Cada día era el mismo recorrido, salir de casa, bajar por la carretera hasta la altura del puente viejo, y comenzar a correr cruzando los prados y los maizales hasta llegar al rio, y seguir corriendo por su margen, hasta llegar al último de los plantíos, donde, cansado y extenuado, me sentaba y lloraba mi amargura y mi fracaso, donde cada día me proponía a mí mismo no llorar más, pero que, una vez allí al día siguiente, el recuerdo inundaba el lugar y mi corazón no podía con tanto peso. Me daba lástima no poder corresponder con amor sincero en mis relaciones efímeras. ¿Cuánto duraría?
Y como cada día, salí a correr, y no pensaba en nada, y a la orilla del río, la proximidad del agua fría y la soledad del sitio en que tanta gente se bañaba en verano, me llevaban a un estado de calma, que me sorprendía cada vez que llegaba allí. Y seguí corriendo hasta caer sentado en el mismo sitio de todos los días, mirando los remolinos que se formaban entre las peñas del río. De pronto, cuando levanté la mirada, al otro lado la vi, y me enamoré, era preciosa, era una mujer que había visto varias veces en mis sueños, y no sabía con certeza, si era real o solo una visión. Pero daba lo mismo, con tal de verla me daba igual, exactamente igual, las lágrimas dejaron de brotar, para instantes después, la felicidad provocara que nuevas lágrimas volvieran a rodar por mis mejillas hasta caer sobre mi pecho.
Sabía su nombre, pero no lo recordaba. Parpadeé y desapareció. Tardé mucho en irme de allí. Durante cuatro días más seguí viéndola, cada día ansiaba llegar a ese lugar y cada vez se quedaba más tiempo, y todo ese tiempo, yo me maravillaba con lo delicado de su cuerpo, sus curvas perfectas, su sonrisa, su pelo negro que tantas veces había acariciado en mis sueños, y sus labios… que ya había besado, eran lo más tierno que había besado porque eran los únicos que había besado por verdadero amor, y eso no lo había soñado. Mas no recordaba su nombre, dolía, ¡cómo dolía!, dolía no saber si era real, dolía el agua fría que me despertaba de mi ensoñación cuando, embobado con aquella mujer ágil y bonita, me metía en el río sin darme cuenta, ¡cómo dolía cuando desaparecía! Y no saber su nombre… ¡eso si que dolía!
Había quedado con mi novia actual, no la quería, y ella cada vez estaba más enamorada, no entiendo por qué. Tenía que dejarlo, mientras más tardase, más sufriríamos, y ella no se lo merecía. Me odió como todas las demás, y no pude reprochárselo, porque tenía motivos. Pidió sollozando que cambiase mi actitud negativa para otras en el futuro, y pensé “lo he intentado y no lo he conseguido, “cambia tu actitud negativa” pero… ¿Cómo? ¿Alguien puede decirme cómo?
Al día siguiente volví a mi trocito de rio, y allí estaba ella, feliz, ese día me miró, no era una visión, me sonrió, era real, se sonrojó, mi corazón estalló y la gravedad desapareció bajo mis pies, soltó una carcajada, ¿Cómo se llamaba? La oí reírse, ¡Tienes que ser real!, grité, ¡Di algo por favor!, volví a gritar, entreabrió los labios pero no dijo nada, desapareció, luego, pensé “nunca dices nada” y recordé cuantas y cuantas veces yo había escrito eso antes “nunca dices nada”.
Regresé al siguiente día, no estaba, esperé, pero no apareció, un día tras otro me senté esperando su presencia y no apareció, un día y otro, y otro, hasta que, desesperado pensé que la había perdido y que sería mejor olvidarme de ella, ¿la quería?, ¿la odiaba?, ¿Qué?, una cosa estaba clara, se llamase como se llamase, sí la había amado, la única que había amado, desesperado, golpeé el árbol más cercano, y entonces vi aquella inscripción en el árbol número 72 de aquel plantío que guardaba mis secretos, y mi más profundos sentimientos, allí estaba la inscripción, su nombre, y su nombre era el tuyo y ella eras tú, y… ¿sabes? Años llevaba allí esa inscripción que yo mismo había hecho, pero… cómo saber si te quería o te odiaba. Lo que supe, lo que pensé fue: ¿Qué pasará cuando vuelva a ver a esa mujer al otro lado del río? ¿Qué pasará cuando la visión se haga real por el verano y el río no lleve agua fría y yo cruce al otro lado? ¿Qué pasará cuando tenga a la mujer de mis sueños frente a mí y conozca su nombre? ¿Qué haré? ¿Me sonreirá de nuevo? ¿Me verá ella a mí? O… ¿Seré yo la visión? No lo sé, me he despistado, he perdido el hilo de los acontecimientos, pase lo que pase no me lo esperaré y me sorprenderá.
Me equivoqué, pensé que por fin había olvidado la imagen, que ya había superado los amores platónicos, y el agua fría me volvió a despertar, ensimismado, ¿Por qué? ¿Pero por qué?
Porque tengo mucha imaginación, por eso.
Solo queda regresar caminando con los pies mojados, ¡chof! ¡chof! Suenan mis pasos en el camino helado… Algún día, cuando tenga fuerzas, tendré que buscar esa máquina de sueños y destruirla para siempre.
Si la máquina es la misma para todos por favor no la destruyas, ¿qué haría yo cada noche sin mis sueños? ¿qué harías tú?
