Seguidores

viernes, 6 de mayo de 2011

1.- ANGEL Y ASUN: ...ESE CURA NUEVOOO...

*Una vez superado cierto momento de transición en el que me ha costado empezar de cero, dejo a un lado las preocupaciones y los malos momentos, y voy a poner el relato que más ha gustado hasta ahora en mi anterior blog. Consta de 6 entradas, que iré poniendo poco a poco, y que espero que os gusten.
XXXXXXX
Allí estaba la Asun, retenida en el cuartel.
-O sea, -decía el teniente- que tu padre era rojo, tu madre también es roja, y tu hermano, si se ha tirado al monte como los lobos, también es rojo… Y sin embargo, tu dices que eres cristiana hasta la médula.
-Ellos son ellos, y yo soy yo…
-Y estarás bautizada, entonces…
-Si, estoy bautizada, y he hecho la primera comunión.-Mintió intentando ganar tiempo-.
-¡Qué pena!, que pena... que al cura le han matado esos que están con tu hermano, y no nos lo pueda confirmar… Pero en cuanto venga el cura nuevo, ya veremos como te libras.
-Mi teniente, -dijo uno- la podemos mandar de sirvienta para el cura nuevo. ¿no dice que es cristiana?
-Buena idea, Jacinto, que sea la criada del cura nuevo, y lo va hacer gratis, como es tan católica… Y como me entere yo, que el cura nuevo se queja, no te libra del rape de pelo y del aceite de ricino ni Dios.
Ahí llegaba el cura nuevo. Angel de Jesús, bueno, que le llamasen don Angel, porque vaya nombre. Ya desde niño, predestinado a ser cura, el pobre.
Siempre fue un niño muy bueno, y en el seminario, más querido no podía ser, porque bueno, no podía ser más bueno. Así que lo de cura le iba como anillo al dedo si no fuera, porque como hombre, le hubiera gustado poder tener algo con las mujeres de quien se había enamorado a lo largo de su vida. Esto de ser cura, tenía estos inconvenientes, y para colmo, el nunca eligió ser cura. Pero ya que lo era, nada se podía hacer. Y si acaso se enamoraba, pasarlo mal y a joderse tocan.
Cuando llegó, ya le habían destinado una sirvienta, y encima gratis, no se lo podía creer. Todo el mundo pasando miseria, y aun había gente con ganas de trabajar por altruísmo.
Luego se enteró de la verdad, y para colmo, la Asun, era buena chica, buena cocinera, y no le culpaba de su situación.
Ya los primeros días, se vió que se entendían a la perfección, ella le aclaró que no se pensase con derechos, por ser guapo y ella soltera… el aclaró, que no se pensase ella, que por haber falsificado el acta del bautismo y la comunión le debía un favor, que más favor debía el por cada día que comía tan bien.
Era un cacho pan, y entendía hacer el bien al prójimo a su manera, saltándose todos los tópicos sacerdotales, menos el de la castidad, que prefería no liarla…
33 años tenía cuando llegó, y al año de estar allí, ya era el pañuelo de lágrimas de todo el mundo, a pesar de que el cura viejo, había sido asesinado por denunciar a un chico, y encima habiéndose aprovechado del secreto de confesión, don Angel, era la antítesis de su antecesor.
Después de un año allí, era un vecino que provocaba una sonrisa en cada uno de los demás.
Y así le iba… siempre sin un céntimo.
Como aquella primera vez que se dedicó a falsificar bautizos a discreción, para que no la tomasen con las pobres mujeres, encima de haberse quedado solas con los críos.
O aquella vez, que le tuvo que comprar la cabra al vecino de enfrente para que pudiese pagar un dentista, y luego ni siquiera se quedó la cabra, que siguió donde siempre… dinero tirado. Si no fuese porque la Asun se las arreglaba para sacar de donde no había… cuantos días se habría quedado sin comer.
Ya llevaba un año allí, y como siempre, llegaba a final de mes con lo justito, de nada servían las advertencias de la Asun.
-Don Angel, acuérdese usted de lo de los zapatos por favor…
Es verdad -pensó- lo de los zapatos… En estos días la Asun le había pedido si podía conseguir unos zapatos con algo de suela para su hermano que estaba en la cárcel, y en mitad del invierno, se le habían gastado las suelas de los zapatos, y claro… en la cárcel sin dinero, malamente podía conseguir unos zapatos nuevos. Ni nuevos, ni viejos. Y Don Angel allí fuera, nuevos ni loco, y menos a final de mes.
Había dejado un billete, y venía con el a la tienda para ver si conseguía unos de segunda mano, bueno, de segundo pie…
Nada más entrar, se encontró a la Isabelita llorando a moco tendido.
-¿Que pasa hija? -preguntó-.
-Nada, que este mes… tenía que… haber parido una vaca… y con el dinero del ternero... -no paraba de hipar la Isabelita- íbamos… a poder tirar este mes… y la muy pu…ñetera… no ha parido…y… y… este… no me quiere fiar si no le pago.
