Seguidores

miércoles, 16 de marzo de 2016

LA GUITARRA

El primer día en destino, estoy literalmente acojonado, nunca antes había estado en zona de guerra, y ese primer momento me impresiona.
Al día siguiente comienza la misión, que es avanzar por la zona intentando desalojar los edificios antes de los bombardeos.
Ya el primer día, una bomba me sorprende, nadie la ha lanzado, la han dejado esperándonos. Un edificio se derrumba delante de la multitud que hemos reunido, la pared cae hacia la calle, el suelo del primer piso bascula todos los enseres hacia la calle, y sobre todos ellos, sale dando tumbos una guitarra española que estaba encima de una armario.
Dos adolescentes se pelean por ella, y parece que la guitarra terminará rota.
Intervengo, y les convenzo para que dejen la discusión y compartan la guitarra hasta estar a salvo. Obedecen y continúan camino.
Los días siguientes, seguimos con la misión, A veces, conseguimos el objetivo, otras, los bombardeos llegan antes, y lo que encontramos es desolador, pues todo está destruido.
Cada día cambia el heterogéneo grupo de gente que acompañamos fuera de la zona, y cada día, la pareja de adolescentes, es mi único referente, si les pierdo de vista me pongo nervioso.
Estoy siempre pendiente de ellos. En las noches se oye la música meláncolica de la guitarra y la bonita voz de ella, supongo que el toca. Ni me había fijado en que uno de ellos era una chica.
Se mantienen unidos por la guitarra, y el día que no se escucha su sonido, no puedo dormir pensando si les habrá pasado algo. Curiosamente, el resto de la gente me pasa desapercibida, no me fijo en ellos, solo veo gente.
Día tras día, es igual, algunas veces nos esperan francotiradores, y las bajas son difíciles de llevar.
A las dos semanas, la funda de la guitarra está deshilachada, y tiene una agujero de bala, que unido al hueco que dejó el derrumbe cuando la encontraron, hace que su sonido sea de poca calidad, aunque se ve que son buenos músicos, no osbtante, estaban al lado del conservatorio, seguro que eran alumnos.
Observo su relación de cerca, no sienten ninguna atracción física, sin embargo aman la música y la guitarra es su piedra de toque. Se han hecho amigos inseparables, y empiezan a chapurrear mi idioma, ya que a mí el suyo se me hace muy díficil de aprender.
A medida que pasan los meses, ellos, indefectiblemente, optan  por seguir la ruta que yo siga. Mis compañeros ya les consideran como de la familia, y parece que somos sus padrinos, o que les hemos adoptado.
Cuando llega el día de mi vuelta a casa, no puedo soportar separarme de ellos. No puedo apartar la mirada de la guitarra, ya no hay rastro de la funda roja a cuadros inicial, tiene varios golpes, le faltan dos cuerdas, y tiene parches por todos lados, un agujero demasiado grande hace que lo que suena, no sea ni remotamente aceptable... tiene la guitarra, medallas de guerra, balazos, parte de unas gafas se usan para sujetar una cuerda, y un casquillo sujeta uno de los lados de la correa. No parece una guitarra.
Los chicos también han sufrido, y su aspecto es lamentable. Es imposible llevármelos, y la pena que siento al dejarles atrás, es enorme, y no digamos ya, la pena de dejar a los que han muerto allí.
Les dejo mi dirección y mi correo electrónico por si, remotamente consiguen conexión a internet.
Ya en casa, recibo al mes una carta, parece que están bien, pero han quedado a la deriva, y se que vagan por la zona, expuestos a ser asesinados y cosas peores.
No aguanto, y pido volver al año. Me cuesta convencer a mis superiores, pero lo consigo.
Una vez que estoy de vuelta, no dejo de buscarlos.
Pasan las semanas, y apenas tengo pistas de ellos. Los campos de refugiados, están abarrotados, y pudiera ser que pase a su lado sin verlos.
Una noche, estando de guardia, escucho un cling monótono y una voz inconfundible.
Y por fin les encuentro, allí, mirándose uno a otro, la guitarra solo tiene una cuerda, y de vez en cuando palmean una lata para acompañar el sonido lastimero que sale de ella.
Cuando me ven me abrazan de tal manera que casi me aplastan.
Les recojo bajo mi portección. A esas alturas, todos mis superiosres conocen la historia. Me dejan retroceder con los chicos hasta una zona segura, hasta llegar al campamento base. No puedo llevármelos, así que no me voy, me quedo en la zona, incluso cuando las tropas regresan a mi país y la lucha ha terminado.
Vivo con ellos en una pequeña población en el norte de África, vivimos de lo que trabajamos, pero no falta nada.
Antes de que se fuesen, pedí algo a mis compañeros, y dos meses después, llega mi paquete.
Lo pongo en el suelo de nuestra modesta vivienda, y cuando se disponen a salir para actuar en un pequeño local de la población, se topan con los bultos... Son dos guitarras, no son las más caras, ni las mejores, pero son nuevas... Miro sus caras, y se que las lágrimas que caen no son solo por el regalo, saben que ha llegado la hora de irme, pues mi misión ha terminado, poco sospechaba yo aquel primer día, que mi misión era musical...


