Pasaban por delante de aquel caserón cada día a la misma hora, noche ya cerrada. Se ponía uno de puntillas, estirando el cuello, intentando mirar por esa boca negra que era la ventana más baja.
-¡No mires, no mires! -le dice un monstruo a otro- que puede haber fantasmas.
- ¡Qué va! si los fantasmas no existen.
(los monstruos si, yo tengo dos por aquí correteando, destrozando el orden efímero de mi salón. Porque los niños son así)
6 comentarios:
¡No mires, no mires!
¿Puede haber mayor invitación a mirar?
Hay que ver cómo somos
Saludos
El primer paso es reconocerlo (lo de que los niños son pequeños monstruos :)
Un saludo.
Sese, tienes razón. Eso es incontestable.
Si pones en tu facebook, "por favor no entrar en este blog", seguro que entran todos,(no se si probar)
Sue, mi hija mayor acaba de cumplir 5 años, nació un poco prematura, y a las 24 horas de estar en la incubadora, ya me dijeron que era una "guindilla", ya ves que pronto me di cuenta de lo de los monstruos. Mi hijo pequeño tiene 2 años, y la supera... ahora mismo me tienen molido.
son la alegria de la casa ruben!!No lo dudes ni un minuto,son lo mejor que tenemos.
te veo muyyy metido en blogpot cosa que me alegra por que...me es facil!!!besitoss
Bueno, estoy aprendiendo. Blanche me palnteó un reto, y para hacerlo abrí este blog. Y quiero llegar a más gente, aunque se que será una adaptación lenta. Voy a ir pasando poco a poco mis entradas a este.
Pequeños salvajes! jajaja
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