-Bueno, mira, yo pago, y ya me lo devolverás.
Y claro que pagó, y le devolvieron como para tomar un par de cafés, ¡cuando se enterase la Asun…!
Ahora, ni zapatos viejos. Bueno, con dos cafés, pues al bar, a jugar la partida, a ver si se le ocurría algo.
Nada más entrar ya le dijo al tasquero con un gesto que estaba a dos velas. Este gesto, no lo hacía muchas veces, cada dos o tres meses, pero cuando lo hacía, el tasquero ya sabía: a dar las señas al cura para que ganase la partida.
Frente a don Angel en la mesa: el teniente. A don Angel no le importaba mucho si ganaba o perdía, pero cuando estaba pelado, había que ganar aunque fuese con trampas. Como normalmente, tantas veces ganaba uno como otro, el teniente no sospechaba nada.
-¡Ese cura nuevo! -decía- hay días que tiene inspiración divina.
¡Iluso!
Y ¿cómo hacía lo de los zapatos?, si el día de visita era pasado mañana, y no tenía un céntimo…
Al día siguiente, no paraba de pensar en los zapatos, que si no fuese porque el cura usaba un 40 y el hermano de Asun un 44, le habría dado los suyos, y el ya se arreglaría…
Veía zapatos hasta en sueños, solo de pensar en el barrizal del patio de la cárcel se le caía el alma a los pies.
Mientras decía la misa, estaba despistado. No podía dejar de pensar en los pu…ñeteros zapatos. Hasta se iba fijando en los zapatos de los feligreses.
Mira que zapatos tienen los ricos, y los pobres metiendo cartones en las suelas…
¡ENTONCES SE LE OCURRIÓ!
Esperó con impaciencia a que se hiciera de noche, menos mal que en invierno, a las seis de la tarde ya oscurecía.
No pasaban los minutos…
Cuando llegó la hora, se quitó la sotana, se puso una ropa vieja, y unos pantalones raídos. Se fue al cementerio, que estaba detrás de la casa parroquial, y solo se veía desde ésta. Y buscó el panteón del tio Severino. Se acordaba perfectamente, unos zapatos grandes y relucientes, hacía unos diez días… pero con este frío, seguro que no olía muy mal… y total, ¿para qué quería el tio Severino unos zapatos nuevos?… si iba al cielo, seguro que le daban los mejores, y si iba al infierno, se iban a quemar lo primero…
Descubrió la losa, se metió y se puso a cavar. Cuando le vió Asun que era la única que podía verle, se santiguó siete veces con todo lo atea que era. Y menos mal que nadie oyó el grito que dio…
Salió corriendo, rodeó la iglesia y entró en el cementerio.
-Pero padre ¿qué hace usted? ¿está loco?
-Vamos a ver tu quieres unos zapatos ¿si o no?. Venga vete para casa, y ya que me has visto, vigila que no venga nadie, que como me pillen en esta, me excomulgan fijo…
Y encima se puso a llover.
Era media noche cuando regresó a la casa, sin cenar, con la Asun allí todavía, (que allí se iba a quedar, porque vamos… si la veían salir a esas horas de la casa… lo que iban a pensar). Sucio, mojado, reventado, con las manos en carne viva, por la falta de costumbre. Y a ver si nadie se daba cuenta de nada…
Tan cansado estaba que se quedó dormido en la bañera de hojalata, el agua ya fría… Medio dormido le vistió la Asun, que en ese momento le quería más que a su padre. Le acostó en la cama… tenía algo de fiebre… A su lado se acostó Asun abrazándole.
El sintió su abrazo, no dijo nada, ni se movió, se quedó dormido…
Despertó muy tarde ya. Lo soñé -pensó al despertar-.
No le dejaban meter nada en la cárcel, pero bueno, algo se le ocurriría… eso… si era capaz de dejar de pensar en la Asun, porque por lo visto, los curas no se pueden enamorar.
A doscientos metros de la cárcel, guardó sus zapatos y se puso los del tio Severino, Dios le perdonase, y siguió andando, andando dando traspiés, con sus pies pequeños dentro de aquellos zapatones, con sus manos llenas de llagas, que había tenido que decir que se había quemado preparando el agua para el baño.
Entró en la sala de visitas, disimulando intercambiaron los zapatos, en doscientos metros ya le estaban haciendo rozaduras, de tanto que le bailaban los pies allí dentro. Se quitó los nuevos, se puso los viejos sin suela, y se dispuso a marcharse.
-Hoy se ha ganado el cielo, don Angel -dijo el hermano de la Asun-.
- Pero si tu eres ateo…
-Hoy no padre, desde hoy no… si estoy viendo a mi ángel de la guarda, como no voy a creer…
Salió el cura dando traspiés, entre el cansancio, lo que le sobraban los zapatones, y la imagen de la Asun metida en su cabeza, iba dando tumbos.
-Mira el cura, -dijo un carcelero- vaya eses que va haciendo, ¡qué borrachera lleva! ¡madre mía! ¡qué borrachera!… ¡ESE CURA NUEVOOOO….!
FIN… SE ACABÓ… NO HAY MÁS….¿alguien quiere más?