miércoles, 9 de marzo de 2016

COCHES DE ALTA GAMA Vs LA LECHE


Hoy es el sector lácteo. Ante las protestas de los ganaderos, surgen los comentarios de quien no sabe lo que dice.

Menospreciando a todo un sector. Es vergonzoso, dice un sabihondo que los ganaderos se han gastado el dinero de las subvenciones en coches de alta gama.

Las subvenciones, vienen a enmascarar los precios ridículos que tienen la leche y el cereal, lo que ha costado el precio del combustible de los últimos años. No ven, que estos precios son los mismos que hace treinta años, que si el precio hubiese crecido conforme al ipc, puede que no fuese necesaria ayuda alguna.

Se ha tenido que modernizar el mundo rural entero para poder soportar esta situación. Donde antaño se vivía con cuatro tierras y veinte vacas, ahora necesitas 25 Has. Y 100 vacas, y eso invirtiendo en maquinaria cara.

El campo siempre ha sido duro, lo sabemos bien. A quien lo critica, no se le puede perdonar.

Si te pagan la mitad por un litro de leche, que lo que cuesta en la tienda o supermercado, ya tienes mucha suerte, y eso si no tienes la desgracia de que te la dejen de recoger de un día para otro.

A quien lo critica, que diga a qué se dedica, que le pongo un ejemplo para que se identifique.

Yo me identifico con el campo, lo viví toda la vida.

Me identifico con quien se va a la ruina injustamente, pues ya tuve que vender los autobuses en diciembre de 2012, porque llevaban dos años quitándome rutas escolares ganadas en concurso público, y me las quitaron con un derecho de preferencia, a favor de ALSA. Que es ilegal, y que lo era entonces, que Bruselas ahora nos da la razón, pero que ya es tarde. Las empresas grandes, osease, los grandes empresarios del país, manejan el gobierno, tienen el poder.

También me identifico con quien se indigna con los comentarios en contra, pues tuve que escuchar de alguna persona, que se alegraba de lo que me había pasado.

En fin, lo que me pasó, no se lo deseo a nadie. Tener que deshacerte de lo que tus padres llevan manteniendo durante toda la vida. Que ya lo he dicho más veces, vale más el disgusto de nuestros padres por vernos así, que todo.

Y al que ha opinado sobre los coches de alta gama, varias cosas:

1.- Si es así, que venga al pueblo  y pruebe. A ver con qué coche termina.

2.- No se puede hablar sin saber de lo que se habla, y que nos diga a qué se dedica.

