humillado como ninguna de las peleas que le había ganado.
La tristeza no pasó desapercibida por el grupo, que, como Paco no decía nada ni discutían por nada, pensaron que ya se habían peleado en el partido, y de nuevo pasaron de sus cosas.
Cuando se iban, Fran tomó otra dirección, y se encaminó a la cancha de baloncesto, allí se sentó en los grandes escalones de cemento que hacían las veces de gradas. Hacía frío, el viento soplaba fuerte, y el hundió la cabeza entre sus rodillas, para protegerse. Recordaba cómo consiguió a aquella chica, siendo el mismo, con gracia, alejándola de Paco, y sin pelear con él nunca delante de ella, lo cual, ahora caía en la cuenta, había sido posible, porque Paco nunca provocaba peleas cuando estaba con ella.
Recordaba su olor, su voz, las palabras susurradas en aquel mismo trozo de cemento donde se encontraba, sus caricias, sus primeras maniobras amorosas, descubriéndose a ellos mismos, siendo autodidactas como todos en la primera vez. Por eso no acababa de imaginársela con otro, no podía evitar que las lágrimas rodasen por sus mejillas ¡si Paco me viera así! Sería mi perdición… pensaba.
Y Paco le veía, venía de frente a él. Fran ocultó su cara entre las rodillas de nuevo para que no le viese llorar.
Paco sabía lo que estaba pasando Fran, se sentó a su lado sin decir nada, sacó un pack de seis latas de cerveza y abrió dos, ofreció una a Fran y se quedó la otra.
No se dijeron nada, bebieron a pesar de que no bebían a menudo, se fueron a por más cerveza y se emborracharon del todo, sin decirse ni una palabra.
Se fueron a casa abrazados y cayéndose varias veces, se vomitaron encima, se mojaron cuando comenzó a llover, y solo hablaron para despedirse.
-¡Vaya borrachera que llevas, Fran!
-Mira quién fue a hablar.
-¿nos pegamos mañana?
-¡Vale!
Pero no se pegaron más. Pasaron los días, y las peleas se terminaron, se fueron acercando el uno al otro, y descubriendo que con su animadversión habían creado un vínculo extraño, que se había convertido en una complicidad más extraña aún que les hacía amigos por fin.
Dentro del grupo no se lo creían, no sabían qué había pasado.
Un día, el grupo tropezó con la exnovia de Fran, iba con un grupo de chicos con aspecto de matones, y el nuevo novio estaba cuadrado de gimnasio diario, de los que disfrutan en las peleas.
Ella susurró algo al tipo aquél, y este se dirigió hacia ellos, se encaró a Fran, y le dijo.
- Así que tú eres el mierda llorón que salía con mi novia.
- A ver si vas a cobrar… -contestó Fran- que yo no te tengo miedo.
- ¡Vaya mentira! –susurró Paco a su lado.
El otro grupo se dispuso a pelear, pero el grupo de Fran y Paco era muy pacífico, iban a cobrar todos.
- Ya os estáis largando todos de aquí. –dijo Paco- Que se va liar una gorda.
- Pero cómo os vamos a dejar solos –protestaban-.
- Luego venís cuando se hayan ido y nos lleváis al hospital, y si nos dan mucho llamad a una ambulancia.
Y así fue, cuando Fran se quiso dar cuenta, el único que había a su lado era Paco, se habían peleado mil veces, pero solo entre ellos. Cuando empezó la pelea, se dedicaron a noquear a los máximos rivales posibles. Pero la pelea se decantaba contra ellos sin remedio.
- Hoy si que vamos a cobrar Paco.
- ¡Ya te digo!
Quedaron hechos polvo, pero no tanto como se esperaban, cuando el otro grupo se fue, estaban mucho mejor que cuando se peleaban entre ellos. Parecían dos bobos mirándose en un gran escaparate y riéndose a pesar de los labios partidos y de las muecas que provocaban sus sonrisas.
- Fran, se va a pensar mi madre que ahora pegas como un niño pequeño.
-Pues anda que la mía, se creerá que me caí de la bici.
Cuando llegaron sus compañeros diciendo que habían llamado a la policía, no les quedó más remedio que marchar todos corriendo, ¡pero si no tenían casi nada! Fran y Paco no paraban de reírse en la cancha de baloncesto, mientras dos chicas del grupo les curaban las heridas. Quien dice curar dice “el sana culito de rana sino sana hoy sanará mañana”, porque heridas, heridas no tenían muchas, eso sí, amigas las tenían y de las mejores, de esas que están ahí de toda la vida, y nunca te habías parado a pensar que te quieren a pesar de ser tan bestia de meterte en una pelea que sabes que vas a perder.
El final de la guerra entre los dos, ofreció un buen ambiente en el grupo que se reafirmó justo en ese momento en que los grupos de amigos empiezan a disgregarse y a tomar caminos diferentes.
Porque olvidarás de con quién te has reído, pero nunca olvidarás de con quién has llorado.
algunas buenas y autenticas amistades empiezan así, con rencillas y malos modos, pero luego suelen ser las mejores amistades.