21 comentarios:

Men dijo...

Me encantooooooooo me encantooo me encantoooo!!!creo que es de los que mas me gustaron!!K tierno que bonito que dulce!!!!Me hiciste creer por un momento en la iglesia y me hiciste creer en todo lo que me enseñaron de pequeña y cuando fui creciendo deje de creer.Bravo por ti,fenomeno!!!!

Ruben dijo...

Midala, tu ya lo conocías, pero me alegro de que hayas disfrutado con esta segunda lectura.

Men dijo...

pues si ruben,aunque leas una cosa dos veces,te gusta igual que la primera.Y lo que pasa,es que yo tengo muy mala memoria y leo tantassss cosas que a veces no recuerdo ni lo que leo...+un besitooo

Ruben dijo...

Pues estupendo, gracias por como me estás dejando el blog, me gusta tener los libros cerca, aunque solo sea una imagen de fondo.

Alfredo dijo...

Hoy este, los demás ya irán cayendo, poco a poco.
Salu2.

Anónimo dijo...

Me alegra que te guste Rubén!!Al final...conseguí poner lo que más te gustaba te fijaste??estas contento??Pués me alegro!!!!Podemos hacer miles de cambio y miles de cosas distintas,si algo no es como tu quieres...solo tienes que decirlo y empezamos de nuevo!!!!!!

Tapatahapy!!!!!

Ruben dijo...

Alfredo gracias por pasarte, y además te has hecho seguidor, no se si te refieres a que ya irán cayendo poco a poco comentarios o curas.

Unknown dijo...

¡Quiero más!

Un abrazo de finde!

Marta.

Ana Galindo dijo...

¡Magnífico, querido amigo! Los ángeles de la guarda a veces están más cerca de lo que creemos. Basta darles una oportunidad.

Besos

Ruben dijo...