3.- Cuando traigan la leche de fuera, se va a enterar, que mire por su puesto de trabajo, que como los del campo compitan por puestos de trabajo en que ubicarse, van a saber lo que es capaz de trabajar y competir la gente de pueblo. Lo mismo te quitan tu puesto.

4.- Ya hice referencia la semana pasada al “tonto ibérico”, he aquí un claro ejemplo…

Ánimo, que es un sector más que se mete de lleno en el pozo, pero, cuidado, no es un sector cualquiera…

viernes, 4 de marzo de 2016

EL ABUELO

SANTIAGO
Mi casa está en lo alto del pueblo, es la más alejada, pero desde su posición se ve toda la carretera que da acceso a este único pueblo. También se ve perfectamente la parada del autobús, en el cruce, a un kilómetro y medio. Así que, cuando pasa el autobús, me suele pillar oteando el monte y las montañas con unos prismáticos. Es una costumbre que tengo desde la viudedad que me ha dejado este silencio alrededor, que, en algunos momentos me atiza sin miramientos.
Hoy se ha bajado una joven en la parada, lleva una mochila y una gran maleta de ruedas. Sigo su itinerario intentando descifrar quien es. Es joven, tiene el pelo castaño, recogido en una trenza un poco desastrada, quizá por el viaje... El caso, es que me resulta conocida, seguro que es descendiente de alguien del pueblo, pero no atino a dar con su parentesco.
Por un momento, pierdo de vista mi "presa visual", como suelo llamar a los animales que visualizo con los prismáticos "carísimos" que me he comprado hace un mes... La muchacha se ha adentrado entre las casas y no la veo, los prismáticos ya no sirven e intento localizarla a simple vista. Finalmente, sorprendido, veo que afronta decididamente, la subida hacia mi solitaria casa, la pendiente hace que la maleta se convierta en un ancla de tierra firme, así que, abandono la comodidad de mi otero, y bajo en su ayuda. Cuando llego a su altura, sigo sin reconocer a la chica, pero a esa distancia, ya puedo asegurar que tendrá unos 19  ó 20 años... Al acercarme, me mira sin decir nada, pero yo en sus ojos, y ella en los mios, reconocemos el parentesco.
-¿Abuelo? -pregunta.
- Pues si te llamas Sandra, seguramente sí, no podría asegurarlo, porque hace 15 años que no veo a tus padres.
- Sí. Pues eres mi abuelo Santiago.
A mis sesenta años, mantengo una buena forma física, cultivada en esa montaña que tengo a la puerta de mi jardín, pero la pesada maleta, me pone a prueba.
Ni recordaba a mis nietos ni a mis hijos, hijo e hija, que se fueron a vivir a 800 kilómetros, y que no volvieron ni al entierro de su madre, dolidos porque no quise avalar con mi casa sus locos proyectos de entonces. Por suerte, encontraron trabajo y no han pasado carencias. Se, aunque no me lo han contado ellos, que mi hijo me ha dado tres nietos, a dos de ellos no les he conocido, aunque tienen ahora 13 y 16 años, dos niños, hermanos de la venteañera que tengo delante. Mi hija me ha dado una nieta, que tendrá 14 años.
A Sandrá la ví hace quince años, cuando surgió la citada discusión.
Se lo que hacen mis nietos, porque un día, un chico que vino al pueblo, me registró en el facebook, con el nombre que le dio la gana, y busqué el apellido de mis nietos y de sus padres. Afortunadamente encontré a mis cuatro nietos, y sigo sus vivencias...
Por eso me extraña que la mayor se haya presentado a verme, ni siquiera debía de saber que tenía un abuelo.
------------------------------------------------
SANDRA:
Mientras me sube la maleta, mi abuelo va muy pensativo, no me hace preguntas, llegamos a la casa, y recoge unos prismáticos de una silla que hay en su puerta, introduce la maleta y prepara la mesa para dos. Me mira con esos ojos tan iguales a los míos, y no soy capaz de recordar una mirada tan llena de júbilo en la mirada de mi padre o de mi tía. Está a punto de llorar, porque en un momento, desaparece por las escaleras arriba y regresa  con la cara lavada.
No me atrevo a decir nada, es muy difícil, no puedo decirle por qué no hemos venido nunca a visitarle.
Huele muy bien, y tengo hambre, me indica el baño, me aseo y me siento a la mesa. Me trae agua y un pan que huele a pan de verdad.
La comida distiende el ambiente, y la conversación retorna.
- Me alegro mucho de verte, Sandra, sea cual sea la catastrofe, que te ha empujado a venir.
Y ahí, ya no puedo más, y le cuento mi vida, no estoy embarazada le contesto a su pregunta, no me he peleado con mi novio, le vuelvo a contestar, no he liado ninguna faena...
- ¿Entonces?
- Abuelo, descubrí en facebbok un "amigo" que no conocía, siempre conectado, "amigos en común": mis hermanos, mi prima y yo, le gustan todas nuestras cosas... tengo un amigo informático, y al final, salió esta ubicación... Intenté hablar con mis padres, pero la cosa terminó en una fuerte discusión...
- Tu padre y tu tía, están dolidos conmigo, porque no quise arriesgar la única cosa propia que tu abuela y yo teníamos, y que era el único legado que podríamos dejarles, ni siquiera vinieron al funeral de tu abuela...
- Lo se. Por mi parte, a mi me pareció injusto, y por otra parte, me pareció entrañable que estuvieras siguiéndonos por internet, sin atreverte a revelar que eras nuestro abuelo. No puedo pedir a mis hermanos y a mi prima que  me acompañasen. Pero yo soy mayor de edad, y desafiando a mis padres, he venido, les he dicho que me pasaba el otoño fuera en un master, hace tiempo que no les pido dinero.
- Se que te va bien, que tienes un estudio de fotografía a medias con una amiga, y que ya no vives con ellos.
- No tengo novio ni nada serio, así que no tengo nada que me impida venir, ya ha pasado la temporada de los reportajes de boda, y aquí estoy.
- ¿Has traído alguna cámara?
- ¿Alguna? - rió-- Unas cuantas.
- Pues ven.
Durante todo el otoño, mi abuelo me guió por el monte, las montañas y me llevó a todos los rincones que se le ocurrían, subíamos laderas, visitábamos cuevas, bosques, desfiladeros... las fotos que atesoré durante el otoño serían extraordinarias, pero los recuerdos vividos con el abuelo Santiago, cambiaron mi perspectiva de la vida para siempre.
Me obligó, literalmente a regresar con las primeras nevadas. Cuando regresé, fui la envidia de mi compañera de negocio por las fotos, y de mis hermanos y prima por todo lo que les desvelé.
Ese día de mi regreso, colgué una foto de mi abuelo y mía en la ruta de los calderones, en el desfiladero.
Mis hermanos se la enseñaron a mi padre, y hubo otra discusión, porque ellos y mi prima, estaban dispuestos a conocer a su abuelo a toda costa.
Puesto que ni mi padre ni mi tía, estaban dispuestos a una reconciliación, esas navidades, en secreto, invité a mi abuelo a mi casa, un pequeño apartamento. Hizo los 800 kilómetros que nos separaban, y allí conoció a sus otros nietos, y nunca vi a un hombre llorar tanto, ni a mis hermanos llorar delante de mí ni cuando eran críos. En cuanto a mi prima, se quedó encandilada con su abuelo...
Refugiados del control parental, visualizaron cada foto que el abuelo traía consigo de la abuela, y les habló de ella. Trabajo me costó que se fueran a sus casas.
Pasé la Navidad con él, mis hermanos y prima se presentaban en mi casa a todas horas. Y cuando llegó la hora de la despedida, los chicos estaban abatidos. Santiago, sin embargo irradiaba felicidad, llevaba el corazón lleno, y mira que le había tenido vacío...
 
