Seguidores

lunes, 25 de mayo de 2020

EL ASUNTO DE LA BURRA

Estaba Macario acariciando a la pobre burra, enferma desde hacía tiempo. Ni sabía los años que tenía, la compró cuando todavía no habían nacido las gemelas, y Juan era un renacuajo, y las niñas tenían 16 años y Juan 20, así que por ahí andaba la edad. Nunca se molestó en contar los años. Se moría y después de todo lo pasado juntos, le daba pena. Sabía que tenía que sacrificar al animal para que no sufriese más, pero no se decidía.
Ensimismado, no vio llegar al hijo del tratante de ganado, que ni mucho menos era de su gusto, le toleraba solo por ser hijo de un hombre que era su amigo desde siempre. 
El hijo del tratante, mofándose de Macario le dijo:
- A qué tanto pensarlo, si no es más que una burra vieja, lo que pasa es que te falta valor. Si te atreves a matarla ahora mismo, te pago lo que vale. 
Macario, viendo provecho en un acto que odiaba, pero que era inevitable, se decidió por fin, y de un fuerte mazazo segó la vida de su querida burra. 
- Ahora, ¡págame!
Pero el hombre se reía sin parar.
- ¡qué te pague! ¡Toma! - Y le lanzó unas míseras monedas--si no vale nada, da gracias que te doy esas monedas.
Macario, con las manos temblorosas y los ojos enrojecidos, dejó de mirar a ese hombre despreciable, no le salían las palabras, se agachó y siguió acariciando a la burra, como si aún siguiese viva.
Con el alboroto, salió María, su mujer, al ver lo que había ocurrido, la sartén que tenía en la mano cogió impulso, y terminó el sartenazo en la cara de Macario, que quedó sin conocimiento. Como quiera que el causante seguía riendo. Juan, el hijo, entró por la escopeta, y el hijo del tratante puso pies en polvorosa. 
Lo sucedido corrió de boca en boca. Sabiendo como sabía la gente del aprecio que esa familia tenía por  el animal, algunos no podían creer lo sucedido. 
Las gemelas llorando, reanimaron a su padre, que tenía la cara totalmente hinchada y amoratada por su lado izquierdo. 
Entre Juan y Macario, arrastraron el cadáver hasta el olivar, allí, hizo volver a su hijo a la casa, y se pasó la noche picando el terreno duro y seco. Enterró a su burra entre los mismos olivos que habían compartido durante 20 años. 
Al amanecer, sucio, molido y abatido, se enganchó a la noria e hizo de animal, llenó el aljibe, y se bañó. Tiritando por el fresco de la mañana, entró en la cocina. María, sin dormir, tenía la mesa aún preparada. Sacó la comida de la chapa, y se la puso delante. Apenas era capaz de llevarse, Macario la comida a la boca, así que María, le dio de comer, y le acariciaba con compasión, le dolían a María como si quemasen, las lágrimas que surcaban el rostro de su marido.
A la mañana siguiente, las monedas seguían allí tiradas, nadie las quería. 
Un vehículo con remolque se detuvo a la puerta, no venía el hijo del tratante, sino el viejo tratante, el amigo. Con 82 años, le tocó avergonzarse de su hijo. Bajó una burra joven del remolque, su propia burra, adquirida recientemente, y la introdujo en el corral de Macario. Al pasar sobre las monedas, las pateó y se esparcieron aún más. Se acercó a Macario y le abrazó como a un hermano, pues así lo consideraba. Antes de marchar, abatido, miró a María, ésta le tranquilizó con la mirada. Al pasar junto a Juan, además le puso en las manos el dinero equivalente al valor de un caballo. 
... Y por eso, queridas sobrinas, están ahí esas monedas, porque no las quiere nadie. Contaba Juan. Forroñosas, malditas, llevan escrita la humillación injusta e inoportuna a un hombre que amaba su compañera de trabajo. 