Marta, habrá más, cuando escribí esta entrada, no pensaba seguir, solo era esto lo que tenía en la cabeza, pero me pidieron más, y seguí hasta seis entradas y no seguí, porque no quería que Angel y Asún se adueñaran del blog.

Ana, tienes razón, siempre hay gente dando todo lo que puede.

Sese dijo...

Si es que en las peores circumstancias si rascas un poco puedes encontrar entre la basura buenas personas

Saludos (más que no tener un duro sería no tener un céntimo, pues un duro en esa época ya sería, no?)

dimeloquesientes dijo...

xiket!!jajaja
Holaaaaaaaaaaaa!!!!!!
como esta mi gente??
q tal ruben??
e vuelto a las andadas!!! espero que podais perdonar mi ausencia,pero entre que el blog esta ahi pero nadie lo visita ya y la pequeña perdida entre el laberinto de la vida pues como que....
bueno creo q me entiendes.
espero saber de ti.
Cuidate y avisa a midala q no se nada de ella, y me gustaria saber q esta bien.ok??

Un besO mu grandeeeeee.
Os espero en mi pequeño aunque inmenso de sentimientos, blog.

Ruben dijo...

Sese, tienes razón, sería no tener un céntimo, ni me he dado cuenta del anacronismo, lo voy a cambiar, gracias por la apreciación.

Mónica, ya que estás de vuelta, no estaría de más, que alguna vez leyeras la entrada en la que comentas.(aunque solo sea una vez)

dimeloquesientes dijo...

Oye que sepas que si lo e leido,lo unico q e estado liada con unos familiares de Bcn pues han llegado esta tarde para quedarse una semanita.
POR CIERTO e de decirte que hay una parte que me ha llegado muy hondo aunque en si todo es perfecto,el trozo de - guardó sus zapatos y se puso los del tio Severino, Dios le perdonase, y siguió andando, andando dando traspiés, con sus pies pequeños dentro de aquellos zapatones, con sus manos llenas de llagas, -
me ha llegado.

Sigue así,siempre me sorprendes,continua asi,aunque o me parece o nuse pero creo que ya lo leí.

Mercedes Vendramini dijo...

Sííí!!!! yo quiero más!!! Felicitaciones Rubén,qué buen relato! dime que continúa, ya que NECESITO saber qué más pasa o puede pasar!

Estoy emocionada y feliz. Una buena lectura nos deja saciada el alma!

Afectuosos saludos!

Mercedes.-

Miguel Ángel de Móstoles dijo...

De maravillas como esta, quiero todos los días (a ser posible).

¡Un abrazo!

Eduardo Fanegas de la Fuente dijo...

Madre mía con los zapatos! jajaja Buenísimo el relato!! Me ha encantado el relato y el cambio de aires del blog :-) si hasta el cursor hace chispas! Un abrazo!

Ruben dijo...

Mercedes, bienvenida, no sabes como agradezco cada comentario y cada nuevo seguidor, es como un regalo que me hace el día, un motivo para ser feliz. Hay cinco entradas más. Espero que te gusten, y al final, contaré algo de la persona que me ha inspirado en este relato.

Miguel Angel, maravillas se encuentran todos los días, si no es en este blog, es en el tuyo, o en otro, este mundo de los blog, me encanta.

Eduardo, el cambio de aires del blog, se lo debo a tapatihappy, que es quien lo ha puesto todo, porque yo no tengo ni idea.

Mónica, pues es verdad que lo lees, ya lo he comprobado, y si que lo has leido.

FIBO dijo...

Solamente decirte, que del escrito, es de lo mejor en este estilo que he leido, me has hecho reir a carcajada, he disfrutado como un enano leyendote, ha sido un placer y un honor entrar aquí maestro...tienes un estilo que me gusta y espero seguir leyendote...un saludo

Ruben dijo...

Fibonacci, ya verás si vuelves, que muchas veces flojea el estilo y todo el tinglado.
De maestro nada, para magistral tu relato de los dos amigos... es que es buenísimo.

El tejón dijo...

A mi no me importa que el cuento siga hasta que el cura nuevo tenga "sobrinos",jajaja
Muy bueno,Ruben.