 
 


martes, 1 de marzo de 2016

EL TONTO IBÉRICO

El tonto ibérico, es un espécimen abundante, cuyo caldo de cultivo es facebook, telecinco y otras redes similares.
Se le diferencia enseguida, por sus palabras o, peor aún, por sus "delicadezas" escritas en el muro...
Defiende lo indefendible, como si supiera de lo que habla.
Como no ha leído un libro en su vida, no es consciente de su ignorancia. Así que de nada sirve explicar a este individuo, que hasta Platón y Sócrates se consideraban ignorantes.(scio nihil scire).
Ni que decir tiene, que el latín no ha hecho acto de presencia en su vida, así que es mejor decir "solo se que no se nada".  Y que cuanto más aprendes y más lees, más consciente eres de lo mucho que no sabes.
El tonto ibérico, alimenta su estulticia, y se entrena cada día.
Y esto viene al caso por uno de estos especímenes, que encima siempre he tolerado porque me consta que su ignorancia, está justificada por las leyes de Mendel. Pero llega un punto en que se propone dar lecciones morales a gente que no le va a contestar, para no liarla.
Lo suyo, hubiese sido explicar la situación y el motivo de cierto artículo, pero, claro, es un tonto ibérico...
No se puede, es una persona, que cuando otro vehículo, le da un pequeño toque por la parte de atrás, en ciudad, sin consecuencias, se baja del vehículo, insultando y gritando, y ante la perplejidad del conductor, le da un puñetazo en la luna, rompiendo ésta. Ante la incredulidad del conductor, intenta golpearle, como quiera que están en el centro de la ciudad, la policia local interviene, y apenas es capaz de sujetarle. Todo esto sin mediar una sola palabra con el otro conductor. Y todo esto, delante de su hijo pequeño.
Pero es un tonto ibérico, así que, ahora, un año después de este altercado que presencio avergonzado de conocerle, viene a darme lecciones morales.
En fin, harto estoy de las "k" del facebook, de las confusiones entre "haber" y "a ver" de no distinguir entre el verbo "hacer" y el verbo "echar"... (voy enumerando los resquicios por donde van dejando su nivel cultural).
El tonto ibérico vota, a veces acertará, quien lo sabe. Hoy día en que el PSOE no es "obrero", el PP no es "popular", PODEMOS no "puede" y CIUDADANOS no sabe qué ciudadanos son...
En fin, llevo unos días aguantando el berrinche. me recrimina por poner en facebook, unas imágenes un poco dificiles de ver, por su dureza, pues se trata de un león matando a su domador. Reconozco que es un error compartir eso, y lo borro, realmente, es de mal gusto y está fuera de lugar en mi muro. Pero, claro, estamos hablando de un tonto ibérico. Comenta, muy indignado (es el primer comentario que me llega por su parte desde que está entre mis ¿amigos? /CONOCIDOS del facebook) que cómo puedo colgar eso en un lugar donde lo pueden ver los niños... Sin comentarios. Mis hijos ni se acercan al "face", queda en evidencia al dejar claro que comparte esa tarea con su hijo, que tendrá tres o cuatro años.
Pues bien, juraría que esta red social, supuestamente es para mayores de edad. Es cierto que hay miles de menores, pero también es cierto, que un niño de tres o cuatro años, solo tiene acceso a ella por medio de un adulto, Y que es responsabilidad de ese adulto lo que el niño pueda ver.
El tonto ibérico, abunda... cada vez que opina sube el pan... Y yo no debería entrar al trapo.
Por favor, yo en mi muro pongo lo que quiero.
Mi primer impulso fue eliminarme de esta red social, pero la verdad, es que tengo mucha buena gente, con la que solo tengo contacto por aquí.
Como no quiero liarla, lo escribo en el blog, al que llega gente un poco más leída, que sabe quien eran Sócrates y Platón. Y además, protegido, porque los tontos ibéricos, que pinchan en mi enlace, nunca leen el texto, si no hay fotos...
Ya eliminada toda la bilis que llevo dentro, siento lástima de mi mismo, por no tener más cultura y no haber llegado a la universidad, y no haber leído más clásicos en vez de tanto bestseller... y por eso soy un tonto ibérico más...