martes, 12 de mayo de 2020

LOS MUERTOS NO SON NÚMEROS

Parece que somos números. Y cada día miramos las estadísticas.
Los números deshumanizan lo que de verdad ha pasado, pero ya que nos ponemos a hablar de números, tengo que decir que asustan.
Vemos que bajamos de 200 muertos diarios y somos optimistas. ¡200 muertos! los mismos muertos que consternaron al país en el 11M. Que ETA, que tuvo al país en vilo durante 50 años, desde Pardines hasta el 2018, fueron ochocientas y pico víctimas mortales. ¡Y anda que no dolieron! ¡Y las de Atocha! 800 víctimas que han traído a España en jaque cinco décadas y ha sido la mayor preocupación de los ciudadanos durante mucho tiempo, y van y mueren ¡950! el 2 de abril, ¡en un día! 
Estoy comparando muertes violentas con muertes por enfermedad, pero, también duelen, y sigo comparando, cuánto se lucha por evitar las muertes por violencia de género, una por semana, que me parece mucho, y viene este virus y nos mata gente a puñados.
No son números, son personas, hombres y mujeres, y el hecho de que sea gente mayor, significa que es la gente más querida, los cimientos de esta sociedad de bienestar en la que hemos vivido y vivimos. Los que quedan.
Si lo he comparado con muertes violentas, ahora es justo decir que morir solo en un hospital, o en una residencia, después de estar varios días o semanas sufriendo y muriendo poco a poco, es igual de dramático que esas muertes, porque encima lo ves venir.
Mañana llegamos a 27.000 muertos. 300.000 en el mundo (China miente, Corea del Norte más, y algunos países no tienen ni idea de los que llevan).
Alemania lo hizo muy bien. 8.000 muertos. Una barbaridad.
Hay que ver los muertos, conocerlos en persona, haberlos tratado vivos, porque sino solo vemos números. Y parece que si solo vemos números no nos concienciamos. 
Está en nuestras manos. No hacer cosas irresponsables.
Noticias a diario nos dicen que somos unos ignorantes. No respetamos a nuestros muertos, y me da mucha pena. Lo que se ha luchado por parar esto, lo que ha costado, la ruina que trae, la incertidumbre de todos, y salimos sin preocuparnos de distancias, reuniones, botellón, etc. es injusto para los que más van a sufrir, que seremos más de los que parece.
El covid-19 ha matado el doble de gente que las bombas atómicas. 
Está bien hacer bromas, y no perder el buen humor, por nuestra propia salud mental, pero sin perder la perspectiva de este drama.
También me da pena la distancia que hay entre los partidarios de uno y otro partido político, parece la previa de la Guerra Civil, se necesita unidad, no reproches. Apoyos, no trabas. Ideas, no críticas. Harto de ver mentiras, bobadas, tonterías que no vienen a cuento, y casi nos pilla esto sin tener un gobierno constituido, por los pelos, hubiese sido el colmo (disputas que están beneficiando a los partidos nacionalistas)
Nadie ha sabido afrontar esto, unos lo habrían hecho peor y otros mejor, los que hay, lo han hecho así, si han hecho cosas mal, los ciudadanos en general tampoco lo hemos hecho muy bien. 
El 11S murieron 5,000, y cambió muchas cosas a nivel mundial, ahora se les mueren esos en dos días, nos quejamos y ellos tienen gobernando un país de 320 millones de personas a Trump, da miedo.
Yo, soy el primer irresponsable que el día 8 de marzo fui a ver el partido de mi hijo, de alevines, que solo estábamos los padres, pero que, ajenos a lo grave de esto, tomamos café todos juntos en un pequeño bar, los de un equipo y los del otro. No sabíamos lo grave que era, no podíamos saberlo, ni los del 8M, ni los de los partidos de primera, ni los de Vistalegre, ¡pero si todos pensábamos que era menos que una gripe! 
Si China hubiese dicho la verdad...
Si tengo que pensar en qué pasó, prefiero que lo del murciélago sea mentira, que no haya sido un accidente que se puede repetir. Prefiero que haya sido provocado, para que, los responsables, vean la barbaridad que han ocasionado, como en Hiroshima y Nagasaki, y no se repita nunca más.
Lo que se ve, no es que nos estemos haciendo mejores personas.
La actitud (ahí están las multas propuestas) deja mucho que desear, y el ejemplo, que es el legado que estamos dejando a nuestros hijos, se ve empobrecido de repente.
Se hace pesado. Más pesado se hizo a otros, a todos esos "topos" que vivieron hasta 1969 desde la guerra, encerrados, escondidos en zulos y escondites diminutos. Aparte de "Topos", hay más referencias: "Los girasoles ciegos", "Luna de lobos", la película "La vaquilla"... pero es que no leemos nada, y se nos olvida, y Anna Frank, y Papillón.
Ayer hizo 22 años que murió mi abuelo Meño, que por convivencia, me reñía mucho, y me repetía dos frases muy a menudo.
 Una: "Cuántos desengaños te tienes que llevar en la vida". y, sí, muchos llevo y los que me quedan.
Dos: "tenéis que llegar a pasar hambre"... 

Ya me he desahogado hoy.