ResponderEliminarjaja! No Rubén. No podrás destruir la máquina! - Además, no te parece fantástico soñar así? y ahora mira, nosotros gozamos el resultado: TUS RELATOS!!!
ResponderEliminarCariños, feliz semana!
!!Hola Ruben!!
ResponderEliminarPreciosa historia, un buen post.
Hace tiempo leí esta frase ,no se de quien es,pero me gusto mucho y dice así: Los sueños son como las estrellas, es probable q nunca lleguemos a ellas, pero son la pauta q marcan nuestro destino.
Necesitamos soñar e imaginar,vivir con ilusión,aunque teniendo los pies en la tierra,pero la imaginación y los sueños son parte de nuestro ser,sin ellos estamos vacíos.
Besitos Ruben!!
Preciosooooooooo!!!!ese amor juvenil, por el que todos pasamos....hummmmm que bonito y tierno es!!!Ahora, el amor es distinto,maduro,sin sobresaltos jajajajjajaja,pero me hiciste recordar la epoca de cuándo conoci a mi marido, esas mariposas volando en el estomago,pensar si le gustas o no le gustas jajajajjajaja.Vayaaaa chorras que eramos antes...como cambiaron las cosas!!!!Meeeee encantoooo rubennn!!!Eres un crack!!!!!Millll besitosssssss
ResponderEliminarahhhhh deja la maquina del tiempo en su sitiooo no la toquesss!!!dejalo que sueñe, es precioso soñar....Besos milllll
ResponderEliminartsssst!! ni se te ocurra tocar la máquina de los sueños eh?
ResponderEliminarQue me encantan y me fascinan tus escritos.
Asi que disfruta de tus sueños y asi nosotras podremos disfrutar de tus relatos.
Y mientrastanto pues deja que el agua del rio vaya bajando, a ver que pasa, jajajajaja.
Un besote!
Genial. Deja esa máquina donde está!! ni se te ocurra destruirla... creo que si lo haces tendrás un montón de personas que pondrán tu cabeza en busca y captura...
ResponderEliminarNo es que quiera meterte el miedo en el cuerpo, pero tú verás..
Jajajaja... me ha gustado mucho la entrada.
Besitos mediterráneos.
Déjala no la destruyas, te proporciona bellos sueños y los trasmites genialmente. No la destruyas.
ResponderEliminarSaludos Rubén, un fuerte abrazo.
Hasta pronto.
Ni se te ocurra destruir la máquina, qué sería de nosotros sin los sueños, sin los amores platónicos, sin la magia...
ResponderEliminarSaludos
Por ahora, esa máquina de sueños parece que solamente funciona en base a lo que acontece cada día. Estoy esperando que trabaje sobre esos sueños premonitorios, que sueñes algo bonito, y que se cumpla al día siguiente.
ResponderEliminarSalu2.
Vir, si tu me lo pides, antes muero aplastado por ella que destruirla.
ResponderEliminarMercedes, es verdad, es irreductible, indestructible, que se yo cuantas cosas más terminadas en -ible.
ResponderEliminarLady celeste, nunca lo había oido, pero es verdad, son los sueños y la imaginación quien me salvan de la rutina, quien nos dan material para rellenar estos blog. son los sueños y la fantasía lo que nos hace afines a los blogueros.
ResponderEliminarMidala, no busques guardián para la máquina, sigo sin encontrar esa dimensión donde se esconde. No se cómo pero has adivinado que se trataba de un amor de la adolescencia, supongo que lo de amor platónico es demasiada pista para tí y tu intuición.
ResponderEliminarNoia, hace muchos años que el agua bajó, fue una decepción más, pero bueno. Si te gustan estos sueños, seguiré con otros, para demostraros que la máquina me tiene manía (esta entrada pensaba borrarla)
ResponderEliminarGala, no puedo destruirla, es como el libro de Harry Potter, creo que una parte de mí está dentro, y que solo conseguiría destruirme a mi mismo.
ResponderEliminarPluma Roja, si ese tiempo que con tantos matices nos describes estos días, no ha podido destruirla, mucho menos podría yo.
ResponderEliminarSese, los amores platónicos son invención de ese griego, si supiese cuanto daño me ha hecho, se hubiese callado su teoría.
ResponderEliminarAlfredo, algún día la máquina y yo llegaremos a un acuerdo, lo se.
ResponderEliminaryo pienso igual que los demas, no la destruyas... esa maquina me viene muy bien para superar mi realidad actual... otras veces soñaba, dormido y despierto, ahora mismo, ni capaz soy de eso.
ResponderEliminarseguro que un día te traera no un solo sueño bueno, si no varios.
Ay, Rúben! Fue tan hermoso! Hace tiempo que no comentaba, pero aunque ya lo sepas sentí que debía decírtelo! Me conmoviste, se ha vuelto uno de mis cuentos tuyos favoritos ^u^
ResponderEliminar... de la perdida Akane X3
Rubén no destruyas la máquina, con ella nos traes unos increíbles relatos que nos hacen soñar a todos
ResponderEliminarEddie, la realidad actual, es solo eso, actual, cambiará mañana mismo.
ResponderEliminarAkane, me emociona volver a ver tus comentarios, se que te gusta porque es del estilo de los primeros que publiqué, y que nadie más que tu ha leido.
ResponderEliminarEduardo, eres tu quien ha dicho "cuéntame tus sueños", pues bien, eso voy a hacer en los días sucesivos.
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