martes, 2 de febrero de 2016

Las de 25

-Qué guapa estás hoy!
-Seguro que cuando seamos viejos ni me miras.
- Para eso están las de 25...
- para qué?...
- Para mirarlas!

sábado, 30 de enero de 2016

El mago

Es un mago chapucero
Es un mago sin talento
Es un mago callejero
Que desaprovecha el momento

Transforma ilusión en decepción
Transforma la pasión en la rutina
Es un mago simplón
Nadie le aplaude ni le imita.

Es un mago que de todo duda
Convierte el oro en plomo
Y su trabajo en impostura
No atina ni por asomo

Es un mago torpe y triste
No hace magia con la boca
Con las manos... Insiste
No te vuelve loca

Rutina
Decepción
Lágrima
Tensión

Es un mago acabado
Es un mago sin varita
Es un mago apagado
Este mago desanima


viernes, 29 de enero de 2016

Decepción

Soy la decepción.
Soy la decepción?
Sí.
No lo vi.
No leí entre lineas.
No era yo?
Sí. Era yo. Dudando.
Y yo soy decepción.
Pensaba equivocadamente que no.
Vuela la intensidad demasiado rápido.
Y muero en la orilla.
No lo veo. Da igual. Ya es tarde.
Cuando lo descubro, duele.
Me duele!
Porque es lo último que quiero ser.
Una vez me resigno.
Pienso en redimirme.
Pero el momento, ya pasó.
Condescendencia.
Frustración.
Calor.
No.
Frío.
Atención.
Complacencia.
Elquetequieramasqueyoqueloescribamaspegado

jueves, 21 de enero de 2016

NADIE

Camina sobre la nieve que cae con intensidad, sus pisadas llegan hasta la nieve vieja caída durante los días anteriores, aun así, sus botas se hunden un palmo, y su caminar cada vez es más lento, el tiempo calculado para llegar al pueblo, ya no sirve, y la tarde pasa fugaz en busca de la noche que se precipita a su encuentro.
Improvisa unos guantes con unos calcetines que lleva en su mochila, y prosigue resignado el camino a casa.
Hace seis años que se fue, y no sabe qué se encontrará.
La tormenta arrecia, y la visibilidad es mínima, la nieve cae con intensidad, y el viento la precipita contra su rostro.
Tiene miedo de no recordar el camino, y más si cabe, con el manto blanco que lo cubre todo.
Ni los animales salen de su escondrijo, es una noche de lobos, y son los únicos que están a gusto con la nevada. La oscuridad y la nieve son perfectos aliados para su sostén.
Sigue caminando, poco a poco y con constancia, esperando no haberse perdido y anhelando ver las luces del pueblo cuanto antes.
Ya ha oscurecido, y empieza a desesperar, pues deberían verse ya las luces de  las casas, aunque con esta ventisca...
Va cansado, y los nervios y el frío están empezando a vencerle. Pero es un hombre de montaña, y sabe que no debe rendirse, así que no se detiene en ningún momento, agotará su fuerza antes.
De pronto, algo se mueve entre sus piernas, va y viene, y le roza, se aleja, y vuelve, en silencio, alborotando entre la nieve.
Está asustado, porque ya apenas se ve nada.
De pronto, se da cuenta, de que ha llegado al pueblo, y se ha introducido entre las casas, aunque no lo había notado porque no hay ni una sola luz a la vista. Corre, inconscientemente hacia su casa, con lo que sea siguiéndole y cruzándose una y otra vez y rozándole las piernas. Aunque su carrera es tan lenta que casi avanza menos que caminando.
Reconoce el pueblo, y se dirige hacia su casa, va perdiendo el miedo, porque lo que sea que le roza, no le hace ningún daño.
Colgada al cuello, lleva la llave de su casa, la única pertenencia que le queda del día en que se fue hace seis años.
Abre la puerta, no hay luz, seguramente, la tormenta ha derribado la línea. Busca a tientas el cajón de la cocina donde se guardaban las velas, y saca su encendedor. A la luz de la vela, se mira los pies mojados y la nieve pegada a sus botas, y entre ellas... aquel gato...
ese gato trasto y rebelde que nunca se dejó cojer, que ya desde que nació entraba y salía a su antojo.
Es su única bienvenida, y sospecha que el animal se alegra de verle porque no hay nadie más en el pueblo. Busca leña, y pone la chimenea temiendo que esté totalmente tapada, como aquel pueblo por el que pasó, y las cigüeñas habían anidado en una chimenea de una casa abandonada. Pero tira bien, y el fuego empieza a caldear la estancia, se ve, que su hermana y su cuñado vienen en verano, porque hay leña preparada, y la casa no está descuidada.
Se asoma a la ventana, y no consigue ver ni una sola luz.
Se confirma que está solo, pero se siente tan feliz de estar en casa, que no le importa, y encima ese gato huraño y malencarado, se ha vuelto, con la soledad, cariñoso y pegajoso.
Busca unas mantas, acerca el banco de la cocina al fuego, y se duerme con el gato entre sus brazos ¡quién se lo iba a decir!