ResponderEliminarme gusto mucho este relato.
Eddie, me alegro que te guste, a mí, por el contrario, no me convence, tenía otra cosa en mente, pero derivó por aquí.
ResponderEliminarDicen que la adversidad es donde aparecen los amigos de verdad.
ResponderEliminarPaco y Fran son un ejemplo de ello.
Besos, Ruben.
No sé qué otra cosa tenías en mente, pero esta historia salió sensacional!
ResponderEliminarCariños!
Estar con alguien en las alegrias es fácil... lo dificil es estar en las malas noticias o en los momentos dificiles.
ResponderEliminarAhi es donde se ve la verdadera amistad.
besitos mediterráneos.
Lo que me sugiere que somos como nos educan, y una vez adiestrados en el odio es difícil descubrir el amor, la amistad.
ResponderEliminarGracias a Dios quizá algo anida en nuestro interior que nos enseña el "recto camino".
Saludos
Zarzamora, si después de un mal trago, la cuerda no se rompe, al final, se refuerza.
ResponderEliminarMercedes, tenía en mente algo muy diferente, pero el relato tomó vida y a partir de ahí... venció.
ResponderEliminarGala, a eso me refería, en que a veces, se queda a tu lado la persona que menos te esperas, como en aquella peli de Julia Roberts "Quédate a mi lado"
ResponderEliminarSese, como Romeo y Julieta, si la idea vino a mi subconsciente por culpa de ese inglés, bienvenidad sea (aunque sea inglés, también me influye "Rinconete y Cortadillo")
ResponderEliminarEsa última frase es genial y totalmente cierta!
ResponderEliminarEl relato es magnifico, con ese momento de "homor" - ¡nos pegamos mañana?- vale. Ha sido lo mas!!!
En esto del amor nunca se sabe, lo puedes encontrar donde y cuando menos te lo esperes.
Besos :D
Ruben una historia muy buena y ejemplar, en las duras batallas es donde se forjan las grandes amistades y ellos estaban condenados a entenderse.
ResponderEliminarUn abrazo,
Nieves, por supuesto, la última frase no es mía, la escuché en algún sitio hace mucho tiempo ya.
ResponderEliminarSaudades, a veces ocurren estas cosas, cuando tienes un enemigo en común no te queda más remedio.
ResponderEliminarGenial ruben me encantaaaaa, estas historias que parece que ya no existen me vuelvennn locaaa.La amistad a veces surge donde uno menos se lo espera y mira tu por donde...tantas peleas y al final..amiguiñosss jajajajajjaja.Genial ruben se notaba que faltabas estos dias!!!!!!Biennnn.besitossssssssssss
ResponderEliminarMe ha encantado la historia,Ruben, y se puede aprender mucho de ella.
ResponderEliminarSaludos.
Midala, hay semanas que no puedo estar por aquí, son muchas cosas para mi solo.
ResponderEliminarTejón, a veces no se aprende nunca.
ResponderEliminar¡Ay, lo que une una buena borrachera! ;)
ResponderEliminarVir, a veces se necesita un ingrediente que desinhiba todo el entramado de protección que construimos a nuestro alrededor.
ResponderEliminarUna muy buena historia Ruben. Cuantas veces se paga el enfrentamiento de los padres, cuando los hijos no tienen nada que ver.
ResponderEliminarLo bonito de todo es que según he ido leyendo desde el principio, pienso que Fran y Paco, no tenían mucho motivo porque pelearse, más bien ya lo hacían por inercia.
Muy buen proverbio " Porque olvidarás con quién te has reído, pero nunca olvidarás de con quién has llorado" y tanto...
Me ha gustado un montón.
Muchas gracias por tu visita
ResponderEliminarHa sido un placer disfrutar de
Tu presencia y de tu bonito blog
Te deseo feliz ya casi fin de semana
Con tu grata amistad me despido
De ti con mi afecto.un beso y
Un cálido y entrañable abrazo
Marina.
Soledad, gracias, a veces, cierta animadversión viene sola, sin saber por qué, pero ves algo malo en alguien que los demás no ven.
ResponderEliminarUna buena historia, tan real como la vida misma. Te contare que cuando tenia 15 años en mi clase habia una chica a la que tenia mucha mania y no la conocia lo suficiente para saber porque. Un buen dia empezamos a hablar...y llevamos 30 años siendo inseparables. La vida es asi nunca sabes donde surgira un buen amigo.Un bessito
ResponderEliminarMen, me alegro de una amistad tan duradera, es un tesoro cualquier amigo, pero estos así, lo son especialmente.
ResponderEliminarMarta, verás, esa misma observación la ha hecho mi mujer. El tema es que mis limitaciones están ahí, no fui a la universidad, no soy un escritor, ni siquiera estoy al nivel de la mayoría de la gente que lee mi blog.
ResponderEliminarComencé a poner mis relatos en un blog como terapia... Escribo porque me divierte, pero soy consciente de esas limitaciones.
Dos grandes amigos encubiertos, sacados a luz por una mujer. Buenisimo. un abrazo
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