Debió avisar, pero tenía miedo de su propia familia. Llevaba tantos años fuera, en su mochila llevaba una gran cantidad de dinero, todo lo que había sido capaz de reunir en ese tiempo.
Debió escribir alguna vez, debió telefonear, decir donde estaba, pero una vez que los días pasaron sin hacerlo, se convirtió en algo mucho más difícil de hacer.
Tenía suficiente dinero para solucionar la miseria de esa vida en un pueblo sin recursos. Llegaba tarde, pues ya todos se habían ido, y ahora, después de tantas penurias, se daba cuenta, que apreciaba más el peso del gato sobre su estómago, y el calor del fuego del hogar  en sus piernas, que el dinero de la mochila.
Aún vacío, su pueblo era su pueblo, y aunque estuviera sin gente, se sentía feliz allí.
Sabía que la despoblación se adueñaba de los pueblos pequeños y que solo tenían gente en verano.
Era el drama de la montaña, de los pueblos pequeños y de difícil acceso, de lo triste que es abandonar tu vida. Aquellos que perdieron su pueblo bajo las aguas de un pantano, lloraban todavía después de varias décadas al recordar sus casas, su escuela y sus calles, y sin embargo, otras personas, teniendo su pueblo en pie, se veían abocados a abandonarlo para sobrevivir. ¿hasta qué punto se hace difícil sobrevivir? incomunicados gran parte del invierno, sin escuela, sin medicamentos, sin luz a veces, la montaña se cobra su impuesto, y expulsa con dureza hasta al más duro de sus habitantes.
Son los pueblos pequeños, los de montaña, los que sobrevivieron a los romanos y a los árabes, y que no han podido sobrevivir a los tiempos modernos.


jueves, 7 de enero de 2016

NÚMEROS PRIMOS

El vuelo se retrasa, y el, se lo toma con paciencia. No le preocupa estar solo.
El vuelo se retrasa, y ella, se resigna. No tiene problema de estar sola.
Porque estas dos personas, son de esas personas extrañas, raras, diferentes... Hay personas aficionadas a la soledad, y personas expertas en la soledad, se sienten a gusto y rehuyen la compañía, no encuentran placer en una compañía que se alargue en el tiempo, y no ven la hora de quedarse solos con sus pensamientos.
Y el, absorto en sus pensamientos, se queda con la mirada fija en el libro que están leyendo al otro lado del pasillo, sin percatarse de que es ella quien lo está leyendo.
Y ella, ensimismada en la historia de ese libro.
Y el, que ha comprado ese libro hace apenas una hora, se fija, por fin en ella.
Y ella, con ese sexto sentido que tienen los solitarios, se siente observada, algo poco habitual y levanta la vista.
-Perdón -dice el- al venir al aeropuerto he comprado ese libro, para el vuelo, y me ha llamado la atención, no quería molestar.
-No es molestia -contesta ella- ha hecho usted una buena compra, es un buen libro.
-Me alegro, porque últimamente, no he estado muy acertado.
Ella se levanta y se sienta a su lado, algo que hasta a ella misma extraña.
El saca un par de botellines de agua aun cerrados y ofrece uno.
Ella acepta, y la conversación continúa por los innumerables temas de lectura, música, cine, etc.
Y van juntos a la cafetería, y vigilan las cosas uno de otro mientras van al aseo, y la conversación se alarga, y como el vuelo sigue retrasándose, comen juntos,  y juntos exploran los recovecos del aeropuerto, y sin darse cuenta, y olvidándose de que son solitarios profesionales, disfrutan de la compañía mutua, y se rien, y se miran, y al mirarse, no ven en el otro nada destacable, solo ven personas normales, del montón, de las que pasan desapercibidas... Y, sin embargo, las miradas ya empiezan a tener ese brillo... y la timidez innata, deja paso a un sentimiento nuevo, al flechazo, a ese corazón latiendo a todo ritmo, y poco antes de volar, se han cogido de la mano, se han besado con miedo.
Solo al estar sentados en sus asientos, lejos uno de otro, se dan cuenta, de que no se han intercambiado número de teléfono alguno, ni dirección, y asustados, ambos se dan cuenta, tarde, de que no saben el nombre del otro.
Solo a dos ejemplos claros de lo que Paolo Giordano llamó "la soledad de los números primos"  pudo pasarles esto.
Y en los meses siguientes, no paran de pensar el uno en el otro, pues para este tipo de personas, es muy difícil encontrar su media naranja, y cada intento es un doble salto mortal, y encima, ahora, con el obstáculo de tener otra persona en la mente.
Y durante más de un año, van y vienen, y se vuelven locos buscándose en los aeropuertos, y alguna vez creen haber visto al otro, en un bus, en la otra acera, pasar en un taxi, incluso en su mismo edificio de trabajo... pero niegan pensando que todo se debe a la obsesión de ver al otro.
Y cuando después de 15 meses, están esperando por su maleta, en la misma cinta, se ven, por fin, y sin mediar palabra, mirándose, se quedan petrificados, hasta que solo dos maletas quedan en la cinta.
Viajaban en el mismo vuelo.
Sin mediar palabra, se abrazan y se preguntan su nombre.
-Soledad -cómo no.
-Mario.
Y el abrazo tiene esa temperatura justa que tienen los números primos, esa intensidad justa, sin apretar, sin sobar, sin abordar, pero poco a poco, la comunión de ese abrazo les vence y se besan.
Y se dan su número de teléfono, y esta vez, se dedican a recabar información uno del otro.
-¿Venías de Bruselas?
-Sí, trabajo allí, hace tres años.
-Yo también, desde hace también por ahí.
-Yo en el edificio de la OTAN
-Yo en el Consejo Europeo.

Y así, se habrían cruzado el uno con el otro decenas de veces, como dos ciegos.
Pero solo los números primos se niegan a ver los flechazos, a comprometerse solo por impulsos, a creer en el amor primera vista.
Y se cruzaron en sus vuelos, y coincidieron en los aeropuertos.
Pero fue necesario estar más de un año sin verse, para darse cuenta de que eran el uno para el otro, y eso...
que a la media hora de conocerse, ya estaba claro.

Y se me vino este pequeño relato cogido con pinzas e improvisado mientras veía el videoclip de Macaco "coincidir"

https://www.youtube.com/watch?v=b3GyAtcoogc